La Federación Industrial Panaderil bonaerense denunció que los molinos comenzaron a cobrar la harina «a precio dólar», con el tipo de cambio actualizado a la fecha de cobro.
«Los molinos grandes que manejan el precio son los que indexan los precios. Nos mandan las facturas en pesos pero aclaran que la cifra se actualiza de acuerdo al valor del dólar en la fecha que el panadero pague», dijo Martín Leiras, secretario de la Federación.
El valor de la bolsa de harina de 50 kilos que compran las panaderías pasó de $ 230 en febrero de 2018 a $ 1.500 a hoy. Aumentó 552,17% en un año y medio, mientras el precio del pan subió 100% en ese mismo período.
El dirigente industrial dijo que hay al menos «cuatro molinos» que ya enviaron facturas a sus clientes con las facturas indexadas según el precio del dólar. Leiras precisó: «envían las facturas en pesos con una leyenda que dice que al momento del pago se le va a actualizar el valor según el precio que el dólar tenga en ese momento».
La federación envió una nota a todos los centros de panaderos de la provincia en la que indica que los clientes de los molinos deben pagar las facturas de acuerdo a lo que diga el monto en pesos, sin permitir que les actualicen por el dólar, porque «esa es indexación encubierta e ilegal».
La entidad viene reclamando desde hace dos años que los 6 millones de toneladas de trigo que consume el mercado interno se comercialicen con un precio diferenciado del de exportación, porque una economía pesificada no puede abonar valores dolarizados.
«No podemos permitir que se juegue de esta manera con un producto tan sensible como es el pan, que está en la mesa de todos los argentinos», dijo Leiras, y señaló que el reclamo no es un «capricho» sino que busca la «subsistencia» de miles de puestos de trabajo. Y agregó: «Estamos levantando la voz porque se está quebrando una industria que debe ser una de las más grandes del país».
Por su parte, Aldo Navilli, CEO de Molino Cañuelas, anunció que dolarizará la venta a «panaderos morosos». Y aunque la fabricación de harina está repartida en 140 compañías, Cañuelas tiene más del 23% del mercado, muy por delante de la segunda, Lagomarsino.
En AgendAR señalamos que los problemas de la industria panadera, y del precios de los alimentos, en particular uno tan básico como el pan, vienen de antes. Pero la devaluación los ha agravado.
El trigo se exporta y su harina también. Y los que están arriba en la cadena productiva quieren cobrar los mismos precios que consiguen exportando. Es un conflicto de intereses muy antiguo (hay antecedentes en las actas del Cabildo de Buenos Aires en el siglo XVII), pero la crisis actual lo ha hecho insoportable.
Es probable que cualquier gobierno, no importa sus convicciones, tenga que imponer retenciones a la exportación de los alimentos. Las retenciones, además de agregar ingresos al fisco, igualan, para el exportador, el precio que consigue en el exterior con el del mercado interno.