América del Sur tiene aproximadamente 70% de las reservas mundiales de litio, el metal utilizado en las baterías recargables para teléfonos móviles y vehículos eléctricos. Pero se enfrenta con la falta de una infraestructura que le permita aprovechar esas reservas y valorizarlas.
Las instalaciones de refino de litio y armado de baterías podrían ayudar a impulsar las industrias en economías que todavía dependen en gran medida de «commodities» para obtener divisas, con el riesgo permanente de los fuertes cambios en los precios. Pero, hasta ahora, a pesar de iniciativas estatales y privadas, en Argentina, Bolivia, Brasil y Chile no hay una sola fábrica de celdas de litio. Ni tampoco ninguna prevista hasta el 2025.
“El tamaño de la oportunidad es enorme”, asegura James Ellis, jefe de investigación en América Latina de BloombergNEF. “Tiene sentido tratar de ascender en la cadena de valor. Pero cuando miras lo que está planeado a nivel mundial, no hay activos de fabricación de baterías en América Latina”. Los países de la región enfrentan sus propios desafíos. Este es un desglose:
Argentina
El tercer mayor productor de litio también vio estancarse una iniciativa patrocinada por el estado. El año pasado, la italiana Seri Industrial SpA formó una empresa conjunta con la empresa estatal JEMSE, Jujuy Energy and Mining State Society. El plan era construir una planta para fabricar cátodos y células de litio y ensamblar piezas de la batería, utilizando litio crudo extraído de salmueras en la provincia de Jujuy.
Pero la crisis económica de Argentina y la incertidumbre política, según el presidente de la estatal (provincial) JEMSE, Carlos Oehler, “enfrió todos los proyectos de inversión en Argentina, incluida la construcción de una fábrica de baterías. El terreno y los permisos están listos, dijo Oehler, “y estábamos comenzando a buscar financiamiento, pero el proyecto está congelado ahora”.
«La crisis económica» significa un combo diabólico de inflación y recesión como no se ven en Argentina desde 2001, y del cual los inversores externos huyen. «La incertidumbre política» significa, si cambia el gobierno, la posible reimplantación de retenciones a la exportación, y la de controles ambientales que el presidente Mauricio Macri levantó. Así logró crear el panorama fiscal y regulatorio más «prominero» de la región: en Bolivia y Chile el estado nacional cobra y controla más.
Este «Salvaje Noroeste» obviamente no convenció a ninguna empresa de la conveniencia de agregar valor alguno al carbonato de litio que las provincias del Noroeste Argentina exportan «crudo»: más bien, lo contrario. Pero como exportar una tonelada de carbonato de litio supone evaporar y contaminar 2 millones de litros de agua en una zona donde sólo llueven 4 mm/año, los conflictos entre las mineras y las comunidades locales suben en rampa.
Brasil
En la economía más grande de América Latina, el ex ejecutivo de Tesla Inc. Marco Krapels y el ex ejecutivo de SunEdison Inc. Peter Conklin fundaron MicroPower-Comerc, con el objetivo inicial de proporcionar baterías recargables a instalaciones comerciales e industriales. Pero Brasil ya casi no ofrece más subsidios gubernamentales para la energía renovable, y los impuestos a la importación aumentan alrededor de un 65% el precio interno de las baterías, un mercado considerable ya que Brasil tiene el 50% de la población de Sudamérica. Eso podría llevar a MicroPower-Comerc, respaldada por Siemens AG, a comprar componentes de batería en el extranjero y ensamblarlos en Brasil como una forma de reducir sus costos. El litio metálico, componente clave de las baterías actuales, en realidad constituye apenas el 5% del peso de las mismas.
Krapels no piensa sólo en baterías para artículos electrónicos o automóviles: Brasil tiene el mayor despliegue de parques eólicos de la región, y la tendencia inaugurada por Tesla en Australia y California es poner parques de baterías tan grandes como un container a pie de torre. Eso sirve para quitarle a los parques eólicos parte de la intermitencia inevitable del viento, la más impredecible de las fuentes renovables, y poder vender electricidad acumulada cuando éste se plancha. Si bien el mercado nacional de baterías grandes apenas existe, Krapels ve oportunidades en un país básicamente hidroeléctrico, y por ello con una red eléctrica ocasionalmente inestable por sequías, pero con un mercado robusto para las energías eólica y solar. “Esto no es para corazones que flaquean”, dijo en una entrevista el mes pasado. “Pero creo que es una ventaja ser el primero en ingresar a ese mercado”.
