IMPSA está en venta; Pescarmona quedaría afuera de la sociedad

IMPSA en el proyecto del CAREM

La firma Industrias Metalúrgicas Pescarmona (IMPA) afrontó un largo y complejo proceso de reestructuración de deuda que incluso la llevó a fines del año pasado a reprogramar el pago de intereses con sus acreedores. Ahora, anunció que busca inversores locales e internacionales para desprenderse del 100% de sus activos.

Según informó la propia empresa en una comunicación enviada a la Comisión Nacional de Valores, designó a Columbus Zuma -una agencia de asesoramiento de inversión creada por banqueros locales- como “Asesor Financiero” en este proceso. Una consecuencia sería que la familia Pescarmona pierda su participación en la sociedad que fundó en 1907, hace 113 años.

Actualmente, el 65% de las acciones de Impsa están controladas por un fideicomiso de inversores institucionales internacionales (Banco Interamericano de Desarrollo, Export Development Canada y bonistas internacionales, entre otros) y nacionales (Banco de la Nación Argentina, BICE, tenedores de ON, entre otros). Todos ellos están de acuerdo en vender la firma metalúrgica, lo que necesariamente incluiría a la familia Pescarmona, dueña del 35% restante de Impsa.

Según los registros del BCRA, a diciembre de 2019, los créditos tomados por la empresa con entidades financieras locales ascendían a poco más de $ 3.700 millones. El 82% corresponde al Banco Nación y se encuentra en situación 5 (irrecuperable). Así es que el Estado argentino es actualmente uno de los acreedores clave de la empresa y sigue de cerca el desarrollo de sus negocios. Incluso en el sector se especula con la posibilidad de que se quede con alguna de las operaciones de IMPSA.

La debacle de IMPSA se precipitó en 2014 cuando se declaró en default con deudas que superaban los u$s 1.000 millones. Luego de negociaciones la empresa logró una reestructuración de deuda que llevó a sus pasivos a menos de la mitad, pero en el proceso la familia Pescarmona perdió la participación mayoritaria en la compañía. Con el correr de los años, la firma mendocina tampoco consiguió estabilizarse ante los cimbronazos de la cambiante economía argentina y ahora todos sus activos muestran cartel de venta.

En la nota enviada a la CNV a fin de diciembre último, la empresa apuesta a la “concreción de un proceso ordenado de búsqueda de inversores, tal como se acordó en la reestructuración de deuda completada en abril de 2018”.

Aunque el proceso recién arranca, desde el sector adelantan que hay varias firmas interesadas para quedarse con los activos de Impsa, aunque aún nadie hizo una oferta concreta. “Son procesos largos en los que se evalúan todas las posibilidades que hay en el mercado, pero la empresa sigue funcionando con normalidad.»

El actual CEO es Juan Carlos Fernández, nombrado por el fideicomiso de acreedores. Afirma que «el objetivo es mantener el sitial que ha ocupado durante décadas en la vanguardia del desarrollo tecnológico en materia de energía hidroeléctrica, nuclear y otras energías renovables«. La compañía emplea en forma directa a más de 500 personas.

El personaje

Enrique Pescarmona es nieto del fundador de la metalúrgica Impsa. Durante su gestión al frente de la empresa familiar se ocupó de impulsar la internacionalización de sus negocios. Extendió sus operaciones a Venezuela, Colombia, Malasia y Estados Unidos.

Pescarmona declaró el año pasado como arrepentido en la causa de los cuadernos, pese a que ya no tenía el control de la empresa. Argumentó que se había visto obligado a realizar pagos para destrabar desembolsos por operaciones de la compañía en Venezuela durante el Gobierno de Hugo Chávez.

Corresponde agregar que desde hace casi medio siglo que IMPSA – Pescarmona se ha financiado con créditos en los bancos oficiales, que habitualmente renegociaba.

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