Consumimos mucha azúcar, porque está presente en todo tipo de alimentos, incluso en aquellos en los que no lo sospechamos. La ingesta promedio en el país de azúcares totales es de 114,3 gramos al día, más del doble de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud. Esta es la conclusión del capítulo argentino del Estudio Latinoamericano de Nutrición y Salud (Elans), que fue recientemente publicado por la revista Nutrition & Dietetic.
El trabajo evaluó el consumo de azúcares totales, azúcares añadidos y cuánto contribuyen al porcentaje de ingesta energética en 1.260 argentinos de entre 15 y 65 años.
Entre las conclusiones se destaca que, en promedio, el consumo de azúcares totales en Argentina fue de 114,3 gramos por día (representando el 20,6% de la ingesta total de energía) y en azúcares agregados, 90,4 gramos por día. La OMS recomienda un consumo diario de 50 gramos (12 cucharaditas), contando tanto la intrínseca en algunos alimentos como la añadida a preparaciones caseras o industrializadas. Esto es, que el azúcar no supere el 10% de las calorías diarias consumidas, considerando una dieta estándar de 2 mil calorías por día.
Del estudio participaron la Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Perú y Venezuela. En la comparación, nuestro país tuvo valores superiores al resto. “Tenemos un consumo de azúcar que es el más alto de la región, para totales y añadidos”, dijo Irina Kovalskys, médica pediatra especialista en Nutrición, investigadora del International Life Science Institute (ILSI-Argentina), a cargo del estudio en el país.
Otra de las conclusiones de la investigación es que la ingesta de azúcares agregados disminuye conforme aumenta la edad. Mientras que la población de 15 a 19 años tiene un consumo medio de 106 gramos, la población de 60 a 65, de 69 gramos. En cuanto a nivel socioeconómico, la ingesta es más alta en los sectores más bajos. “El azúcar en la Argentina es un comodity relativamente económico y puede suplantar otras fuentes de energia que son más costosas. Esto puede obedecer a cuestiones culturales, al precio de compensar la energía con azúcar o a cuestiones de educación”, analizó Kovalskys.
Si bien los hombres consumen más gramos de azúcar por día que las mujeres (123 versus 105), cuando se mira en el porcentaje de la energía que ocupan los azúcares, es superior en las mujeres que en los varones. Por último, en términos de azúcar añadida es la Patagonia la región argentina que lidera el consumo. “El sur tiene una alta prevalencia de sobrepeso y obesidad. Uno lo puede pensar por cuestiones climáticas –y la necesidad de energía a través del azúcar– y también cuestiones culturales”.
“Hay una asociación muy clara entre el consumo excesivo de azúcar y el incremento de la obesidad en primer lugar, pero también problemas metabólicos como la diabetes y la enfermedad cardiovascular. En el crecimiento de la epidemia de obesidad en el mundo tiene más relevancia el consumo excesivo de azúcar por sobre el de grasas, como se creía antes”, sostuvo Sebastián Laspiur, consultor nacional de Enfermedades no Transmisibles y Salud Mental de la OPS/OMS Argentina.
“El consumo de azúcar está corriendo en forma oculta. No es que la gente les agrega más azúcar a las infusiones. El consumo de alimentos ultraprocesados, por ejemplo, bebidas azucaradas, snacks, postrecitos y galletitas tienen una enorma cantidad de azúcar oculta. Por ejemplo, una botella de 600 ml de una bebida azucarada tradicional contiene 12 cucharadas de azúcar.” Para el experto es clave tratar de consumir más alimentos naturales y menos ultraprocesados y que el país avance en un etiquetado frontal de alimentos y bebidas que proteja la salud de la población.
Aunque Argentina es el país de la región con los niveles más altos de consumo de azúcar por habitante, el Código Alimentario del Mercosur continúa sin obligar a los fabricantes a declarar en el etiquetado nutricional de los envases la cantidad exacta de azúcar agregada que contiene el alimento procesado. “Así, el consumidor no está accediendo a esa información y por tanto no puede ejercer su pleno derecho”, le dijo a PERFIL Sebastián Laspiur, consultor médico de la OPS/OMS
Para el experto, es importante avanzar a un sistema de etiquetado de alimentos y bebidas que garantice la posibilidad de ejercer los derechos de los consumidores y proteger la salud de la población, en especial a los más vulnerables como los niños, niñas y adolescentes. “Una de las políticas que se estan impulsando y que desde la OMS estamos promoviendo es que los envases tengan advertencias sanitarias frontales que digan ‘alta en azúcar’. Esto está vigente en Chile, Perú y Uruguay.” En Argentina se está discutiendo en el ámbito legislativo y ejecutivo sobre qué sistema de etiquetado adoptar. Para Laspiur el etiquetado frontal de alimentos es el que ha mostrado ser el sistema de advertencias más eficaz para promover comportamientos saludables en la población.
El consumo de edulcorantes químicos como sustitutos del azúcar está muy extendido en nuestro país. Pero también hay quienes advierten de contraindicaciones en ese caso. Recientemente, el intendente de San Antonio de Areco sugirió en las redes sociales el reemplazo del azúcar por miel. La ventaja, en este caso, es que crea fuentes de trabajo en el interior para pequeños y medianos productores.