Legisladores cordobeses proponen proteger la peperina, en riesgo de extinción

Entre los símbolos que identifican a Córdoba, la peperina es uno frecuente. Ahora, en la Unicameral se propone que se tomen medidas para concientizar sobre la preservación de esta especie autóctona que está en riesgo de «extinción económica».

Al proyecto lo impulsaron los legisladores Adriana Oviedo y Daniel Passerini y plantea que se incluya en los planes curriculares de todos los niveles educativos dependientes del Ministerio de Educación provincial el estudio de la peperina, una aromática silvestre de la familia de las lamiáceas.

La demanda industrial se concentra en las yerbateras que compran, cada una, alrededor de un millón de toneladas anuales. Solo una empresa está realizando los trámites para cultivarla y aunque hace unos años que produce unos 100.000 plantines anuales todavía no pudo cosechar.

Marta Ojeda, docente adjunta en la cátedra de Genética de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), explicó que la iniciativa legislativa es «correcta» porque se trata de una hierba autóctona que en las sierras cordobesas y en Merlo (San Luis) tiene características particulares que la distinguen de la que existe hasta Venezuela. «Los análisis de los aceites marcan aromas a niveles más altos que el resto y eso la distingue».

La peperina cultivada, agrega, no tiene el mismo aroma, ya que ese olor es producto de una fuerte interacción con un ambiente silvestre, serrano y desértico, con mayores extremos térmicos y eolicos. Parte de los aceites aromáticos evaporables de la peperina forma parte de las defensas de la planta ante la congelación o el ramoneo por fauna, y aunque la genética de la planta cultivada sea la misma que la de las plantas salvajes, la expresión de esos genes protectores se atenúa. La experta advierte que hace unas dos décadas que se viene planteando riesgos de extinción similares para otras aromáticas autóctonas silvestres, como el tomillo. «El proyecto debería incluir dos capacitaciones, la del recolector y también el enseñar que se puede cultivar, sea a escala industrial como de quien la quiere vender para autosustento», indicó.

El Valle de Traslasierra supo ser el «paraíso de la peperina», pero hoy es difícil encontrarla en esa zona. «Se da más en áreas de más difícil acceso que incluso no difundimos para no ponerla en riesgo», apuntó Ojeda.

Las yerbateras y las dietéticas compran a los acopiadores que, a su vez, la demandan a los recolectores. «Si no se cosecha bien y se arranca de raíz o no se la deja semillar, la planta se muere. El año pasado por la sequía hubo una cantidad muy baja disponible», explicó.

Ojeda puntualizó que no está cuantificada la demanda exacta del mercado porque no hay declaraciones de lo que compran las empresas; incluso mencionó que la peperina puede reemplazarse en el uso industrial por una menta-peperina, más fácil de cultivar.

VIALa Nación