El Instituto de Trabajo y Economía, de la Fundación Germán Abdala, publica sólidos Informes Mensuales de Coyuntura. Queremos acercarles éste, que analiza enero 2020, porque marca los parámetros de las medidas económicas con las que el gobierno de Alberto Fernández encara la situación.
«El dato de la inflación de enero, que mostró un aumento del 2,3% mensual, fue recibido con sorpresa ya que, si bien se esperaba una reducción, fue más marcada de lo previsto. El Relevamiento de Expectativas del Mercado que hace el Banco Centra (publicado con anterioridad) preveía una inflación en torno al 3,5% para el mismo mes. En línea con esto, nuestro Índice de Relevamiento de Precios (IRP) registró una suba de 2,9% mensual, desacelerando respecto a diciembre, pero mostrando que la variación en términos anuales se mantiene en niveles sumamente elevados.
La reducción en la inflación se debe esencialmente a la estabilidad cambiaria lograda tras la introducción de las regulaciones, que sumado al congelamiento de las tarifas de los servicios públicos fueron los factores claves para lograr la desaceleración de los precios. El desafío es poder mantener este incipiente proceso desinflacionario sin atrasar el tipo de cambio ni las tarifas, lo que requiere de suma pericia en el manejo de las herramientas económicas.
Por el lado de la actividad, el EMAE (Estimador mensual de actividad económica, del INDEC) muestra que la economía sigue estancada en niveles sumamente bajos, pero los primeros datos de ventas de enero muestran cierta recuperación.
En el frente fiscal, las autoridades económicas parecen dispuestas a poner sobre la mesa una parte de su capital político en la búsqueda de un impulso fiscal en 2020. El objetivo mínimo es que la política fiscal deje de tirar nafta al fuego de la recesión, el de máxima que empuje una recuperación mejorando la calidad de vida de los sectores más golpeados, pero sin que esto implique un alejamiento de la meta de
equilibrio fiscal.
A partir de esa restricción, el instrumento clave para impulsar la economía real en el corto plazo -tal como estableció el mandato de las urnas- es la política monetaria. En efecto, a pesar de las tensiones que comenzaron a manifestarse en el frente financiero, el BCRA decidió seguir bajando la tasa de interés de las LELIQ, llevándola a 40% nominal anual y acumulando una baja de 1.500 p.b. en lo que va del año. Una apuesta fuerte que en los próximos meses pondrá a prueba su efectividad.»
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