Mayor presupuesto, reformular su estructura administrativa e incluir a los investigadores argentinos en las actividades cotidianas del Estado son las tres ideas-fuerza que resumen hacia donde podría encaminarse la ciencia argentina tras la eventual victoria de Alberto Fernández. Quien viene recopilando y ordenando las ideas y propuestas para el sector es el economista Fernando Peirano, actual profesor en las Universidad de Quilmes y de la UBA y ex-subsecretario de Política Científica entre los años 2011 y 2015.
«Hay varios ejes para los que pensamos una reformulación: algunos ya son públicos -como volver a asignarle categoría de «Ministerio» para el sector. Y, por supuesto, debemos recomponer, en el menor tiempo posible, el poder adquisitivo de sus salarios», resumió Peirano. «Y todo eso dentro de marco de superar lo que hizo el macrismo que eligió, en estos cuatro años, una fuerte desatención simbólica, que se ejemplificó en un destrato cotidiano para los investigadores y el sistema».
Según este experto en política científica, el gobierno liderado por Mauricio Macri afectó la función CyT en tres dimensiones: «la presupuestaria, que registró un 43% de caída en los recursos. También hubo una desatención a los planes estratégicos consensuados y hasta para varias las leyes específicas».
Según Peirano, «la CyT argentina debe volver a tener planificación. Macri propuso el Plan 2030 y dejó de lado el anterior, el Plan 2020, que estaba vigente. Sin embargo el 2030 no obtuvo consenso e, incluso, recibió muchas observaciones por parte de los expertos. Asique revisar todo eso es un punto de partida una revisión profunda y armar un nuevo plan estratégico consensuado, acorde a las necesidades del país».
Para el coordinador de los equipos de ciencia de los Fernández, «estimamos que este gobierno le restó al sector alrededor de US$ 500 millones, cifra que debería volver a la función CyT. Y aunque sabemos que semejante número no se podrá recuperar de un día para otro, es una meta que podemos proponernos alcanzar durante la próxima gestión».
Cualquiera sea el plan a implementar, obviamente una de las claves de su éxito, o fracaso, estará en el ítem del presupuesto que cada año se le asigna a la ciencia. «Para eso pensamos en instrumentos que permitan lograr una recuperación adecuada para un sistema que, hoy, tiene una gran capacidad ociosa. Por ejemplo, sabemos que hay equipamientos y laboratorios disponibles, a los que les faltan insumos para concretar muchos experimentos. También sabemos que habrá que solucionar urgentemente problemas de mantenimiento de numerosos laboratorios».
Recursos humanos
La cantidad de científicos ingresantes a la carrera del Conicet es un tema de discusión que vuelve año tras año. «Todavía tenemos que debatirlo en detalle, pero -en principio- nos parece bien la cifra que recientemente publicó el directorio del Conicet. Ellos mencionan que sería deseable que -en el próximo periodo- se sumen 650 cargos de investigadores. Ese es un piso mucho más razonable que los 450 que ingresaron en 2019″.
Y para hacer crecer la «demanda» por soluciones científicas en nuevos rubros, Peirano sugiere que «además del MinCyT otros ministerios deberían armar sus planes de investigación, con presupuesto propio, tal como ocurre en EE.UU. Por ejemplo, podría haber responsables de ciencia y tecnología en Transporte, Energía, Medio Ambiente y, por supuesto, en Salud».
Por muchos más INVAP
Algo interesante que planean los equipos coordinados por Peirano es la idea de crear empresas especializas en soluciones tecnológicas bajo un modelo similar al de INVAP, al que todos definen como «muy exitoso». «Podríamos armar nuevos «INVAP» dedicados a la biotecnología, a energías alternativas, a la producción de medicamentos y la Inteligencia Artificial y el Big Data, entre otros. Este último también serviría para financiar la especialización profesional de áreas estratégicas en las que Argentina tiene faltante de profesionales como es en el desarrollo del software y las tecnologías digitales».
Para estimular la inversión de CyT por parte de la industria privada, Peirano propuso crear leyes que eximan del pago de impuestos a los equipos que se usen para hacer investigación, algo que ayudaría en forma inmediata a mejorar el poder de compra de los subsidios. «También pensamos potenciar el «Compre Argentino» y volver a poner en marcha instrumentos como el crédito fiscal para las empresas que hagan I&D, algo que fue aprobado, pero nunca fue instrumentado».
Inspirado en lo que funcionó bien en otros países, también propusieron adaptar una metodología que hoy se usa en Europa: destinar fondos para obtener objetivos específicos que le interesen al país (orientados a misiones). «Por ejemplo, la lucha contra el hambre en Argentina. Allí, equipos de científicos podrían sumarse creando nuevos productos con probióticos o mejorar la supersopa nutritiva. Y otros cientistas sociales podrían llevar el control de los resultados de estos planes».
Reformas en la Agencia para el corto y largo plazo
Otro organismo que proponen recuperar es la Agencia oficial encargada de otorgar subsidios, que «hoy está prácticamente paralizada y que debería recibir aportes del presupuesto, aparte de los prestamos de organismos internacionales. «La Agencia, además, debería reformular sus procedimientos administrativos, para que responda a las necesidades de los científicos en forma ágil y menos burocrática que como lo hace hoy».
También están diseñando políticas para el mediano y largo plazo: «Para evitar lo que pasó hasta ahora, queremos una ley de presupuestos plurianuales. La idea es que en años de recesión se garantice que el CyT no sufra recortes. Y en tiempos de expansión económica que su porcentaje de crecimiento sea mayor que en el resto de presupuesto».