Nos parece apropiado publicar esta declaración de prestigiosos especialista en un campo clave. Especialmente porque compartimos la agenda que proponen: «el fortalecimiento de las capacidades estatales … en planificación estratégica, uso intensivo de las tecnologías sociales y digitales en la coproducción de políticas, orientación hacia resultados, monitoreo y evaluación de las iniciativas, transparencia y rendición de cuentas, profesionalización del empleo público, democrática articulación con los actores sociales, entre otros. (En especial) avanzar en la digitalización, los mapeos digitales, el uso de grandes datos y la inteligencia artificial, … dentro de un accionar sujeto a las reglas de la democracia y los resguardos necesarios en un estado de derecho.»
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Declaración de especialistas en el campo de la gestión de políticas públicas. El Estado y las políticas públicas ante la pandemia
Argentina y casi el mundo entero atraviesan un momento inédito y crítico como consecuencia de la pandemia derivada del COVID-19. Esta situación puso en evidencia (una vez más) que el Estado es la llave indispensable para asegurar los derechos de la ciudadanía.
Ningún Estado en el mundo estaba preparado para enfrentar el COVID-19. El Estado argentino no fue la excepción. A pesar de lo inédito de la pandemia y el desconocimiento sobre sus alcances, nuestras autoridades fueron dando respuestas a problemas complejos en tiempo real y haciendo las correcciones necesarias en un escenario global, regional y local absolutamente trastocado, vertiginoso e incierto.
Por ello, nosotras y nosotros, especialistas en el estudio de la gestión de políticas públicas, queremos destacar el protagonismo asumido por el Estado para enfrentar la pandemia, y proponer un conjunto de desafíos para fortalecer sus capacidades.
En este contexto adverso e inesperado, las instituciones estatales, en articulación con la sociedad civil y la ciudadanía, asumieron que la vida de los ciudadanos y la atención a la dimensión sanitaria de la crisis eran la prioridad. Se diseñaron y acordaron estrategias y se actuó tempranamente en ese sentido, hasta hoy con resultados significativos a nivel nacional y comparado. No se trata de aventurar pronósticos ni ser exitistas sino de reconocer los resultados hasta el momento por el aislamiento social, preventivo y obligatorio, tal como lo demuestra el achatamiento de la curva de contagios y de la cantidad de muertes.
Ello ha implicado un deterioro en la situación socioeconómica ya crítica desde hace varios meses; por eso es importante señalar que el Estado mostró una gran capacidad de reacción para enfrentar los complejos y múltiples problemas derivados de la emergencia sanitaria a través de un conjunto de políticas públicas tales como el IFE (Ingreso Familiar de Emergencia); los créditos a tasa cero para monotributistas y autónomos; y la asistencia a las pequeñas y medianas empresas a través de la reducción de las contribuciones patronales y los aportes del tesoro al pago de salarios.
Estas políticas buscan atender los emergentes más críticos que la pandemia puso de manifiesto y que representan a su vez problemas estructurales de nuestra economía, son políticas activas más acordes para estas situaciones que las que propugnan “abrir la economía”. Los países que así lo hicieron, relegando la cuestión sanitaria, muestran hoy indicadores críticos en ambas dimensiones.
Por lo tanto, observamos que gestionar esta incertidumbre no implicó improvisación, sino una decisión. Esta opción involucró importantes consensos entre el gobierno nacional y las autoridades de todos los gobiernos provinciales y municipales, de diversos signos partidarios, un elemento central para acrecentar el federalismo.
También vale destacar la elaboración de políticas públicas sanitarias basadas en las evidencias aportadas por la comunidad científica a través de un intenso diálogo interdisciplinario. Gestionar en tiempos de pandemia actuó como un importante acelerador de innovaciones públicas y a su vez visibilizó capacidades y debilidades estatales para llevar adelante políticas inéditas en su extensión y complejidad.
Más allá de algunas inconsistencias y contramarchas provocadas por la urgencia del COVID-19, el protagonismo relevante del accionar estatal se convierte en fuente de aprendizajes y abre posibilidades para implementar innovaciones. Estos escenarios complejos y con nuevas incertidumbres, tan evidentes en la pandemia, no desaparecerán cuando esta concluya, sino que serán parte de la nueva “normalidad”. Por eso, un Estado eficiente en garantizar bienes públicos en estos tiempos es un Estado que debe a la vez producir sentido público y gestionar políticas públicas de calidad e innovadoras.
Esto nos lleva a impulsar una agenda orientada al fortalecimiento de las capacidades estatales compuesta por diferentes elementos que se retroalimentan, a saber: planificación estratégica, uso intensivo de las tecnologías sociales y digitales en la coproducción de políticas orientación hacia resultados, monitoreo y evaluación de las iniciativas, transparencia y rendición de cuentas, profesionalización del empleo público, democrática articulación con los actores sociales, entre otros.
Particularmente relevante consideramos avanzar en la digitalización, los mapeos digitales, el uso de grandes datos y la inteligencia artificial, los cuales se muestran como aliados de la gestión de las políticas, dentro de un accionar sujeto a las reglas de la democracia y los resguardos necesarios en un estado de derecho.
Esta agenda orientada a garantizar el acceso a los servicios públicos a toda la población, requiere a su vez de reformas sobre el sistema de financiamiento del Estado que inevitablemente deben incluir una revisión del régimen tributario hacia una mirada más progresiva.
Gestionar lo público en los próximos años va requerir un conjunto de conocimientos, destrezas y habilidades sin antecedentes. Otorgarle un lugar relevante al fortalecimiento de las capacidades estatales, es un paso importante en la hoja de ruta orientada a construir una sociedad más justa.
Mayo de 2020
Carlos H. Acuña, Sergio Agoff, Juan Carlos Aguilo, Natalia Aquilino, Alberto Bonifacio, Gustavo Badía, Horacio Cao, María Esperanza Casullo, Andrea Catenazzi, Magdalena Chiara, Sergio De Piero, Mercedes Di Virgilio, Cristina Díaz, Sebastián Etchemendy, Daniel García Delgado, Rita Grandinetti, Melina Guardamagna, Fernando Jaime, Germán Lodola, Patricia Nari, Nerio Neirotti, Oscar Oszlak, María Laura Pagani, Diego Pando, Adriana Rofman, Margarita Rozas Pagasa, Eduardo Salas, Guillermo Schweinheim.