Bolivia
Bolivia no ha logrado producir volúmenes significativos de litio o productos de litio. Pero es el hogar del salar más grande del mundo, que abarca 6.437 kilómetros cuadrados y posee más de 15% de los recursos de litio de salmueras no minados del mundo. Una planta piloto dirigida por Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB), de propiedad estatal, produjo cerca de 250 toneladas de carbonato de litio en 2018, y el objetivo del país es generar 150.000 toneladas en cinco años, en asociación con empresas alemanas y chinas.
Si tiene éxito, Bolivia se convertirá en uno de los países con mayor producción. El mes pasado, Industrias Quantum Motors SA, una empresa local boliviana, comenzó a vender el primer automóvil que se haya construido en el país, un vehículo eléctrico que responde al deseo del presidente Evo Morales de ver un automóvil con motor de litio “hecho en Bolivia”. El Quantum es bastante parecido al SeroElectric argentino pero se produce a mayor escala, con fábrica en Cochabamba. Quantum ya vendía motocicletas y motopatines eléctricos de creciente popularidad. Todos estos vehículos (incluido el auto) son intraurbanos por su velocidad máxima y autonomía (60 km/h, unas pocas horas, y tiempos de recarga de 6 horas para el automóvil). La alta demanda del Quantum tiene límites: los compradores no lo pueden usar en rutas interurbanas, salvo que el gobierno pueda cambiar algunas regulaciones existentes.
En cuanto a las baterías, por ahora son importadas, pero YLB (Yacimientos de Litio Boliviano) se propone fabricar unidades nacionales. YLB le acaba de entregar a Quantum 200 baterías de litio totalmente bolivianas, montadas en su planta piloto de La Palca. La combinación boliviana de penalizar las exportaciones de carbonato de litio crudo y de crear una industria local de baterías y autos es muy distinta de la política seguida por la Argentina, y por ahora son distintos también los resultados.
Chile
El país trasandino, segundo mayor productor de litio del mundo detrás de Australia y el número uno en la región, intentó alentar a las compañías de baterías a construir fábricas en el país obligando a los mineros a vender el litio con descuento. Eso atrajo el interés de gigantes, incluidos Samsung SDI Co. y Posco en 2017, cuando los precios del litio estaban en máximos históricos. Pero desde entonces, los precios han caído en un tercio, y a principios de este año las compañías abandonaron sus planes de construcción.
Incluso aquellos embarcados en iniciativas menos ambiciosas se enfrentan a obstáculos. En el sur de Chile, Andesvolt actualmente importa componentes de baterías del extranjero y los ensambla en la ciudad sureña de Valdivia. Suministra baterías de iones de litio para compañías eléctricas, incluida Enel Americas SA, que las instala como energía de respaldo en instalaciones industriales, comerciales y residenciales en todo el país.
Andesvolt espera producir 1.000 kilovatios/hora este año, en comparación con los 200 kilovatios/hora del año pasado. ¿Por qué esta rampa? Es un caso forzoso de sustitución de importaciones. A Andesvolt le resulta tan difícil importar baterías de litio que está montando una de las dos primeras plantas de Sudamérica, junto con la de la estatal YLB de Bolivia. Afrontar el problema de importar unidades desde China es demasiado, asegura el fundador y director ejecutivo David Ulloa.
Las baterías de litio mejoraron mucho, pero siguen siendo estadísticamente bastante volátiles y pueden recalentarse, incendiarse e incluso explotar de modos impredecibles. Esto significa que las navieras son reacias a transportarlas. Incluso cuando lo hacen, no hay garantía de que la carga llegue a tiempo, o que llegue. “Lo hemos visto todo”, dijo Ulloa en una entrevista. “Una vez, un proveedor chino no hizo todo el papeleo necesario para la aduana chilena y luego se ofreció a disfrazar la carga como zapatos. Somos una empresa seria, no pudimos aceptar eso y perdimos ese envío”.
Si la Argentina impusiera retenciones a la exportación de litio crudo, de todos modos no lograría que los capitales privados, sean externos o propios, fabriquen baterías locales mientras siga en su incendio de estanflación. Y su modelo económico actual está a kilómetros del «estado inversor» boliviano. Lo interesante es que la inestabilidad térmica por ahora inherente a las baterías de litio, y la renuencia de las navieras a transportar grandes cantidades, promueven la fabricación en sitio de origen, y eso apenas está sucediendo en Bolivia, por suceder en Chile, y de forma muy incipiente. Es irónico que -como informamos aquí– que justamente este año se haya otorgado un Premio Nobel de Química por el desarrollo de la batería de litio.