Diego Guelar es un dirigente activo en la política argentina desde hace 51 años, cuando en 1968 participó como cofundador de la Unión Nacional de Estudiantes, cercana al peronismo. Recientemente, fue el embajador argentino en China durante la gestión de Mauricio Macri. Aparentemente, ha decidido tomar la bandera de la bandera de fortalecer las relaciones con la República Popular, aún en los rubros que disgustan a los EE.UU.
Una indicación de ello es este reportaje que concedió a La Nación el jueves pasado:
«-Alberto Fernández busca profundizar el vínculo con Pekín tras un acercamiento fuerte a Estados Unidos durante el macrismo. ¿Cree que las relaciones diplomáticas de Argentina con Washington y China estuvieron desbalanceadas?
-Creo que en los últimos años avanzaron mucho más las relaciones con China que con los EE.UU. o la Unión Europea (UE). Esto nos deja un cuadro más balanceado y con más oportunidades hacia el futuro. Creo que debemos concretar las negociaciones de libre comercio con Europa y debemos explorar las mismas perspectivas con EE.UU. y China. Siempre en el marco del Mercosur y sin miedo a la apertura comercial. Las experiencias de proteccionismo del pasado nos demuestran que no es cierto que cerrarnos nos haya permitido desarrollar la industria nacional. Por el contrario, nos hemos desindustrializado y no crecimos en nuestra exportaciones con valor agregado.
-¿Cuál es el estado de la relación actual con China?
-Está en plena marcha. Hemos logrado muchos avances en los últimos 15 años. En los cuatro que me ha tocado participar desde la embajada argentina en Pekín, hemos abierto todos los mercados que la estructura productiva argentina requería. El 77% de las exportaciones totales de carne van a China. De 25 frigoríficos que exportaban en 2015 pasamos a 95 en la actualidad. También aceite y harina de soja, cerezas, limones, arándanos, uva de mesa, arvejas, miel y caballos en pie. El desafío es duplicar nuestras exportaciones en la próxima década. En el campo financiero, logramos dos swaps por US$18.500 millones, que hoy representan el 40% de nuestra reservas. También logramos el financiamiento para importantes obras públicas: avanzamos en la ejecución de las hidroeléctricas de Santa Cruz, el 30% de las plantas eólicas y solares del plan de energías renovables son Chinas, inauguramos la planta solar de Caucharí (Jujuy), que es la más grande de América Latina, y continuamos el reequipamiento ferroviario. Además, empresas chinas muy importantes se han instalado en la Argentina.
-¿Cuánto puede acercarse la Argentina a China sin irritar a Estados Unidos?
-La Argentina puede y debe profundizar sus relaciones con China. Lo mismo están haciendo los países de nuestra región, como Brasil, Chile, Perú, Uruguay o Ecuador, que mantienen importantes relaciones con los Estados Unidos. El alineamiento con una sola superpotencia es un error que no debemos cometer.
-¿Puede la expansión de la tecnología 5G china convertirse en un obstáculo en las relaciones con Washington?
-Brasil ya ha comunicado que licitará la infraestructura 5G en 2020 y que convocará a China. A mi juicio, nosotros debemos hacer lo mismo. Sabemos que esto no es del agrado de los Estados Unidos porque las dos superpotencias están embarcadas en un duro proceso de confrontación y competencia. Pero también son socias muy importantes e interdependientes. ¡Constituyen la más importante asociación constituida entre dos países en la historia de la humanidad! Nuestra posición debe ser apoyar un mundo multipolar, abierto, con instituciones multilaterales sólidas.
-¿En qué estado dejó el gobierno anterior las negociaciones por la construcción de la central nuclear china?
-Macri continuó la negociación empezada por Cristina Kirchner y prácticamente la concluyó. Está lista la negociación de la planta nuclear de agua liviana por US$9000 millones que se terminó de acordar en agosto de 2019. Dados los resultados de las elecciones primarias, era obvio que su concreción debía quedar para la próxima administración. Es la obra pública más importante de América Latina y una de las más grandes del mundo. El nuevo gobierno podrá cerrar esta negociación y empezar la obra en forma inmediata si así lo desea. No afectará las actuales restricciones financieras porque contempla un periodo de 8 años de gracia.»
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En AgendAR no rechazamos, al contrario, fortalecer las relaciones con China. Señalamos, eso sí, la necesidad de considerar el largo plazo, cuando se negocia con ellos. Ver nuestra nota: China: ¿nuestra nueva Inglaterra?.