Reklus: el fabricante de autos clásicos que cambió la vida de Todd, un pueblo bonaerense

Manejan herramientas, toman mediciones, colocan piezas, pulen carrocerías y ensayan resultados. Son diez artesanos alrededor de un BMW 507 Roadster, en pleno proceso de construcción. Ninguno de ellos supera los 25 años y trabajan sobre la réplica de un auto cuyo diseño original se remonta a 1956, incluso antes de que nacieran sus propios padres.

Estamos en Todd, un pueblito de 750 habitantes, a 170 kilómetros del Obelisco. Ahí se instaló hace cuatro años Reklus, el fabricante de autos artesanales que decidió alejarse de la gran ciudad, para crecer en tamaño y cambiarle la vida a esta pequeña localidad del partido de Arrecifes.

En Arrecifes -la famosa “Cuna de Campeones” que vio surgir a los Froilán González, Di Palma y Canapino– hay muchos equipos y talleres de autos de competición, pero Reklus participa en una carrera muy diferente: ganar el mercado internacional de recreaciones de autos clásicos.

Se trata de una especialidad con muchos nombres consagrados en la Argentina, donde se destaca Pur Sang: la firma de Leónidas Anadón, que exporta desde Paraná (Entre Ríos) a todo el mundo diversas réplicas artesanales de Bugatti y Alfa Romeo, con valores promedio de 250 mil dólares la unidad.

Reklus fue fundada en 2005 con el mismo objetivo. Su creador, Gustavo “Pini” Mancardo, se radicó originalmente en un taller de la localidad bonaerense de Malvinas Argentinas, pero en 2015 decidió instalarse en Todd para poder expandirse. “Y, de paso, alejarme de la locura de la ciudad”, contó Mancardo.

El equipo de Mancardo está compuesto por diez jóvenes artesanos nacidos en los alrededores de Todd, aunque tampoco falta el entrañable inmigrante venezolano, de alegre tonada caribeña. También le da trabajo a tapiceros, carpinteros y otros oficios de la zona. Las carrocerías se fabrican en aluminio y se instalan sobre chasis tubulares.

La especialidad de Reklus son las recreaciones de autos sport europeos de los años ’50 y 60, como BMW 507 Roadster, Maserati 300S y Alfa Romeo ATL. Se trabaja a un ritmo de ocho autos al año. Cada encargo –vendido por adelantado- demanda hasta 3.000 horas/hombre.

En Todd se fabrica el chasis, la carrocería y los interiores. Se instala la mecánica y la transmisión. Cuando el vehículo está completo, se lo prueba en el Autódromo de Arrecifes y parte rumbo al país de su dueño, que puede estar en Europa, Estados Unidos o Asia.

Pini Mancardo cuenta que muy pocos autos de Reklus quedan en el país. Son vehículos que se usan para manejar en circuitos y es difícil patentarlos. “La nueva Ley de Autos Artesanales no sirve en nuestro caso, porque está pensada para autos fabricadas en pequeñas series. En el caso de Reklus, cada auto que fabricamos es único y con especificaciones a pedido del cliente”, explicó Mancardo.

Por eso, su principal destino es la exportación. La fuente de trabajo automotriz que nunca había imaginado el pueblo de Todd.

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