La Comisión Nacional de Actividades Espaciales, CONAE, es la agencia del gobierno responsable del Plan Nacional Espacial de Argentina.
Comenzó a funcionar en 1991, en reemplazo de la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales (CNIE) fundada en 1960. La CNIE avanzó mucho en cohetes-sonda científicos en las décadas de 1960 y 1970 de alcance y carga útil cada vez mayores. Y conforme se iba acercando a un vehículo de puesta en órbita, también iba adquiriendo capacidades duales…
Éstas no sobrevivieron al escenario post-Malvinas. Puede decirse que la CONAE fue la única agencia espacial del mundo fundada para no hacer un cohete (el Cóndor II, que había diseñado su antecesora). Pero se sobrepuso a ese cepo de origen, y en sus jóvenes 29 años diseñó, construyó y puso en órbita cinco satélites de observación terrestre, el último con un enorme radar en banda L, está por lanzar el séptimo (otro satélite-radar) e iniciar la integración del séptimo (óptico)… Y sigue luchando por construir su propio acceso al espacio: un lanzador argentino.
De todos modos, esta agencia es como un témpano: el volumen mayor es el sumergido. Si lo visible de la CONAE para los medios son los lanzamientos, lo invisible, lo tenaz, lo que resiste mejor los vaivenes políticos las presiones diplomáticas, es la construcción de recursos humanos especializados y la formación de empresas proveedoras del Programa Espacial.
Un satélite o un cohete que fracasan, un gobierno antitecnológico o antiindustrial, ésas son parte de la inevitable historia de vida de cualquier agencia espacial al Sur del ecuador. No de otro modo, los precios bajistas y las sequías o las malas cosechas lo son de una empresa agrícola. Pero los recursos humanos quedan y se acumulan, del mismo modo perdurable que el suelo fértil… cuando se lo cuida.
Para sorpresa de nadie, la fuerza fundante interna y externa del Programa Espacial ha sido gente oriunda directa o indirectamente del Programa Nuclear, como el mítico Conrado Varotto y el recientemente fallecido Héctor «Cacho» Otheguy. Pero si en la base de la CONAE estuvieron personas de la CNEA y luego INVAP, sin el formidable trabajo de la CONAE en diseño de misiones satelitales la Argentina jamás habría estado en condiciones de fundar, en 2006, ARSAT SA, nuestra constructora de satélites de comunicaciones. Sin la CONAE, que empezó por radarizar la órbita baja terrestre con sus misiones SAOCOM, la Argentina hoy no podría ser el único país de Latinoamérica con una radarización civil y militar plenamente propia de su espacio aéreo. O con una red propia de radares de alerta de tormentas. La CONAE empezó este camino, y por lo más difícil.
Todas estas instituciones, estas empresas, sus muchos proveedores y varias universidades públicas con nuevas carreras conforman hoy un polígono nacional múltiple y diverso, el del conocimiento avanzado. Es un formidable capital intelectual e industrial que empezó hace 70 años, con la fundación de la CNEA (otro cumpleaños muy próximo: el 31 de este mes).
En AgendAR nos pareció que la mejor manera de saludar a la CONAE en su aniversario es reproducir estos testimonios. Son de este 1° de Mayo, cuando los profesionales de la casa destacaron la implementación del Plan Espacial Nacional y del proyecto SAOCOM por sus aportes al desarrollo de la ciencia y la tecnología en el país, así como a la formación de recursos humanos, creación de puestos de trabajo y de nuevas empresas y líneas de negocios.
Fernando Hisas, Gerente de Proyectos Satelitales de la CONAE, consideró que con los avances de la Misión SAOCOM, formada por satélites-radar, el sector espacial muestra signos de madurez en la Argentina. “Un buen indicio es que se creen empresas y nuevas unidades de negocios que antes no hubieran sido posibles, y que se abran carreras en universidades”.
Ing. Fernando Hisas, Gerente de Proyectos Satelitales de la CONAE
Los argentinos hoy ocupan puestos relevantes en el quehacer espacial propio, y también en el mundo. Con la apuesta de la CONAE por la creación de carreras universitarias de grado y posgrado en ciencias y tecnologías espaciales, la Argentina hoy lidera la región en recursos humanos.
