El diario El Cronista, un medio muy vinculado al mundo financiero, publicó este martes «El plan del presidente electo Alberto Fernández de prescindir de lo que queda de los desembolsos del Fondo Monetario Internacional, dentro del programa stand-by que tiene la Argentina, va en línea con el plan que el economista argentino, Martín Guzmán, presentó semanas atrás a Sergio Massa.
La propuesta de Guzmán, un prestigioso economista argentino que vive en Nueva York, incluye no recibir más los dólares del FMI para cancelar deuda con privados, además de (acordar) dos años de gracia para los vencimientos de capital y el reperfilamiento de los intereses de la deuda con los acreedores privados, según presentó la semana pasada en una conferencia en el marco de un encuentro de Naciones Unidas.
Desde el fin de semana pasado el nombre de Guzmán empezó a cobrar más fuerza sobre posible ministro de Hacienda de Fernández. Pero este rumor no fue confirmado (aunque tampoco desmentido).»
El Cronista no es el único medio que menciona esta posibilidad, por cierto. También circula en despachos y oficinas. Así que en AgendAR quisimos reunir los datos relevantes. Su resumen académico, por ejemplo:
«Martin Guzmán es Dr. en Economía por Brown University, EE.UU; investigador de la Universidad de Columbia,EE.UU, del IIEP-BAIRES (UBA-CONICET) y profesor adjunto de la UNLP. Es parte del equipo del Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz en la Escuela de Negocios de la Universidad de Columbia. Trabaja temas de macroeconomía y desarrollo. Ha asesorado a la Asamblea General de las Naciones Unidas en temas de deuda y desarrollo. Lidera el grupo académico que apoya Naciones Unidas en temas de reforma de los marcos para reestructuración de deuda soberana.»
El corresponsal de La Nación, Rafael Mathus Ruiz, agrega: «En 2008, después de terminar sus estudios en La Plata, Guzmán se mudó a Rhode Island, Estados Unidos, donde construyó una sólida carrera académica que lo llevó a trabajar junto al premio Nobel de Economía favorito de Cristina Kirchner, Joseph Stiglitz. Pero Guzmán nunca se desvinculó del todo de la Argentina: es profesor en la UBA, pasa varios meses al año en el país, y además tiene contactos con el Frente de Todos. Sergio Massa se reunió con él hace poco, en Nueva York, en su última visita a Estados Unidos.
Guzmán se ha especializado en macroeconomía, deuda soberana y desarrollo económico. Tiene un marcado perfil técnico, más que político. En el mundo de Wall Street es un economista poco conocido. En Columbia es director de la Iniciativa para el Diálogo sobre Políticas (IPD), un espacio fundado en 2000 por Stiglitz que aspira a «estimular un diálogo en políticas heterodoxas sobre cuestiones importantes en el desarrollo internacional» con una red global de economistas, politólogos y centros académicos y políticos de primer nivel que tienden líneas de norte a sur.
Guzmán comenzó a tener una mayor exposición desde que se desató la crisis económica, en abril de 2018, con la corrida cambiaria que arrasó primero con el «gradualismo» deMauricio Macri, luego con la mejora que había tenido la economía en 2017, y finalmente con el gobierno de Cambiemos. En junio de 2018, mientras el gobierno de Macri negociaba el primer paquete de rescate con el Fondo Monetario Internacional (FMI), Guzmán y Stiglitz publicaron una columna en Project Syndicate, titulada «Las Raíces de la Crisis Sorpresa de la Argentina». «La crisis cambiaria que sufrió Argentina el mes pasado tomó a muchos por sorpresa. En realidad, a partir de diciembre de 2015, el gobierno argentino hizo una serie de apuestas arriesgadas que aumentaron la vulnerabilidad del país, pero no estaba claro cuando llegaría el día de la prueba para la economía argentina. Cuando llegó, Argentina no superó el examen», escribieron.
Guzmán ha sido crítico, sobre todo, con la política monetaria y la lucha contra la inflación desplegada por el gobierno de Mauricio Macri. En abril de este año, Guzmán escribió en otra columna en la cual afirmó que «combatir la crisis crónica requiere desafíos políticos sostenidos y coordinados en lugar de un mero endurecimiento de la política monetaria», y que la suba de precios persistirá en el corto plazo sin importar cuan duro sea el Banco Central.
Guzmán anticipó en esa columna que la deuda saltaría al centro de la escena en 2020 y que el nuevo gobierno se enfrentaría a dos opciones «desagradables»: una «camisa de fuerza» con mayores pagos de deuda, más austeridad y más recesión, o una «reestructuración dolorosa de la deuda con un resultado incierto».
En julio, Perfil publicó una de sus primeras entrevistas con un medio argentino. Una foto lo mostraba junto a Stiglitz en una visita al papa Francisco, unos meses antes. Ya en ese momento, Guzmán proponía una reestructuración de la deuda frente al complejo panorama económico que enfrentaba el país. En esa entrevista, Guzmán insistió en la reestructuración al hablar del complejo panorama para la economía.
«La alternativa es buscar una reestructuración de la deuda pública externa, que puede ser en la forma de renegociar vencimientos, que es lo que en principio buscaría», afirmó.
Esta semana, Guzmán ofreció una alternativa en Ginebra al presentar en un encuentro de Naciones Unidas un estudio sobre la deuda de la Argentina como «un caso testigo». En su trabajo, Guzmán propuso un acuerdo con los acreedores para suspender los pagos de la deuda durante dos años, y retomar los vencimientos recién en 2022, sin recurrir a desembolsos adicionales del FMI. Ese enfoque muestra una fuerte coincidencia con la visión de Alberto Fernández, quien ha insistido en cumplir con los compromisos del país, pero sin imprimir más ajustes.»