La empresa estatal Nucleoeléctrica Argentina (NA-SA) decidió rescindirle a Caputo-TGLT el contrato para llevar adelante la construcción del edificio de almacenamiento en seco de elementos combustibles gastados.
Dice el comunicado de NA-SA: “La rescisión del contrato responde a los reiterados incumplimientos por parte de la empresa Caputo – TGLT de los plazos establecidos en el contrato para la realización de la obra. Se le otorgaron a la constructora dos prórrogas y aun así no cumplió”.
A fines de 2016, NA-SA le había adjudicado al empresario Nicolás Caputo la construcción de la obra. Esto se hizo en silencio, pues al ser una sociedad anónima, no está obligada a realizar licitaciones públicas, aunque sea una firma controlada por el Estado Nacional.
El monto inicial de la obra era 513,6 millones de pesos. La medida generó polémica porque era la segunda obra que se le adjudicaba a Caputo en el sector nuclear y el empresario había sido definido por el entonces presidente Mauricio Macri como “un hermano de la vida”.
En enero de 2018 la desarrolladora TGLT adquirió el 82,32% del capital accionario de Caputo S.A. La fusión se consumó en octubre de ese año y TGLT se convirtió a partir de entonces en controlante de Caputo.
Dicen en la empresa: «El edificio debía estar terminado este año, pero en NA-SA remarcan que las sucesivas demoras llevaron a que finalmente se decidiera rescindir el contrato. “La obra está por la mitad. La parte civil está bastante avanzada, pero falta todo el montaje electromecánico”.
La intención de NA-SA es hacerse cargo directamente de la construcción de la obra, como antes de la aparición de Caputo, para intentar terminarla a fines de 2021. Se está negociando con las mismas firmas subcontratistas de Caputo-TGLT, pues así la mayoría del personal que venía trabajando en la obra podría seguir haciéndolo. En estas conversaciones participan los gremios del área.