Berlín ha sido esta semana el primer Estado federado de Alemania en aprobar por ley la congelación del precio de los alquileres durante cinco años, una medida que pretende poner freno a la especulación en el mercado de la vivienda.
Esta decisión se enmarca en la tensa situación que viven la capital y otras ciudades alemanas por la falta de viviendas y el aumento desorbitado de los precios de alquiler. La medida adoptada por el Gobierno regional —una alianza del Partido Socialdemócrata (SPD), Los Verdes y los poscomunistas de Die Linke (La Izquierda)— afecta a 1,6 millones de viviendas y cuenta con el rechazo total de la oposición (democristianos, liberales y la ultraderechista Alternativa para Alemania), más cercanos a las tesis del sector inmobiliario.
La ministra berlinesa de Desarrollo Urbano, Katrin Lompscher, enfatizó que la ley recogerá una regulación concreta para los propietarios en dificultades económicas. El Gobierno berlinés quiere poner fin al rápido aumento de los alquileres y, al mismo tiempo, ganar tiempo para la construcción de nuevas viviendas. La ley también contempla introducir un límite máximo de alquiler. El importe aún no está claro, pero los alquileres que superen este límite tendrán que ser reducidos en el momento de la solicitud. Está previsto que la ley entre en vigor en enero de 2020. Pero para evitar nuevos aumentos de precios, sus efectos serán retroactivos a partir de la resolución del Parlamento regional aprobada ayer martes 18. En caso de infracción, se podrán imponer multas de hasta 500.000 euros.
Según la Oficina de Estadísticas de Berlín, más de 3,7 millones de personas viven en la capital, que dispone de una oferta de 1.906.400 viviendas, de las cuales más de 1,6 millones son alquiladas. De estas, 105.500 son viviendas sociales con un alquiler neto de menos de 6,5 euros por metro cuadrado. Uno de los dramas del mercado inmobiliario berlinés es la crónica falta de viviendas nuevas. En 2018 se construyeron 16.706 nuevos apartamentos, pero para acoger a las 40.000 personas que cada año llegan a la ciudad harían falta más de 20.000.
El plan ya ha dado lugar a un debate en toda Alemania. El líder provisional del SPD, Thorsten Schäfer-Gümbel, anunció que el Gobierno de gran coalición —formado por la CDU de Angela Merkel, sus aliados bávaros de la CSU y el SPD— estaría a favor de un límite al precio del alquiler en toda Alemania. Pero el ministro del Interior, Horst Seehofer (CSU), criticó la decisión. La asociación de propietarios Haus & Grund incluso pidió a los locadores que aumentaran los alquileres antes de la aprobación de la medida. La Asociación de Arrendatarios de Berlín ha registrado un fuerte aumento de los aumentos de alquiler en el capital en los últimos días. El Comité Central de Bienes Raíces criticó duramente la decisión. “La capital se está amurallando. El panorama político está inquietando a los inversores, de los que Berlín depende”, explicó su presidente, Andreas Mattner. La Asociación de Empresas de Vivienda de Berlín y Brandeburgo se sumó a las críticas y describió el límite de alquiler como un “límite de inversión”.
Para acabar con la especulación salvaje se lanzó en marzo una consulta popular que pedía la expropiación a los grandes consorcios inmobiliarios. La iniciativa aún esta en marcha y para prosperar deberá recoger 170.000 firmas en seis meses. Las expropiaciones están permitidas por la Constitución de Alemania “solo por motivos del bien común”. “Podrá ser efectuada solo por ley o en virtud de una ley que establezca el modo y el monto de la indemnización”.