Roberto Salvarezza propone «Argentina, sociedad del conocimiento»

El diputado nacional Roberto Salvarezza, investigador superior del CONICET y que fue su presidente entre 2012 y 2015, ha hecho llegar esta propuesta:

«El martes 17 de septiembre Matías Lammens presentó, junto a Alberto Fernández, en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, su iniciativa para la Ciudad denominada “Buenos Aires, ciudad del conocimiento”. La propuesta de hacer de Buenos Aires la Boston de América Latina es una meta aspiracional que puede servir como hoja de ruta para todo el país: convertir a la Argentina en una sociedad del conocimiento para el bienestar de todos sus ciudadanos.

Más importante aún, reafirma la decisión política de Alberto Fernández de emplear la capacidad del sistema científico-tecnológico de nuestro país, el más avanzado de Latinoamérica, para el desarrollo, el crecimiento económico, y la inclusión de social. El sistema de Ciencia y Tecnología fue reconstruido paso a paso durante los doce años de gobiernos kirchneristas, luego de décadas de desatención y maltrato.

Esta reconstrucción no fue caprichosa. Existe un consenso a nivel internacional acerca de que el conocimiento, la tecnología y la innovación son factores determinantes para el desarrollo económico y cultural y que ambos están íntimamente relacionados con la decisión política y con la puesta en práctica de medidas concretas y acciones de gobierno. Es el rumbo que han elegido los países que hoy lideran un mundo complejo, cambiante y competitivo.

Por el contrario, Macri optó por otro camino: redujo el financiamiento de todo el sistema casi a la mitad del que tenía en 2015, degradó el Ministerio de Ciencia a Secretaría, cuestionó el pensamiento crítico y rechazó la generación de conocimiento como prioridad para el país. El gobierno creó las condiciones perfectas para un nuevo éxodo de jóvenes investigadores y profesionales.

Una sociedad que transita el camino de la economía del conocimiento debe necesariamente poseer un sistema de universidades y organismos de ciencia y técnica que soporte e impulse las empresas de base tecnológica.

Precisamente, esto último es lo que ocurrió durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández. El kirchnerismo multiplicó por 4 (medido en dólares) los recursos destinados a los organismos del sector. En ese corto período se incrementó significativamente el número de científicos, así como de becas, puestos de técnicos y de administrativos; más de 1200 científicos volvieron al país y se construyeron más de 100.000 metros cuadrados de laboratorios e institutos. No fue en vano. Científicos y tecnólogos demostraron que son capaces de logros en materia satelital, nuclear y de biotecnología vegetal, entre muchos otros, que implican soberanía en comunicaciones, energía y alimentos. Era un comienzo de un largo camino que requiere décadas de apoyo sostenido.

También es claro que se requería más inversión, mayor articulación, un crecimiento marcado de la capacidad de transferencia y profundizar el proceso de federalización de la ciencia. En efecto, las asimetrías estructurales que existen entre las regiones de nuestro país precisan un desarrollo científico y tecnológico realmente federal, que reconozca las particularidades, que busque el equilibrio y que potencie las estrategias locales para reducir la desigualdad y redistribuir la riqueza. Sólo ese plan federal para el sector logrará cambiar la matriz productiva de las economías provinciales fuertemente basadas en la producción primaria, expandiendo sus oportunidades laborales.

Por otra parte, es fundamental fortalecer los sectores estratégicos y productivos que conduzcan al cambio estructural de la matriz industrial y a la sustentabilidad de los puestos de trabajo, con creciente calidad y calificación, incorporando tecnología y generando valor agregado.

Por último, debemos recordar que sólo el Estado puede orientar el sistema de ciencia y tecnología hacia un proyecto de país más igualitario, en donde sus habitantes tengan garantizado el derecho a la educación, la salud, la alimentación, la vivienda y el trabajo. Al mismo tiempo, las científicas y los científicos debemos poner a disposición del Estado nuestras capacidades para buscar soluciones que reviertan la actual extranjerización y dependencia financiera de la economía argentina.

Considero que hoy estamos ante una oportunidad histórica de retomar el camino del desarrollo científico. La nueva etapa requiere que los distintos niveles de gobierno (nacional, provincial y municipal) utilicen la capacidad del sistema científico y tecnológico para atender a las problemáticas de la sociedad y para que esta articulación redunde en una mejora de la calidad de vida de los ciudadanos».