Ayer circuló una noticia, y su desmentida, con gran impacto en la ecuación económica en Argentina. Y en la política también. Reproducimos lo que aparece en los medios -prácticamente, la misma versión. Y agregamos algunos datos, y un comentario de uno de nuestros editores:
El presidente Alberto Fernández le pidió este domingo 29 de diciembre al titular de YPF, Guillermo Nielsen, dejar sin efecto un aumento del 5% previsto en los precios de los combustibles, con el objetivo de evitar que se recaliente la inflación.
Esta medida, que habría sido comunicada a las principales estaciones de servicio de la red y regiría desde hoy lunes, iba a tener un efecto cascada sobre toda la cadena de abastecimiento, ya que YPF controla casi el 60% del mercado.
Fernández le trasmitió al titular de YPF la «inconveniencia» de avanzar con ese ajuste, en un momento en que el Gobierno está tratando de desacelerar el ritmo de la inflación.
Fuentes de la petrolera Axion aclararon que si YPF no remarca, ellos tampoco lo harán, y el mismo camino seguirá Shell.
El de los combustibles es uno de los sectores con impacto más directo en la inflación porque los aumentos derraman sobre los fletes y la producción y eso se contagia a los precios. Ya a lo largo de 2019, la nafta aumentó en nueve ocasiones por un total de 41%. La programada para la medianoche de ayer domingo hubiese sido la décima y llevado a 46% la suba global.
Voceros informales del gobierno afirman que la suba estaba prevista desde antes de que Fernández asumiera y el presidente de YPF, Guillermo Nielsen, pensaba hacerla cumplir. «Estaba decidido para esta época por el directorio anterior de la empresa, pero Alberto pidió que se detenga. Él toma la decisión por el impacto que puede tener el aumento. Nielsen es presidente de YPF, pero es una persona de nuestro espacio político».
El 2 de este mes decía en su blog nuestro editor Fernández (no relación): «(Se trata de) dejar instalado en la opinión pública que. para que resulten rentables las gigantes inversiones, en extracción y en infraestructura, que requerirá Vaca Muerta, es imprescindible que los precios de los combustibles en Argentina sean “realistas”. Es decir, internacionales. Es decir, altos. Esto es falso, más allá que no se han publicado análisis de costos serios de la producción de energía, ni en Vaca Muerta ni en centrales eólicas».
La confusión -inconsciente o deliberada- es entre los precios internacionales del petróleo y los precios locales de los combustibles. Donde hay un % de impuestos considerable, dicho sea de paso.
Pero el elemento central es que el beneficio para la Argentina -y para las empresas petroleras- debe ser el que resulte del petróleo exportado y el costo de la explotación. Si el precio interno del combustible debe ser el mismo que el internacional para que esa explotación sea rentable ¿dónde está el beneficio para nuestro país de las gigantescas inversiones que hay que hacer en Vaca Muerta? Le daría el mismo resultado extraer el petróleo que importarlo!