El pago de intereses de la deuda pública pasó de representar el 6,6% de los recursos tributarios –recaudación de impuestos– en el primer trimestre de 2015, a sumar el 16,1% en el mismo período de este año. La cuenta está hecha en base a los últimos datos informados por el Ministerio de Hacienda de la Nación, y publicadas por el Centro de Economía Política Argentina (Cepa).
Sólo los intereses de la deuda acumulados, en el lapso considerado y en relación a los ingresos del Estado nacional, se dispararon un 144% en lo que va del actual mandato presidencial.
La publicación del Cepa destaca que “el creciente peso del endeudamiento en moneda extranjera contribuye a presionar sobre las necesidades de divisas y en consecuencia, sobre la estabilidad cambiaria”.
La deuda pública en divisas –principalmente dólares– también muestra un fuerte crecimiento como porcentaje de la recaudación: pasó de representar el 64.3% en el primer trimestre de 2015, a escalar al 77.9% en igual lapso de 2019. Una expansión del 21 por ciento.
Cepa insiste que el problema de estas abultadas deudas es que el Estado argentino incrementa la vulnerabilidad de su capacidad de repago ante movimientos adversos en el tipo de cambio. La recaudación es en pesos, y hay devolver dólares. Una devaluación implica la necesidad de recaudar más para hacer frente a los vencimientos en divisas.
Otras de las consecuencias, agrega el centro de estudios, es que el combo de inestabilidad cambiaria –parcialmente enmascarada por el drenaje de los dólares prestados por el FMI por parte del banco Central– y el creciente stock de deuda en moneda extranjera hacen que el mentado ajuste fiscal que pregona como eje de sus políticas la gestión de Cambiemos “se vaya por la canaleta del pago de intereses”.
Estos números refuerzan el diagnóstico alarmado del economista Walter Graziano en otra nota de hoy de AgendAR. Para los que no son economistas, puede ser necesario señalar que cuando el gobierno y los medios hablan de «superávit primario», es el que se calcula antes de descontar el pago de los intereses de las deudas. Que lo transforman en un abultado déficit fiscal.