Nuevos empleos, carreras y empresas
“El proyecto SAOCOM representó un pico de complejidad para la industria espacial argentina. Participaron unos 900 profesionales en el diseño de los satélites, además de otros que se sumaron en áreas vinculadas como manufactura y armado, por ejemplo, con lo cual seguramente involucró el trabajo de más de mil personas”, dijo Hisas, y agregó que también involucró a unas 80 empresas de tecnología e instituciones del sistema científico tecnológico del país, que van desde contratistas como INVAP y VENG, hasta proveedoras de partes. Además, a partir de la participación de la Agencia Espacial Italiana (ASI) hubo una participación importante de empresas internacionales.
Satélite SAOCOM 1B con la antena radar desplegada, cubierta con mantas térmicas, y el equipo de CONAE, VENG, GEMA, CNEA e INVAP en CEATSA, Bariloche.
En las últimas décadas se lograron nuevas alternativas de educación vinculadas con la actividad espacial. En el Instituto de Altos Estudios Espaciales Mario Gulich de la CONAE, con la Universidad Nacional de Córdoba, se cursa la Maestría en Aplicaciones Espaciales; con la Universidad Tecnológica Nacional, mediante su facultades regionales de Mendoza y Córdoba, se ofrece la Maestría en Instrumentos Satelitales (UTN/FRM), y la Maestría en Tecnología Satelital (UTN/FRC). Con la Universidad Nacional de La Matanza se da la Maestría en Desarrollos Informáticos de Aplicación Espacial. “Estos posgrados fueron promovidos por la CONAE, se cursan en el centro espacial argentino y todas las cohortes tuvieron cupos completos”, dijo Hisas, y añadió que en Córdoba también se creó el primer doctorado del país y la región en Geomática y Sistemas Espaciales. Por su parte la Universidad Nacional de San Martín creó la primera carrera de grado de Ingeniería Espacial de Latinoamérica, y la Universidad Nacional de La Plata convirtió su carrera de Ingeniería Aeronáutica en Aeroespacial.
Durante estos años también se crearon nuevas empresas. Para brindar un ejemplo, Hisas destacó el surgimiento de SpaceSur, especializada en el desarrollo de software, que se inició a partir de un grupo de pasantes de la Facultad de Ingeniería de la UBA que trabajaba en la CONAE. También mencionó el caso emblemático de INVAP, por el desarrollo de nuevas áreas de negocios. La experiencia que adquirió esta empresa en la Misión SAOCOM, para el desarrollo y la fabricación del Radar de Apertura Sintética, instrumento inédito en el país y de gran complejidad, significó un enorme desafío y sirvió para que luego la empresa fuera contratada por el Estado para otros proyectos de radares civiles y militares. Hoy lleva más de 20 sistemas instalados en aeropuertos argentinos para controlar el tráfico aéreo comercial, cinco radares de seguridad y defensa, mucho más poderosos y sofisticados, en la frontera norte del país, y se han desplegado los principales radares del SINARAME, el Sistema Nacional de Radares Meteorológicos, que ya cubren una parte sustantiva del territorio nacional.
“Esta línea de negocios ocupa a una cantidad importante de profesionales trabajando en INVAP, en un área específica que se creó para ello y que hubiera sido imposible si no hubiese existido el proyecto SAOCOM”, dijo Hisas, y destacó “la importancia de que el Estado invierta en ciencia y tecnología”.
Del mismo modo, crecieron los servicios tecnológicos que brinda la empresa VENG, cuyos profesionales realizaron tareas de diseño, ensamble e integración de las antenas radar y los ensayos ambientales y de calificación de los satélites SAOCOM en el Laboratorio de Integración y Ensayos (LIE) ubicado en el Centro Espacial Teófilo Tabanera de la CONAE en Córdoba. Allí también, en el Centro de Control de Misión, realizan tareas de ingeniería de sistemas y operación de satélites. En 2019, tras la entrada en fase operativa del SAOCOM 1A, VENG abrió una nueva área de “Servicios basados en Información Satelital”, con el objetivo de comercializar los productos SAOCOM para clientes nacionales e internacionales y desarrollar servicios combinando información geo-referenciada de distintas fuentes. El único otro país con oferta de imágenes espaciales en banda L es Japón.
Y es que se requiere de mucha ingeniería, por tamaño de antena y potencia eléctrica, para construir satélites-radar en esta banda. Pero el que los tiene (Japón y Argentina), pueden encontrar agua bajo el suelo, y con ese dato predecir cosechas, sequías o inundaciones, pronosticar deslaves, e incluso monitorear inundaciones bajo nubes de tormenta o escondida por cobertura forestal. Pueden hacer seguimiento de derrames de petróleo en aguas interiores o marítimas, y hasta controlar los desplazamientos de flotas militares o pesqueras por detección radárica de las estelas de los buques.
