Esta semana empezó una nueva etapa de la larga guerra que se libra en el territorio de Siria. En AgendAR informamos sobre el drama. Y, también, sobre lo que creemos significa para NUESTRA región la política de uno de sus actores principales:
La ofensiva de Turquía en el noreste de Siria, en la región que los kurdos denominan Rojava, la llamada “Operación Primavera de la Paz” comenzó 24 horas después del anuncio del retiro de tropas estadounidenses. El presidente Donald Trump ordenó el domingo la salida de entre 50 y 100 fuerzas especiales que permanecían en la región y el lunes la aviación turca comenzó a bombardear posiciones kurdas. Luego siguió el fuego de la artillería y el ejército turco dispuso tanques en la frontera.
El miércoles por la noche se dieron los primeros combates en los pueblos sirios de Tell Abiad y Ras al Ayn, de acuerdo a las agencias Reuters y AFP. También Tall Rifat, Ain Diwar, Qamishli, donde hay una prisión repleta de ex combatientes del Estado Islámico (el ISIS), y Darbasiyah, han estado recibiendo fuego de artillería y bombardeos aéreos.
El objetivo explícito del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, es acabar con las milicias kurdosirias Unidades de Protección del Pueblo (YPG), que combatieron contra el ISIS, pero son consideradas «terroristas» por Ankara por sus vínculos con el proscrito Partido de Trabajadores de Kurdistán (PKK), que había proclamado hasta 2013 la lucha armada en Turquía.
En la guerra internacional e interconfesional que se libró en Siria, los kurdos fueron los aliados más leales de los EE.UU. (era su única carta: sirios, iraníes y turcos los miran con desconfianza u hostilidad, porque aspiran a ser una nación… y sus territorios ancestrales están repartidos entre esos 3 países). En especial, sus combatientes, los peshmergas, fueron el enemigo más tenaz del ISIS. Pero… la gratitud de las Potencias no dura.
El presidente estadounidense, Donald Trump, explicó el lunes que «es hora de salir de ridículas guerras sin fin, muchas de ellas tribales, y devolver a nuestros soldados a casa», justificando su anuncio de retirada de tropas de Siria.
«LUCHAREMOS DONDE SEA POR NUESTRO BENEFICIO, Y SOLO LUCHAREMOS PARA GANAR. Turquía, Europa, Siria, Irán, Irak, Rusia y los kurdos tendrán que solucionar la situación, y ver qué quieren hacer con los combatientes capturados por el Estado Islámico en su ‘vecindario'», dijo el Donald en su cuenta de Twitter.
En un comunicado, la Casa Blanca también anunció que, a partir de ahora, Turquía «será responsable» de todos los combatientes del Estado Islámico que se encuentran en el norte de Siria y que han sido capturados en los dos últimos años después de que el grupo yihadista perdiera el control territorial de esa área.
Asimismo, Trump se quejó de la negativa de algunas naciones europeas a acoger y juzgar a ciudadanos suyos que combatieron para el ISIS, y avisó de que EE.UU. no asumirá más el costo de mantenerlos en prisión.
Lo más importante, y relevante para el resto del planeta, es la doctrina que el presidente Trump expone, como es su costumbre, en Twitter:
«Fui elegido para salir de estas ridículas guerras interminables, donde nuestro gran Ejército funciona como una operación policial en beneficio de personas a las que ni siquiera les gusta Estados Unidos.
Los dos países más infelices ante esta decisión son Rusia y China, porque les encanta vernos empantanados, vigilando un atolladero, y gastando grandes dólares para hacerlo.
Cuando me hice cargo, nuestro ejército estaba totalmente agotado. Ahora es más fuerte que nunca. ¡Las guerras interminables y ridículas están TERMINANDO! Nos centraremos en el panorama general, ¡sabiendo que siempre podemos regresar y BLAST!«
En cuanto a los kurdos, es evidente que -otra vez- han sido abandonados a su (desafortunada) suerte. Ya lo sufrieron con el tratado de Lausana, en 1923, ¿por qué habría de variar una política que ha tenido el consenso de todas las Potencias durante casi 100 años? Saddam los gaseaba; veremos que hace Erdogan…
Lo significativo, entendemos, es esta doctrina Trump sobre las «guerras ridículas». Que hasta ahora ha sido confirmada en los hechos de su gestión. No hay duda que EE.UU. usará su poder militar, como el económico, en los conflictos donde estén en juego su seguridad o sus intereses. Pero está avisando a la oposición venezolana y, en general, a la nueva derecha latinoamericana, que los intereses de ellos no valen los huesos de un solo marine.
A. B. F.