El reactor ETRR-2, construido por INVAP para la Autoridad de Energía Atómica (AEA, por sus siglas en inglés) de Egipto, está situado en Inshas, a 60 kilómetros al noroeste de El Cairo. Es un reactor multipropósito: produce radioisótopos y es utilizado para realizar investigación en física de neutrones, ciencia de materiales, combustibles nucleares y terapia por captura neutrónica de boro.
La AEA llamó a licitación internacional para el ETRR-2 en 1989 e INVAP fue seleccionada para realizar la obra en 1992. Un año después comenzó la obra, cuyo cronograma de avance fue cumplido rigurosamente. El reactor se puso en marcha en 1997 y se entregó, ya en funcionamiento, en 1998. INVAP tuvo la responsabilidad de llevar adelante la ingeniería y el gerenciamiento total del proyecto: desde el diseño conceptual, la documentación del licenciamiento y la puesta en marcha, hasta el abastecimiento, la construcción y el montaje de la obra.
A lo largo de los cinco años que duró ese proceso, Egipto se benefició de la transferencia de conocimientos nucleares, ya que sus profesionales estuvieron involucrados en el diseño y sus firmas de ingeniería participaron en la construcción. Como es habitual en las exportaciones de INVAP, la obra se realizó de acuerdo a las normas del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), que obligan al cliente a un régimen exigente de inspecciones internacionales y a llevar una contabilidad estricta de los inventarios del combustible utilizado.
Además, ese contrato -digamos todo- fue lo que salvó a INVAP del cierre durante uno de esos períodos en que un gobierno argentino decide abandonar la inversión en ciencia y tecnología.