Martín Trombetta es un economista, graduado en la Universidad de Buenos Aires con mención Magna cum laude. Luego, obtuvo una maestría en la Universidad Torcuato Di Tella. A pesar de eso, explica en forma amena y comprensible. A veces lo hace en «hilos» en Twitter, aquí. Reproducimos parte del contenido de uno, que nos parece valioso:
«Que al día de hoy los científicos tengamos que explicar que es bueno que nuestro sector exista es una pérdida enorme como sociedad que seguro llevará años recuperar. Quiero aportar mi grano de arena contando una historia de éxito: la de Estados Unidos en 1945-1970
Como es sabido, fue una época dorada del crecimiento económico en USA, con una tasa de crecimiento promedio de 4% anual sostenida durante 25 años. Quizás menos sabido es que uno de los motores de ese crecimiento fue la inversión pública en ciencia y tecnología
Lo que viene ahora es un relato basado en el genial libro de Alan Greenspan y Adrian Wooldridge, «Capitalism in America«. Sugiero leer el libro entero, lo vale. Allá vamos.
En 1945-1970 el crecimiento de USA no estuvo motorizado solo por la industria tradicional sino también por la nueva «industria del conocimiento», que llevó a algunos teóricos a hablar de «sociedad post-industrial». En ese período, USA mete 21 premios Nobel de física, nada mal eh
En esto influyó mucho un tipo muy interesante (y polémico) llamado Vannevar Bush, decano de ingeniería en el MIT, jefe del proyecto Manhattan y director de la Oficina de Investigación Científica y Desarrollo, entre otras muchas cosas. Pueden encontrarlo en Wikipedia
V. Bush escribió en 1945 un informe titulado «Science, the endless frontier» que reclamaba al Estado aumentar la inversión en ciencia y coordinar esfuerzos entre academia e industria con fines productivos. Así ocurrió
«Nuevos productos y nuevos procesos no aparecen de repente. Se fundan en nuevos principios y nuevas concepciones, que a su vez son desarrolladas paulatinamente por la investigación pura y abstracta en ciencia«. Grande Vannevar, es por acá
El gobierno tomó en serio las ideas de V. Bush y creó un Asistente Especial del Presidente en Ciencia y Tecnología, pasó una Ley de Educación para la Defensa y creó un organismo que no necesita presentación: la NASA. El financiamiento a la Fundación Nacional de Ciencia se triplicó
No seamos ingenuos: todo esto estaba muy motorizado por la Guerra Fría y la carrera del espacio (en la que la URSS llevaba la delantera al principio, vale recordar). Pero miremos resultados sociales: la disponibilidad de antibióticos creció exponencialmente
Se creó la Comisión de Energía Atómica, con el obvio fin de producir armas nucleares eficientes y baratas. Pero la temida guerra nuclear jamás llegó y hoy sabemos que la energía nuclear es limpia y eficiente. Así funciona la historia amigos, se avanza en contradicciones
Y todo esto fue complementario a un enorme plan de inversión en infraestructura en la presidencia de Eisenhower, especialmente en transporte y aerolíneas. USA entendía que la inversión en ciencia suma a todo esto: para hacer obras social y económicamente útiles hace falta ciencia
Hoy USA es el centro mundial de producción científica-tecnológica. Más del 40% de los premios Nobel son estadounidenses. En cualquier ranking mundial de universidades, al menos la mitad del top 20 son estadounidenses. ¿Saben cómo se logró todo eso? Con inversión pública
Y es interesante notar que en el período analizado todo esto se mantuvo bajo presidencias demócratas (Truman, Kennedy, Johnson) y republicanas (Eisenhower, Nixon). No hubo grieta en esto, ambos partidos entendían que era por acá
Política de inversión pública en ciencia sostenida en el tiempo + coordinación con el sector privado = grandes resultados científicos, económicos y sociales. ¿Hace falta insistir en que estamos hablando de USA y no de la URSS o de China? Acá parece que sí…
Y no es una singularidad de USA, procesos similares se vivieron en muchos otros países desarrollados, con resultados similares. Si quieren escuchar sobre el caso noruego, pregúntenle a Daniel Schteingart que escribió una tesis doctoral sobre eso
Hay muchas razones económicas por las cuales es natural que la inversión en ciencia provenga del Estado: rendimientos crecientes, derrames tecnológicos, incertidumbre elevada. Pero en Argentina hay una mucho más fuerte: sabemos que el sector privado por sí solo no lo hará
Todos los esfuerzos hechos desde el Estado por lograr la tan mentada absorción de científicos por parte del sector privado fracasaron rotundamente. El sector privado argentino, hoy al menos, no demanda científicos. Entonces: o los demanda el Estado o emigran
Y vaya si tienen incentivos para emigrar: en el mundo desarrollado a los científicos se les paga bien, acá se los echa y además se los denigra por redes sociales. Hermoso subsidio al mundo estamos haciendo, mandándole nuestra mano de obra más calificada, total nos sobra…
Entonces, yo prefiero que el Estado invierta en ciencia y tecnología, absorba y productivice esa mano de obra calificada, coordine con el sector privado y planifique desarrollo científico-productivo a futuro.