Toda la tarde de ayer y, por supuesto, hoy, los medios y los opinadores se han volcado a los anuncios del ministro de Hacienda Hernán Lacunza en su conferencia de prensa. Es lógico. Se trata de decisiones con las que se cierra el mandato de Mauricio Macri, decisiones que él nunca hubiera querido tomar.
Por su parte, AgendAR quiere presentar esos anuncios en la forma más simple y clara posible -se trata de temas complejos- y a continuación señalaremos qué significan, en nuestra opinión. Como ya adelantamos en el título, hay en ellos poco de medidas concretas e inmediatas, y mucho de lo que el gobierno plantea y que deberá negociar con el FMI, con los acreedores internacionales y también con la oposición.
- Se postergarán entre tres y seis meses los pagos de las letras -básicamente LECAPS y LETES- en poder inversores institucionales como bancos y compañías de seguros. Los inversores individuales cobrarán en el vencimiento original (si el monto acreditado a la fecha de vencimiento no es mayor al monto al 31 de julio de 2019).
2. Se enviará al Congreso un proyecto de ley para permitir refinanciar la deuda emitida en pesos bajo legislación argentina. No habrá quita de intereses ni de capital. Se busca un alargamiento de los plazos para reducir el peso de los pagos de la deuda durante el próximo mandato presidencial.
3. Se convoca a bancos internacionales para comenzar a elaborar una propuesta de canje de bonos emitidos bajo legislación extranjera. Esa refinanciación estará abierta a negociación y tampoco habrá quita de capital ni de intereses.
4. También se anuncia que, por sugerencia de la oposición, se le propone al FMI dialogar para reperfilar los vencimientos con el FMI. Argentina debe empezar a devolver los 56.000 millones de dólares del stand by a partir del segundo semestre de 2021.
Está claro que la 1° -la postergación de los vencimientos de los bonos- es la única medida concreta que toma el gobierno en uso de sus facultades como Poder Ejecutivo. Y aún así, deberá defenderla en los tribunales si algún tenedor de bonos, como es probable, recurriera a la justicia.
Un punto a observar: En este anuncio, Lacunza dice que la postergación implica sólo el 10% de las emisiones de letras. El 90% de los tenedores son personas humanas y cobrarían al vencimiento original. No tenemos los datos en los que el ministro se basa, pero en nuestra estimación se refiere al número de tenedores físicos: sería 9 veces mayor la cantidad de individuos que la de entidades. No sucede lo mismo con el monto de las deudas, donde creemos que la proporción estaría más cerca de la inversa.
El 2° anuncio puede ser realizable en el marco de un acuerdo con los bloques opositores, pero después del 27/10. Resulta absurdo pensar que se puede llegar a un acuerdo -complejo, delicado- en medio del ruido y los codazos de la campaña electoral. Como ya señaló AgendAR, aún en el muy hipotético caso de que el Presidente renunciara a ser candidato, ni Juntos por el Cambio, ni el Frente de Todos ni los otros frentes podrían abandonar la puja por los cargos legislativos nacionales, y tampoco por el gobierno de la provincia de Buenos Aires o de la C.A.B.A, y siguen las firmas.
El 3° anuncio es una expresión de deseos. Una muy peligrosa expresión de deseos. Ni los bancos internacionales ni los fondos que tienen la inmensa mayoría de los bonos en manos privadas son organizaciones de caridad. Si los canjean a un deudor que confiesa tener dificultades para pagar, será a intereses más altos y en condiciones más gravosas. La sociedad argentina, a veces olvidadiza, tiene presente la experiencia del Megacanje del 2001: agrandó en forma desmedida la deuda. Y no evitó el default.
Además, hay un problema legal que ya planteó la voz informada de Sebastián Soler: «Extender el plazo de los bonos sujetos a las leyes de Nueva York que vencen en 2020-23 es una «reserve matter» que requiere la aprobación de bonistas que tengan (a) el 75% de cada serie o (b) dos tercios de todas las series afectadas y mayoría de cada una de ellas«. Un proceso que llevaría largos años, en suma, como los que llevó la negociación de la deuda defaulteada en 2001. ¿No es así, licenciado Nielsen?
El 4° anuncio es probablemente realizable. Después de todo, la Argentina es el deudor más grande del FMI, o sea que el problema lo tenemos ambas partes. En otra nota se precisarán las diferencias, menores, entre renegociar, reestructurar y reperfilar la deuda. Este último término lo usamos en una nota publicada aquí 12 horas antes de la conferencia de prensa de Lacunza. No es que seamos adivinos: el asunto ya estaba en el aire.
Igual, no es ni debe ser una negociación rápida. No estará terminada -también el Fondo lo tiene muy claro- antes del 10/12. El Fondo la encarará con Alberto Fernández y su equipo. La demora en precisar la fecha del desembolso pendiente, por un lado, y el comunicado del candidato sobre la última reunión nos hacen pensar que el posicionamiento para esa negociación ya ha comenzado.
Consideramos que es una lástima que el gobierno actual no se haya decidido todavía a encarar medidas que, aunque no son fáciles, sí están dentro de sus facultades: desarmar la enloquecida burbuja de las LELIQ en poder de los bancos y regular el uso de las divisas que nos proporcionan las exportaciones, el único ingreso genuino que tiene el país…
El efecto principal de estos anuncios, lamentablemente, es confirmar a las instituciones y gobiernos extranjeros -aún a aquellos que apostaban al éxito del experimento macrista- que éste ha fracasado.
Tenemos que ver entonces a los anuncios del ministro Lacunza, como una confesión que la situación financiera y cambiaria actual era insostenible. Una política de endeudamiento irresponsable que comenzó el 10 de diciembre de 2015. Y que, como todas las otras experiencias anteriores de ese tipo, terminó mal.
A. B. F.