Seis cordobeses crearon Blimp, un concepto que funciona en la capital cordobesa como un coworking pero enfocado en el negocio gastronómico. Se trata del primer «co-cooking» del país y la región, aseguran sus fundadores, quienes planean inaugurar dos establecimientos en Buenos Aires, sumar otro en Córdoba y desembarcar en México en 2020.
El espacio ‘gourmet’ de trabajo compartido ofrece a los «blimpers», como en la jerga se llama a los ocupantes del espacio, la posibilidad de contratar, por un lapso mínimo de seis meses y un plazo máximo de dos años, una cocina completamente equipada para montar un negocio de delivery de comida. Aplica tanto para el caso de una gran cadena como el de un pequeño emprendedor.
«Nuestro target de clientes son empresarios que buscan achicar gastos y dejar de abrir locales propios para enfocarse en envíos a domicilio, y chefs que están dando sus primeros pasos, a quienes les cuesta realizar un desembolso mayor para armar una estructura propia», explica Franco
Loson, socio-fundador de Blimp junto a Carlos Sartor, Federico Berruezo y los hermanos Francisco, Matías y Guillermo Quiñonero. Invirtieron $ 3 millones en la empresa y esperan levantar capital de riesgo en una próxima ronda de inversión.
Blimp ya está al 100% de ocupación. El alquiler ronda los $ 45.000 mensuales y las opciones de alquiler van desde los 20 metros cuadrados hasta los 24. «Cerramos todos los contratos durante el segundo mes de obra, en menos de 15 días. Ya tenemos una lista de espera de 15 personas», señala Loson.
A partir de mediados de agosto, Rappi , Glovo y PedidosYa contarán con un nuevo jugador en el rubro de delivery de comida, aunque, en este caso, se centrará en un nicho en particular: los platos caseros. Pinny comenzará a operar en La Plata y el próximo mes desembarcará en territorio porteño.
En relación al surgimiento de la idea, comenta que desde hacía tiempo los socios querían entrar al negocio gastronómico. «Siempre encontrábamos trabas que nos impedían avanzar. Es un rubro que requiere de una inversión inicial alta, varias habilitaciones y distintos tipos de permisos”, expresa, y añade que, por eso, establecieron valores accesibles para los clientes.
Asimismo, crearon una plataforma digital que integra a las distintas aplicaciones de delivery que funcionan en Córdoba (Rappi, PedidosYa y UberEats). Tiene múltiples funciones: comunica los pedidos a cada una de las tablets ubicadas en las cocinas, les permite ver cuántos pedidos tienen y de dónde provienen, y hasta cuenta con un “botón de pánico” que se activa cuando están colapsados, por ejemplo. «Esperamos terminar el año con 5000 pedidos por mes», adelanta el emprendedor.
Así, se puede pedir encargos a través de las aplicaciones de delivery o en los mismos locales y optar por take & away. También, el sistema gestiona grandes volúmenes de datos, que permiten inferir hábitos y comportamientos de los consumidores y llevar la contabilidad del negocio, mediante tecnologías como Big Data e Inteligencia Artificial.
«La marca que ingresa como inquilina sólo debe preocuparse de comprar los insumos y cocinar. Nosotros nos encargamos de la toma y la distribución de los pedidos», detalla Loson, al tiempo que afirma que se inspiraron en el formato dark kitchen, reconocido a nivel global, aunque lo adaptaron a la realidad local.
A futuro, desde esa plataforma los «blimpers» podrán monitorear inventario de insumos en tiempo real, coordinar compras en pool (ya establecieron algunas) y hasta disponer de una bolsa de trabajo para cubrir bajas en las cocinas. “Creemos que es un formato de alto potencial por la posibilidad de hacer economía de escala y bajar costos, y porque la tendencia gastronómica internacional va hacia el delivery”, sostiene.
Pese al complejo contexto macroeconómico, los socios se muestran optimistas de cara al año siguiente. «La Argentina nunca ayuda a la hora de realizar una inversión. Pero nuestra propuesta ofrece la posibilidad de reducir costos, por lo que resulta una buena alternativa para quienes desean cuidar sus bolsillos». Teniendo en cuenta esto, determinaron una actualización semestral del 15% en el valor de los alquileres. «La idea es mantener los precios y que les resulten beneficiosos a los inquilinos», destaca.