La crónica de esta marcha de protesta contra un modelo de exclusión, publicada en forma casi entusiasta por La Nación, en realidad, por la mayoría de los medios del mundo, nos indica 3 cosas al equipo de AgendAR:
La movilización fue verdaderamente gigantesca, con la participación de una parte considerable de muchos sectores sociales.
La clase dirigente chilena es consciente que Piñera cometió un gravísimo error al declararse «en guerra» y ordenar la represión. Acepta que el descontento es imparable, y quiere canalizarlo en forma pacífica. Son las fuentes oficiales las que insisten en el impacto de la marcha y reconocen su carácter multitudinario.
Y, se simpatice o no con esa dirigencia, es una decisión acertada, para todos. Porque tratará de detener la violencia, pero una vez que estos reclamos han conseguido tanta legitimidad, tendrán que ser respondidos con mayor o menor rapidez.
SANTIAGO, Chile.- En la movilización más grande de la historia del país y en una demostración de poder del movimiento ciudadano, los chilenos se volcaron a las calles para elevar una serie de demandas sociales y presionar al gobierno de Sebastián Piñera para que realice cambios estructurales, en el mayor desafío a la autoridad desde el regreso a la democracia en 1990. En Santiago, 1,2 millón de personas protestaron en la céntrica Plaza Italia de forma masiva y sin mayores incidentes en una concentración que reunió a miles de familias y personas de diversas ocupaciones, edades y clases. Desde el gobierno expresaron su sorpresa ante la gigantesca convocatoria, que también se desplegó en todo el país.
«Estamos viendo una manifestación impresionante, muy pacífica. Es una marcha histórica», dijo Karla Rubilar, intendenta de la Región Metropolitana (y reconocida militante piñerista). El llamado a movilizarse se esparció por las redes sociales bajo el lema «La marcha más grande de Chile», junto a otras consignas como «Chile despertó» o «No estamos en guerra», que se han levantado desde que hace una semana se inició el estallido social, que sumó 19 muertos y dejó múltiples destrozos en urbes que hoy están resguardadas por los militares.
«Yo vivo hace tres años aquí, en el sector de Plaza Italia, y nunca había visto esto a mis 31 años. Tengo amigos que no pudieron seguir avanzando y quedaron bloqueados muchas cuadras más allá, pero la energía y la efervescencia de la gente ha sido increíble, es tremendo, muy emocionante», dijo Washington Guerra, uno de los miles de asistentes. La gigantesca columna se esparció por las principales avenidas de la capital, pese al séptimo toque de queda que decretó el gobierno
Con colorido, los manifestantes trasladaron miles de banderas, carteles con consignas pidiendo la renuncia de Piñera y entonaron el himno en un ambiente de fiesta. Todo ante la sigilosa mirada de varios efectivos de la policía chilena que contemplaron con medida distancia el paso de los manifestantes. «Desde las concentraciones del plebiscito de 1988 que derrotó a Pinochet que no se veía tanta gente en la calle. Aquí hay gente de todos los equipos de fútbol, de los barrios más ricos, de los barrios pobres. Hay mucha mística en esto, es muy emocionante, ojalá que el gobierno nos escuche», comentó Carlos Figueroa, un profesor jubilado que se trasladó desde Puente Alto al centro de Santiago.
Los canales de televisión chilenos mantuvieron transmisiones en cadena nacional de la convocatoria, con imágenes de sobrevuelo de helicópteros sobre la marcha, y los diversos medios chilenos informaron y catalogaron de «histórico» el acontecimiento. Las protestas, los gritos y las consignas apuntaron principalmente a la figura de Piñera, que pese a anunciar un paquete de medidas sociales y realizar un mea culpa, no pudo contener el desborde ciudadano, en una prueba de disconformidad de los chilenos.
La caravana de gente se movilizó de manera pacífica y se produjeron algunos incidentes aislados, sobre todo cuando se aproximó a las cercanías del Palacio de La Moneda. «Tras la marcha de hoy en Santiago, la más grande en la historia de Chile, el presidente Piñera está en la siguiente encrucijada: continuar negando la validez de un reclamo ciudadano que ha desbordado su gobierno o tomar nota de aquello y actuar en consecuencia. Lo primero implica seguir agravando la crisis y lo segundo una gran oportunidad para dar cauce político a este nuevo Chile que despierta. La historia pocas veces toca la puerta de un mandatario de esta manera», dijo el escritor y periodista Pedro Cayuqueo.
(Una crónica de los hechos hasta el lunes, y las causas, fue publicada aquí).