El país sin luz. Lo que se sabe y lo que se supone

Ayer domingo 16 de junio -«Día del Padre»- un gigantesco apagón dejó sin energía eléctrica a toda la Argentina y parte de los países vecinos durante toda la mañana. Unos 50 millones de personas se quedaron sin luz. El sistema se fue recuperando paulatinamente, y los medios hoy describen en detalle los problemas originados. Pero la misma magnitud de la falla hace que, hasta por una cuestión de seguridad nacional, las preguntas importantes sean: ¿Cómo pudo suceder? y ¿Cómo puede evitarse que ocurra en el futuro?

Lo que ya se sabe con certeza es que hubo un colapso total del Sistema Argentino de Interconexión (SADI). Se trata de un sistema de red interconectado, de 500 kw, que atraviesa el país desde las provincias del norte hasta Santa Cruz (la única provincia que no está unida a ese sistema es Tierra del Fuego). Y está conectado a las redes de países vecinos.

Así, el corte afectó a casi la totalidad de Argentina, parte de Uruguay, Chile, Brasil y brevemente a una línea de 220kV del Paraguay. Estos datos fueron proporcionados por la Entidad Nacional Yaciretá, que fue el primer ente en deslindar responsabilidades, y afirmar que no hubo ningún problema en la generación de energía.

La red SADI se nutre de energía gracias a generadores como Yacyretá, el Chocon, y otras centrales, algunas de ellas de energías renovables. El sistema tiene subestaciones, que reducen la tensión, de 500kw, a 320 kw, o 132kw. En torno a cada subestación se conforman las regiones que abastecen la demanda.

El sistema es administrado por la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (CAMMESA), cuyos accionistas son los generadores, los transportistas, los distribuidores, los grandes usuarios, y el Estado Nacional. Cada sector tiene el 20% de participación y forma parte del directorio.

La red es operada por transportistas y luego distribuida por compañías públicas (provinciales) o privadas. En el caso de la ciudad de Buenos Aires, lo hacen Edenor y Edesur. En el caso de la provincia de Buenos Aires, lo hacen EDEA y EDES.

Las causas:

Hasta ahora el presidente Macri y sus funcionarios han sido muy cautelosos. Sólo han dicho que es un «caso inédito», «un hecho muy grave», y que «será investigado a fondo». En Cammesa se informó: «A las 07:06 del día domingo 16 de junio se produjo un cortocircuito en la línea de 500 kV Colonia Elía – Belgrano», paralela a línea Colonia Elía -Nueva Campana, que está fuera de servicio por reubicación.

«Simultáneamente, y por causas que están investigando, se desenganchó la línea de 500 kV Mercedes-Colonia Elía. Si bien el sistema está preparado para soportar el desenganche de otra línea de 500 kV, en este caso se desengancharon dos líneas simultáneamente, ya que una estaba indisponible. Este debilitamiento anormal de la red de transmisión posiblemente desestabilizó las centrales de Yacyretá y Salto Grande y se perdieron sus aportes (alrededor de 3700 MW)».

La sobrecarga que se generó, sin embargo, debería haber afectado solamente esa zona, que son 3000 MW de demanda. Pero algo ocurrió, que hizo disparar todas las protecciones del sistema y para protegerlo se apagó la totalidad de la generación«.

Las fuentes que consultó el periodista Martín Bidegaray, de Clarín, son más incisivas: «Hacia adentro se admite que hubo errores en los circuitos que van desde las líneas de transmisión hacia las generadoras. En el sector eléctrico, nadie entiende cómo los operadores del sistema no lograron aislar la falla del Litoral -como sucedió varias veces en ocasiones anteriores-, para que el corte quedara restringido a esa zona, y no se extendiera por todo el país».

Los especialistas sostienen que la responsabilidad es de Transener, la empresa que controla la transmisión eléctrica, y Cammesa, la mayorista del sistema eléctrico que está bajo control estatal. Durante el gobierno anterior, del que el sector se quejaba del retraso tarifario, nunca llegó a concretarse un corte de esa magnitud. Transener y Cammesa debían manejarse en un diálogo permanente. Pero algo falló en esa comunicación.

«Problemas en las líneas de transmisión son habituales. Lo poco habitual es que este problema (sin crisis, sin alta demanda, en un día tranquilo) se haya convertido en tremendo apagón», detalla un especialista que pidió no ser identificado. «Si en la Secretaría de Energía no supieron minuto a minuto lo que estaba pasando, puede que alguien de Transener y/o Cammesa no les haya avisado o les ocultó información», puntualiza alguien que ya estuvo en esa relación y enfrentó otros sofocones con cortes.

Cuando salta o se interrumpe una línea de transmisión eléctrica por algún desperfecto, el procedimiento para detener los riesgos es automático. Pero hay alguien, un operador, que está al tanto de ese desajuste. Esa persona está en Transener. Esa firma es controlada por Citelec, una sociedad cuyos accionistas son Pampa Energía (de Marcelo Mindlin) e Ieasa (la ex Enarsa), en partes iguales.

El rol que debió jugar Transener es avisarle a su contraparte de Cammesa, la mayorista del sistema eléctrica. Entre ambos, deben decidir el curso que le darán a la generación para que el suministro no se interrumpa, según entienden los especialistas.

«El proceso es sencillo. Cuando una línea se desliga (cae del sistema), se busca una alternativa y se mantiene el funcionamiento por ese lado. En general, hay dos líneas alternativas por cada una que se cae, ya que se está preparado para esa eventualidad», grafican un gran cliente de Cammesa.

La experiencia internacional muestra que estos eventos se originan en errores operativos y/o de coordinación entre el operador y la transportista. La investigación debe ser expeditiva y explicar que ha ocurrido”, dice Gerardo Rabinovich, vicepresidente del Instituto Argentino de la Energía «General Mosconi» y ex director de Control de Gestión del ministerio de Energía (entre agosto de 2016 y octubre de 2017).

Al momento del corte, Cammesa estaba despachando más electricidad desde el Litoral, tratando de aprovechar el caudal de agua por lluvias, ya que la generación hidroeléctrica es más económica. Sin embargo, ese ahorro de costos pudo haber complicado la capacidad de reacción operativa, según especulaban este domingo técnicos que dialogan con la Secretaría de Energía.