En toda la actividad productiva hay expectativa por el cambio de gobierno y el nuevo escenario a partir del 10 de diciembre. El sector automotor no es ajeno esta realidad y ya, en las automotrices, comienzan a imaginar posibles escenarios. En los últimos días, en conversaciones con directivos de las empresas, hay un tema que surge con llamativa insistencia: la posibilidad de que el acuerdo social que impulsa el presidente electo Alberto Fernández, con controles de de precios y salarios, alcance a la industria automotriz.
“Por ahora, nadie habló de algo concreto. Es una especulación. Pero es un tema que está revoloteando en el aire” reconoció el ejecutivo de una de las terminales más importantes.
Si bien en la asociación de fabricantes (ADEFA) no fue analizada formalmente esta posibilidad, en algunas empresas consultadas admiten que es un escenario de análisis. Todas las empresas vienen manteniendo reuniones con personas cercanas al futuro presidente, y es probable que en esas charlas se haya hablado de este tema, aunque no quieran reconocerlo ante la prensa.
“Es una variante que tenemos que tener en cuenta. Se está hablando de una gran pacto social y, creemos, que no vamos a quedar excluidos. Si los gremios están hablando de aceptar un congelamiento de los salarios, no nos van a dejar seguir aumentando los precios” reflexionaron en otra fábrica.
Esta semana el presidente de FCA, Cristiano Rattazzi, en una entrevista por un canal de cable, se mostró partidario de un acuerdo de precios y salarios por un tiempo limitado (“unos seis meses”, ejemplificó).
“Si tenemos en cuenta lo que se está hablando sobre un acuerdo general y los antecedentes de de la última gestión kirchnerista, es probable que tengamos algún tipo de control de precios” recordó otro directivo. En los últimos años del gobierno anterior, las terminales tenían que enviar sus listas de precios a comienzos de cada mes a la Secretaría del Comercio, para que fueran aprobadas antes de enviarlas a la red.
Hoy, en las concesionarias, están comenzando a trabajar con las nuevas listas de precios para los 0km que regirán en noviembre, con un aumento promedio que ronda el 6%. Si bien en el mercado se pueden conseguir autos con fuertes bonificaciones a valores muy por debajo de la lista oficial, estos incrementos le permitirán a las terminales tener un “colchón” ante un eventual congelamiento temporario.
De todas maneras, en las automotrices no ven con preocupación la aplicación de una política de este tipo en el corto plazo. Esto se debe a que podría funcionar como un incentivo de ventas. Si se concreta un acuerdo amplio, además de precios y salarios, entrarían otras variantes como el tipo de cambio. Con un dólar oficial “controlado”, con el que importan los 0km y utilizan para fijar sus precios, y un “blue” que –según la lógica– irá aumentando su brecha, para la gente con dólares ahorrados, será más atractivo comprar un 0km. Esto es lo que sucedió, por ejemplo, durante el 2013, cuando la cotización entre el tipo de cambio oficial y el ilegal registró una brecha de 70%. El resultado fue que se alcanzó el récord histórico de ventas por el subsidio que representaba la brecha cambiaria.
También, las empresas asumen que algo tendrán que ceder, más teniendo en cuenta que le presentarán al próximo gobierno un plan integral para desarrollar al sector, en el que proponen una profunda reforma impositiva y una remake del Plan Canje, entre otros temas. “Si pedimos, tendremos que dar”, sintetizaron en una automotriz.
Es que, mientras tanto, en octubre volvió a caer la producción: 17,7 % respecto del mismo mes de 2018.