Hay más de 20 proyectos en estudio en la Argentina. Pero la actividad también enfrenta cuestionamientos ambientales.
Elemento clave para las baterías de los celulares, el litio despierta expectativas por el avance de los autos eléctricos y los dispositivos para almacenar energía solar y eólica. Por sus reservas, el norte de la Argentina integra «el triángulo del litio» junto con Bolivia y Chile, y hay más de 20 proyectos en estudio que podrían generar importantes recursos económicos. Pero hay cuestionamientos ambientales: protestas y cortes de ruta de comunidades indígenas que alertan por las consecuencias sobre las reservas de agua. Sobre estos temas habla el ingeniero Héctor Simone, presidente del Instituto del Litio de Jujuy.
Periodista: ¿Se puede hablar de un boom del litio?
Héctor Simone: Sí. En un año pasamos de una demanda mundial de carbonato de litio de 250 mil toneladas a 350 mil. Y se calcula que para 2023 esa demanda se triplicará. Hoy lideran el consumo las baterías para celulares, que representan un 70 u 80 por ciento del mercado, pero el desarrollo será exponencial por las baterías para autos y los sistemas de energía solar y eólica. Tenemos que estar al pie del cañón y prepararnos para el momento de mayor auge.
P: ¿En qué proyecto están trabajando?
HS: Estamos bastante avanzados en el desarrollo de litio metálico con azufre. Tiene casi 5 veces más densidad, lo que significa que una batería que pesa 20 kilos tiene la misma eficiencia que una de 100 kilos. Hoy los vehículos cargan mucho peso de baterías, un auto unos 350 kilos y un micro hasta 1.800 kilos.
P: ¿El mineral tiene otros usos?
HS: Tiene muchos usos industriales y también medicinales. Pero el mundo puso su objetivo en lo que tiene mayor impacto económico: el negocio hoy mueve u$s 6.700 millones. Y esto recién está empezando.
P: Están creciendo las protestas ambientales…
HS: Como en toda producción minera, existen cuestionamientos. Pero los hidrogeólogos dicen que los salares no son endógenos. Si bien tienen la sal arriba y hay que perforar 10, 100 o 500 metros para llegar a la salmuera, poseen un sistema de ingreso por los deshielos y una salida. No son lagunas que corren riesgo de secarse, tienen un sistema de equilibrio que se autorregula. Salvo que se saque salmuera de forma desmesurada, pero en los niveles de producción planteados no se afectan esos sistemas de equilibrio hídrico. De todos modos seguimos estudiando y haciendo investigaciones, hay que monitorearlos en forma constante.
P: Uno de los cuestionamientos es que afecta millones de litros de agua.
HS: Algunos piensan en recuperar el agua a través de membranas para reingresarla al salar, pero eso podría alterar el sistema de dilución natural de los elementos químicos. Cuando se saca un elemento y lo que queda se vuelve a agregar, afecta el equilibrio de los componentes. Sí se podría recuperar para uso agrícola o con otros fines. Al mismo tiempo estamos estudiando producir fertilizantes y otros derivados industriales con las sales que se generan en el proceso, como potasio y magnesio. Su acumulación no es contaminante, pero queremos sacar provecho a los productos secundarios para que el costo de la obtención de litio también se beneficie.
P: ¿El proceso consume además mucha energía?
HS: El sistema actual consume energía durante el bombeo. Luego la salmuera se lleva por cañerías a las piletas y al cabo de un año, o 14 meses, se llega al cloruro de litio o carbonato de litio por evaporación. Es un proceso muy lento, pero ya entonces no consume energía. En el caso de un proceso de electrolisis, sobre el que haremos pruebas piloto, sí se requiere más energía: hay que inyectarla para producir la separación iónica. Donde se realiza la extracción no hay redes eléctricas, en ese caso deberíamos obtener la energía de una futura ampliación de la planta solar Cauchari. Si no, será difícil.
Los autos eléctricos elevarán la demanda de litio los próximos años
P: ¿Se podrá producir de otra manera en el futuro?
HS: Como en toda tecnología, aparecen nuevos procesos. Un ejemplo es la energía fotovoltaica: los paneles solares de silicio eran carísimos y ahora bajaron mucho el precio. En paralelo, ya hay paneles de polímeros y cuando logren tener mejor eficiencia los reemplazarán. Con el litio es lo mismo: muchos centros de estudios del mundo aseguran que lograron tener resultados parecidos con el sodio. La diferencia es que el sodio lo encontras hasta en el agua de mar, está presente en contenidos altísimos y es mucho más barato. La tecnología avanza tan rápido que hay que aprovechar el periodo masivo de aplicación en un corto tiempo, no más de 20 años.
P: ¿Cuál será la clave para nuestro país?
HS: Desarrollar tecnología propia, si no seguiremos recibiendo los resabios. Y debemos apoyar la investigación para hacerlo en el tiempo indicado, porque si tenemos lista la tecnología del litio metálico azufre recién dentro de 4 años, ya lo habrán hecho antes en otro lado. Los países asiáticos se desarrollaron porque dejaron que EEUU pusiera fábricas, por la oportunidad de contar con mano de obra barata, pero luego vieron que podían hacerlo ellos mismos. Allí dijeron: “No somos solo obreros, vamos a formarnos”. Debemos hacer lo mismo, si no seguiremos vendiendo soja a granel y carbonato de litio por siempre.
P: ¿Hay chances de competir con gigantes como China?
HS: Siempre habrá competencia, es inevitable con compañías tan grandes. En volumen nos van a ganar siempre, por eso nosotros tenemos que buscar la tecnología de nicho. Las exportaciones son importantes para todas nuestras producciones por las divisas, pero tener un mercado propio que otorgue seguridad en la comercialización del producto ya sería una gran ventaja.