El radar espacial en banda L del SAOCOM resultó una solución en busca de nuevos problemas, además del nacimiento de una nueva industria dual argentina.
La CONAE adjunta ahora un par de historias de vida que muestran su impacto en la construcción de recursos humanos calificados.
Mentes creadoras
Laura Moreschi, de la ciudad cordobesa de Alta Gracia, creció mirando el Centro Espacial Teófilo Tabanera desde la ruta, cada vez que pasaba junto a su familia por Falda del Carmen. “Siempre pensaba cómo será trabajar del otro lado de las antenas”, recuerda ahora, cuando con 31 años de edad ocupa el cargo de responsable de Ingeniería de Vuelo de la Misión SAOCOM. Desde pequeña estuvo interesada en el espacio, animada por su padre, que es físico. “Cuando era chica durante las noches mirábamos documentales Discovery, y esperaba con ansias los que eran sobre exploración del espacio. Ya sabía que quería dedicarme a esto. A todas las madres de mis amigas les decía que iba a trabajar en CONAE”.
Ing. Laura Moreschi, responsable de Ingeniería de Vuelo de la Misión SAOCOM.
Moreschi considera que en la Argentina existen oportunidades para formarse y trabajar profesionalmente en la industria espacial. “Cuando terminé el secundario revisé todas la carreras de la Argentina y vi que en la Universidad Nacional de Córdoba se dictaba Ingeniería Aeronáutica. Sólo tenía la materia Sistemas Espaciales, como optativa en el último año. Pero para mí eso fue suficiente”.
“Cuando entré a la carrea, era la única mujer entre mis compañeros. Todos eran fanáticos de los aviones, pero a mí me interesaba el espacio. Hice mi tesis de grado orientada a la chatarra espacial y, cuando me recibí, en 2014, un docente hizo llegar mi CV a la CONAE. Para mi sorpresa me llamaron, me hicieron varias entrevistas y entré, con sólo 25 años. Era la más joven del área de Dinámica Orbital. La calidad humana, profesional, de infraestructura, de procesos, de productos, que descubrí allí superó todo lo que alguna vez imaginé”.
Oriundo de la ciudad de Gualeguaychú, Entre Ríos, Adrián Orellano es el responsable del Instrumento SAR de la Misión SAOCOM en el segmento de vuelo.
Estudió Ingeniería en Sistemas de Información en la Universidad Tecnológica Nacional de Concepción del Uruguay. “Ingresar a la CONAE fue como un sueño hecho realidad”, aseguró, y recordó que su vocación por la ciencia también se inició de muy pequeño, alentado por su familia y por docentes de la escuela pública donde hizo los estudios tanto de primaria como secundaria.
Ing. Adrián Orellano, responsable del Instrumento SAR de la Misión SAOCOM en el segmento de vuelo.
Cuando finalizó su carrera, trabajó los primeros años en el sector privado, en ingeniería de software, y en 2012 se mudó a Buenos Aires, donde se contactó con la CONAE. En el proyecto SAOCOM participó en el diseño y en la fabricación de la antena del instrumento SAR, en conjunto con profesionales de VENG y de CNEA. “Para un ingeniero, trabajar con el SAOCOM es un sueño. No hay nada más allá, en términos de ingeniería, que esto. Son las ligas mayores”, afirmó.
“Hoy en la Argentina, gracias a organismos y empresas como CONAE, CNEA, INVAP y ARSAT, se pueden hacer desarrollos de gran valor agregado para el país. Son proyectos desafiantes y estimulantes para los ingenieros y profesionales de todas las ramas del conocimiento”, consideró.
Además, señaló que “en los últimos 10 años se ha despertado una nueva pasión por la ingeniería espacial, acompañado por un redespertar en el mundo del rubro espacial. Las agencias espaciales están cobrando fuerza, no sólo las de Estados Unidos o la Unión europea, sino también de la India, Italia, Canadá y Japón, por ejemplo. Desde el sector privado, empresas como SpaceX, Virgin Galactic o Blue Origin también están revolucionando la industria y apasionando a los jóvenes”.
“En la Argentina existe una apuesta por hacer ingeniería espacial desde los sectores público y privado. Se van a necesitar muchas mentes creadoras para solucionar los desafíos que se vienen”.
Hoy CONAE cumple sus primeros 29 años. Es un honor liderar esta institución que ha logrado convertirse en una de las principales referencias de los desarrollos tecnológicos en la República Argentina. Y vamos por más… ????️ pic.twitter.com/pcV5ZvxFUu
— Raúl Kulichevsky (@RKulichevsky) May 28, 2020