La deuda en LELIQs marcó otro récord. A fin de año habrá más LELIQs que pesos

El Banco Central absorbió ayer $ 54.100 millones a través de las dos subastas diarias de Leliq. Así moderó la suba del dólar, pero el stock de estas letras alcanzó un nuevo récord nominal: $ 1.135.514.000.000. Aproximadamente 1,14 billón de pesos.

Con este ritmo de expansión vertiginoso, en los ocho meses de vigencia del plan Sandleris hizo que el volumen crezca 2,6 veces. Los analistas estiman que en diciembre alcanzará un valor nominal igual a la suma de pesos en circulación. Es decir, habrá otra base monetaria contenida a través de este instrumento. El acelerado crecimiento de este stock despierta preocupación porque demanda niveles muy elevados de tasa para sostenerse y constituye una enorme masa de pesos que podría presionar al dólar si empiezan a desarmarse los plazos fijos.

En el actual esquema de política monetaria -diseñado por el staff del FMI-, las Leliq son la clave para controlar la cantidad de dinero en circulación. El objetivo es generar un fuerte ajuste para contener la demanda de dólares: al mantener congelados los pesos en circulación, la inflación hace que se achiquen en términos reales. Con estas letras, que sólo pueden estar en manos de los bancos, se aspira el dinero necesario para cumplir esa meta a cambio de jugosos intereses. Las entidades toman los plazos fijos de sus clientes y los ponen a «hacer tasa». Ayer, el rendimiento anual promedio quedó en 69,9%. «Un nivel incompatible con la producción», al decir del propio ministro Dante Sica, porque desploma el crédito productivo y al consumo.

Esto encierra un círculo vicioso. Con la extensión del plan de «emisión 0», que fijó la meta de base monetaria en $1,343 billón hasta diciembre, el stock de pesos en letras crece por la propia necesidad de absorber los suculentos intereses que genera la supertasa. Más y más economistas -no sólo de la oposición- están diciendo en privado que en un momento no lejano el gobierno tendrá que hacer un canje forzoso de las Leliq por un nuevo bono a un plazo muy largo. Fantasmas del «Plan Bonex» de diciembre de 1989.

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