El tráfico de fauna afecta a una de cada cinco especies

Más de 5.500 especies de aves, mamíferos, anfibios y reptiles son comercializados en el mercado mundial de animales, un volumen que es 50% más alto que lo que se suponía antes.

Un nuevo estudio publicado por la revista Science prende las alarmas sobre el cuidado y protección de las especies: advierte que el comercio legal e ilegal podría agregar 3.196 especies más a la lista de amenazadas o en peligro de extinción.

La investigación advierte que el comercio mundial de vida silvestre, hoy una industria multimillonaria, ha sido la principal amenaza para la biodiversidad. Sin embargo, aún no se comprende la magnitud del alcance de este comercio.

Los científicos de la Universidad de Florida y la Universidad de Sheffield determinaron que más de 5.500 especies de aves, mamíferos, anfibios y reptiles son comercializados en el mercado mundial de animales. Ese número es aproximadamente un 50% más alto que las estimaciones anteriores.

Entre los hallazgos, el grupo de investigadores encontraron que las especies amenazadas y en peligro estaban desproporcionadamente representadas. En general, se comercializan 5.579 de las 31.745 especies de vertebrados, es decir, el 18%.

En cuanto a los mamíferos, el número asciende a 27% y los animales se utilizan principalmente para elaborar productos. Los anfibios y reptiles se venden con mayor frecuencia como mascotas exóticas o a zoológicos. Mientras que el 23% de las especies de aves se comercializan como animales de compañía y para su uso en medicina.

Las 3.196 especies que, según el estudio, se agregarían a las amenazadas o en peligro de extinción, es en función de las similaridades con las especies actualmente explotadas. El pangolín africano es un ejemplo; comenzó a explotarse después de que los pangolines asiáticos se hicieran más difíciles de encontrar.

Los investigadores reclaman tomar las medidas de precaución a tiempo, pues aseguran que «las especies se marcan para su conservación solo después de que se documenta una disminución severa».

VIAEl Espectador