Se duplicó la deforestación de Amazonia desde la asunción de Bolsonaro

La deforestación de la Amazonia brasileña prácticamente se duplicó entre enero y agosto, con un total de 6404,4 km2, frente a 3336,7 km2 en el mismo período de 2018 (+91,9%), según datos de un organismo estatal brasileño divulgados en plena polémica internacional sobre la preservación del mayor bosque tropical del planeta.

El período coincide con los meses de gestión que lleva en el cargo el presidente Jair Bolsonaro, blanco de fuertes críticas por la situación en la Amazonia.

Tan solo en agosto, 1700,8 km2 fueron desmontados, menos que en julio (cuando se habían cuadruplicado), pero más del triple que en agosto de 2018 (526,5 km2), de acuerdo con el sistema Deter de alertas satelitales del Instituto Nacional de Pesquisas Espaciais (INPE).

La deforestación en Brasil se mantenía en los niveles de los últimos años, pero en los últimos cuatro meses se disparó: 738,2 km2 en mayo (+34,1%), 936,3 km2 en junio (+91,7%) y 2.255,4 km2 en julio (+278%) y ahora 1700,8 km2 en agosto (+91,90%).

Los expertos evalúan que este año podría llegar por primera vez desde 2008 a los 10.000 km2.

Según especialistas y ambientalistas, la escalada se explica por la presión de madereros y ganaderos alentados por el apoyo de Bolsonaro a la apertura de reservas indígenas y áreas protegidas para esas actividades y la minería.

La polémica arreció con la multiplicación de las quemas, con 97.972 focos de incendio en todo Brasil desde enero hasta el sábado 7 de septiembre -un aumento del 53% respecto del mismo período de 2018-, un 51,4%% de ellos en la región amazónica.

Según los expertos, en la región amazónica debería haber más focos en septiembre, porque «el pico de la deforestación se da en julio y el de los incendios en septiembre», apuntó Ane Alencar, directora de Ciencia del Instituto de Investigaciones Ambientales de la Amazonia (IPAM).

Ello se debe a que los incendios sirven para reducir los árboles talados una vez que están secos. Ese ciclo se prolonga hasta el fin de la estación seca, que dura hasta noviembre en algunas regiones.

«Qué bueno que en agosto haya habido menos [deforestación] que en julio, pero es preocupante, porque triplica la del mismo período del año pasado», dijo Alencar.

La multiplicación de incendios generó una crisis ambiental y diplomática entre Brasil y Francia, que cuestionó la capacidad del gobierno de Bolsonaro de garantizar la preservación de una región esencial para el equilibrio del clima del planeta.

La Amazonia, un 60% de la cual se encuentra en Brasil, es considerada un punto clave de biodiversidad en la que habitan aproximadamente un millón de indígenas de unas 500 tribus.

VIALa Nación