La tasa de desocupación subió en un año del 9,1 al 10,1% según los datos del INDEC. Este porcentaje significa que en la población urbana -la que se encuesta- hay 1.920.000 desocupados, 220.000 más que un año atrás. Si se incluye la población rural, el desempleo golpea a más de 2 millones de personas.
También aumentó la subocupación pasó del 9,8 al 11,8%. Suman así 2.250.000 personas que trabajan menos de 35 horas semanales, aunque están dispuestos a trabajar más. Son 420.000 más que un año atrás.
Para tener claro este índice, hay que tomar en cuenta que el INDEC considera desocupado a quien no tiene trabajo y lo busca. Si no lo está buscando, no se lo incluye en esta estadística.
Hace sólo un día publicamos una nota sobre el problema de la desocupación en los jóvenes. Todavía no contábamos con estas cifras, pero ya sabíamos que el desempleo juvenil es todavía más alto.
Los medios que acostumbran a publicar las pérdidas de horas y de producción provocadas por los días de para deberían -deberíamos- ayudar a tener claro las pérdidas que el desempleo está causando, todos los días, todas las semanas.
La desocupación es el problema económico y humano que enfrenta la Argentina, que enfrenta cualquier sociedad. Nada hay más grave, en tiempos de paz, que éste.