La jugada de Boris Johnson: el plan Brexit

La decisión de Boris Johnson, que ya tiene la aprobación formal de la reina, de suspender las sesiones del Parlamento británico durante cinco semanas ha elevado todavía más la histeria en torno al debate del Brexit (la salida de Gran Bretaña fuera de la Unión Europea).

Aquí tienen una pequeña guía sobre el significado de esta maniobra.

¿Qué ha hecho el primer ministro? Boris Johnson impedirá que el Parlamento británico se reúna entre el 9 de septiembre y el 15 de octubre. Así, apenas dejará tiempo a los legisladores para debatir el Brexit antes del 31 de octubre, fecha prevista para implementar el divorcio con la UE. 

– ¿Cómo se puede cerrar  el parlamento en un momento clave, en una democracia parlamentaria? El primer ministro está jugando al límite con las costumbres históricas de la política británica, sin llegar a romper la constitución no escrita que rige el país. Para justificar el largo receso del Parlamento (el más extenso desde 1945), ha unido la tradicional «feria» de dos semanas al final de septiembre durante la celebración de los congresos anuales de los partidos, con la habitual parada previa al ‘discurso de la Reina’, el acto en el que Isabel II abre el curso parlamentario leyendo las propuestas legislativas de su Gobierno. Pero mientras otros años este impasse dura unos días, Boris lo ha estirado al máximo, con el argumento de que va a presentar una agenda muy cargada de proyectos de ley. De hecho, hasta que se voten las propuestas del discurso de la Reina (21/22 de octubre), no podrán discutirse otros asuntos.

– ¿Cuál es el plan detrás de esta medida? Johnson quiere reducir la capacidad del Parlamento británico para frenar un Brexit sin acuerdo, ya que hay una mayoría en los Comunes que quiere evitar este escenario. Con la suspensión, el primer ministro quiere convencer a la UE de que la amenaza de una salida caótica es real, por lo que espera que Bruselas le haga concesiones que podrían ser aprobadas en la cumbre europea del 17 de octubre.

¿Y si sale mal la jugada? El sucesor de Theresa May cree tener todas las cartas ganadoras en la mano. Si Bruselas rechaza su petición de cambios al acuerdo de salida, habrá un Brexit duro y luego irá a unas elecciones en las que espera aglutinar todos los votantes pro-Brexit, frente a la división en el campo pro-europeo, lo que le daría una mayoría absoluta. Si el Parlamento evita esa salida desordenada, se iría también a unos comicios, donde Johnson se presentaría como el adalid de la voluntad del pueblo frente a las élites de Westminster y Bruselas, nuevamente con opciones de una gran victoria.

– ¿Cómo se puede parar el plan? Los partidos de la oposición manejan varias alternativas. La primera es intentar aprobar algún tipo de normativa (la próxima semana, antes del cese del Parlamento) que obligue a pedir un nuevo retraso de la fecha del Brexit. La segunda, más decisiva, es intentar revocar la petición de activación del artículo 50 del Tratado Europeo, que en marzo de 2017 puso en marcha de manera oficial la salida de la UE. Esta opción solo tendría posibilidades de aprobarse al final de octubre, si el Brexit caótico está a punto de producirse. La tercera es presentar una moción de censura contra Johnson. Pero no está claro quién sería el primer ministro alternativo (el líder laborista Jeremy Corbyn suscita grandes reservas entre los liberales y los conservadores pro-europeos) y si se hace al final de octubre, los plazos tras la moción (14 días para convocar elecciones o formar un nuevo Gobierno) podrían no impedir el Brexit.

– ¿Qué dicen los analistas? La libra sigue bajando al aumentar las probabilidades de un Brexit duro, que de un día para otro cortaría el acceso de Reino Unido al mercado común europeo. Los analistas de Deutsche Bank manejan el siguiente esquema de escenarios:

             – Se produce una moción de censura exitosa, antes del 10 de septiembre o al final de octubre. Esto lleva a un Gobierno de unidad de la oposición, seguido por elecciones y retraso del Brexit. O no se forma un Gobierno alternativo y se va a un Brexit sin acuerdo.

               – Johnson completa un Brexit sin acuerdo el 31 de octubre y luego Johnson convoca elecciones. 

               – Johnson logra renegociar con Bruselas y se alcanza un nuevo pacto para implementar el Brexit.

              – El Parlamento aprueba legislación para prevenir un Brexit sin acuerdo y Johnson pide una extensión del artículo 50. Baja probabilidad.

               – El Parlamento logra prevenir un Brexit sin acuerdo y el primer ministro convoca elecciones antes del 31 de octubre. Baja probabilidad.

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La oposición británica dice que esta movida del Boris es una «aberración institucional». Y, lejos de esa «grieta», observadores argentinos se sorprenden que exista el «proroguing«, que el primer ministro, elegido por los legisladores en una democracia parlamentaria, tenga la facultad de cerrar el parlamento por cinco semanas.

No tienen en cuenta que el sistema parlamentario inglés tiene por objetivo concentrar el poder en quien está al frente, no en disminuirlo, como creen los críticos ingenuos del «hiperpresidencialismo» latinoamericano.

El primer ministro británico tiene más poder, en principio, que un presidente constitucional. Porque no tiene enfrente a un congreso; es la cabeza del congreso, en teoría. Su mandato no tiene plazos; puede permanecer 11 años en el cargo, como Margaret Thatcher. Es cierto que también puede ser depuesto en cuanto se sumen en su contra una mayoría de los parlamentarios. Boris Johnson, entonces, está jugando a todo o nada. Devoto o la gloria, decían en Buenos Aires.

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