El científico chino He Jiankui, creador de los primeros bebés modificados genéticamente, ha sido sentenciado a 3 años de cárcel y a pagar una multa de 3 millones de yuanes (380.000 euros). En un juicio celebrado por sorpresa y a puerta cerrada, un tribunal de Shenzhen le declaró culpable de “llevar a cabo, de manera ilegal, la edición genética de varios embriones humanos con fines reproductivos”; según la agencia de noticias oficial, Xinhua. He, además, estará vetado de por vida para el desempeño profesional de cualquier actividad relacionada con el mundo sanitario.
El 26 de noviembre de 2018, He Jiankui sorprendió al mundo al anunciar que había manipulado dos embriones humanos por medio de una técnica de edición genética conocida como CRISPR, con el propósito de lograr que fueran inmunes al virus del sida. El científico, conocido a raíz del suceso como “el Frankenstein chino”, hizo público su logro por medio de un vídeo colgado en YouTube (ver abajo) en el que narra cómo un par de bebés, dos gemelas que recibieron los nombres de Lulu y Nana, habían nacido “semanas atrás” y se encontraban “en perfecto estado de salud”.
El tribunal de Shenzhen ha sentenciado que He, movido por su ansia de “fama y fortuna” se saltó “las regulaciones nacionales sobre investigación científica y gestión médica de manera deliberada”. El fallo establece que He falsificó documentos y proporcionó información falsa sobre sus estudios, “rebasando toda línea ética”, para reclutar hasta siete parejas en las que el hombre estuviera infectado con el VIH y la mujer no. La pretensión del equipo liderado por He era, tras la fecundación, intervenir el embrión para desactivar el gen CCR5, empleado por el virus del sida para acceder al sistema inmunológico humano.
Durante su participación en una cumbre científica en Hong Kong dos días más tarde, el genetista confesaba la existencia de una segunda fecundación, “un embarazo potencial”. La sentencia de hoy confirma que ese embarazo llegó a buen término, por lo que se eleva a tres el total de niños nacidos a consecuencia del experimento.
El anuncio de He Jiankui levantó una enorme polémica y recibió fuertes críticas por parte de sus colegas, los cuales lamentaron su falta de ética a la hora de llevar a cabo un procedimiento ilegal en la mayoría de los países del mundo. A las voces de desaprobación se sumó el Nobel de Medicina David Baltimore, quien calificó su proceder de “irresponsable”.
En su país, 122 científicos publicaron una declaración conjunta en la que afirmaban que “cualquier intento” de hacer cambios en embriones humanos mediante modificaciones genéticas es “una locura” y que el nacimiento de estos bebés representaba “un alto riesgo”. Incluso Huang Wei, viceministro de Ciencia y Tecnología, se manifestó al respecto, asegurando que las actividades científicas de He –en paradero desconocido desde entonces– serían suspendidas de inmediato y calificando su conducta de “estremecedora e inaceptable”.
El Estado chino ha producido una sentencia que servirá como una advertencia a las tendencias «fáusticas» en la investigación científica. Pero… una vez que un desarrollo técnico es posible, es muy difícil asegurar que alguien, en algún momento, no lo replique.