En AgendAR nos parece útil acercarles el video del reportaje de anoche al presidente Fernández en el programa de Luis Majul. Se puede encontrar en Youtube, pero como todas nuestras notas las compartimos en las redes sociales, se nos ocurre que puede ser más cómodo para leerlo, de a ratos, en los días no laborables de esta semana. Son 50 minutos…
Atención: el programa de Majul no está hecho para el análisis profundo de politólogos o economistas. El punto, creemos, es que servirá para que argentinos y argentinas «midan» a su presidente en una charla tranquila, con la inmediatez que da la TV.
Antes que la «Ley de Solidaridad…» recién aprobada, son la Constitución y la práctica de nuestro país la que concentra el poder en la figura presidencial, mientras lo mantenga. De la sabiduria de sus decisiones depende el futuro inmediato de nuestro país.
Un medio no toma decisiones, pero tiene la responsabilidad de dar su opinión. En ese carácter, creo que el párrafo clave fue “Argentina se quedó sin dólares. Eso pasó. Se quedó con tan pocos dólares que Macri fijó un cepo muy necesario porque se le fugaron 100 mil millones. Argentina necesita que vuelvan a entrar dólares y necesita que esos dólares vuelvan a formar parte de las reservas del Estado. Hoy en día el dólar es un bien escaso, como no hay en Argentina tiene que estar muy caro. No es que el que importa insumos tiene que pagar ese impuesto para tener dólares. Es para el que use los dólares para viajar, para hacer turismo, para ahorrar en dólares y tenemos que terminar con esa práctica de ahorrar en dólares”.
El presidente se refirió a un límite que la economía argentina enfrenta desde 1952, agravado por episodios de endeudamiento irresponsable (durante el Proceso, el segundo gobierno de Menem, el de Macri). Ese desdoblamiento informal del mercado cambiario es necesario. Pero no va alcanzar para «terminar con esa práctica de ahorrar en dólares”. Se ahorrará en dólares muy caros, hasta que se recupere la confianza en la moneda nacional o en los instrumentos de ahorro que se diseñen. Para eso se necesitarán años de coherencia en la política económica. Más de cuatro, por cierto.
A. B. F.