Clima de despedida en la UIA, en el Día de la Industria

Reproducimos la amena crónica de Silvia Naishtat. Y añadimos un comentario:

«Como ya es habitual desde que la actividad empezó a mostrar serios problemas, la UIA celebra el Día de la Industria en su sede de avenida de Mayo. Con la mayoría de los sectores a nivel de subsistencia y unos cuantos debajo del agua, los empresarios se reunieron desde temprano con la misión de pulir un plan de propuestas para presentar a los candidatos. Pero la realidad metió la cola y las medidas cambiarias irrumpieron en una reunión en la que muchos decían que no sabían cómo iban a pagar los sueldos de este mes.

Sobrevoló el encuentro ese clima de despedida a lo que estos empresarios suponen que es un gobierno que se va y el de acercamiento a los que imaginan como sucesores. Fue evidente en las palabras del propio ministro de Industria, Dante Sica, que enumeró la labor realizada y lo que quedó inconcluso, además de admitir los efectos colaterales. “Hemos tomado medidas excepcionales para un momento excepcional”, señaló. Miguel Acevedo, presidente de la UIA, reconoció en el ministro a alguien que “pone el pecho, que estuvo cerca, que entiende a la industria”. Eso sí, llamó a evitar antinomias: “Argentina no tiene que discutir entre dos modelos de país, sino acordar un modelo de país, que se desarrolle y distribuya a partir de la riqueza que genere, que incluya a partir del trabajo, que aumente todas sus capacidades productivas y que apueste a ser un protagonista en esta cuarta revolución industrial que estamos viviendo”. Pidió superar la grieta.

Cuando terminaron los discursos, Sica se estrechó en un abrazo con José de Mendiguren, diputado y ahora en el Frente de Todos de la mano de Sergio Massa. A su lado, Cristiano Rattazzi soltaba: “No pierdo las esperanzas, las elecciones son en octubre”, en obvia adhesión a Cambiemos. Un poco más allá observaban Jaime Campos (AEA) y Luis Betnaza de Techint.

Roberto Lavagna fue uno de los primeros en acercarse. Lo condujeron a un VIP con la plana mayor de la UIA con Daniel Funes de Rioja y José Urtubey junto a dirigentes de otras entidades como Daniel Pelegrina (Rural) y Adelmo Gabbi de la Bolsa. En la intimidad coincidieron que las medidas eran “inevitables” pero “llegaron tarde y falta un plan”. Esos fueron conceptos compartidos por la legión de economistas que asistió como Mario Blejer, Matías Kulfas, Santiago Cafiero, Fernando Peirano, Martín Rapetti, Marco Lavagna, Javier Alvaredo y Eduardo Hecker.

En el cóctel, Sebastián Bagó comentó que la venta de medicamentos les había caído 10% pero que el dólar competitivo los ayuda a exportar. Contrastaba Guillermo Moretti, de la industria plástica de Santa Fe, al confesar que no saben cómo seguir. Distinta era la posición de Carolina Castro, de una autopartista que tiene como cliente principal a Toyota con sus estampados y soldaduras de carrocería. “El sector la está pasando mal, nosotros podemos trabajar a pleno”, deslizó. A su lado, Daniel Aufione de Toyota comentaba que pasaron de exportar el 70 al 75% de la producción.

Juan Carlos Sacco, de la industria gráfica, lamentaba que de los 70.000 empleados de su rubro,se perdieron 20.000 puestos este año. Y Jorge Karagozlu, de Karatex y dueño de las marcas Gaucho y Pampero, si bien valorizaba el dólar alto como barrera a los importados, reforzaba la idea de estabilizar para que se pueda reanimar algo el consumo, afirmó.

La jornada terminó, según se supo más tarde, con un encuentro entre Acevedo y Nicolás Trotta, el jefe de los equipos técnicos de Alberto F. Le entregaron las propuestas de la entidad en otra muestra del clima político que perciben estos industriales».

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Es natural que en una reunión como esta se hagan presentes grandes empresarios, funcionarios y futuros funcionarios. La economía real es compleja e interdependiente; no se adapta a los esquemas ideológicos simples.

Pero desde AgendAR nos vemos obligados a señalar que nos parece inevitable que se discuta entre dos modelos de país. Porque se parte de dos miradas muy distintas. Ambos lados pueden estar de acuerdo en que una gran parte de la industria argentina, justamente la que da más empleo, consume más divisas con sus importaciones de las que gana exportando, y en esa forma contribuye a un problema básico de nuestra economía.

Pero un pensamiento considera a esa industria como una rémora, que debe ser descartada todo lo rápido que la resistencia social lo permita. El otro cree que es necesario retomar un proyecto industrial, y un plan para transformar y modernizar toda nuestra industria. El primero, no cree en proyectos ni en planes del Estado nacional. Es ineludible optar por uno de estos supuestos básicos.

VIAClarín