7 de junio Día del Periodista. Pero no hay día del periodista científico

Del tratamiento de la pandemia en los medios de comunicación masivos no puede decirse que ha logrado llevar tranquilidad y claridad conceptual. Más bien, derramó confusión.

En AgendAR creemos que en parte era inevitable. La ciencia no ofrece una «verdad revelada». En realidad, es un método para ir buscando respuestas, en un camino de prueba y error.

Pero otra parte brota de la irresponsabilidad en muchos de los medios. Esta entrevista a Diana Costanzo, periodista, locutora -trabaja en Radio Nacional y hace 15 años se especializa en ciencia y salud- y que integra la Red Argentina de Periodismo Científico, nos parece un llamado de atención válido.

—¿Qué temas aborda en general un/a periodista científico/a?

—Todo lo que tiene que ver con desarrollos en ciencia, salud, tecnología, innovaciones, también temas relacionados con las ciencias sociales. En una pandemia como la que vivimos, la mirada de un/a profesional especializado/a ayuda a entender con mayor claridad y precisión sobre nuevos tratamientos, potencial desarrollo de vacunas, avances en tests de detección, factores de riesgo, política sanitaria, etc. Es un/a profesional que está sumamente preparado/a para ello, porque tiene una formación previa.

—¿En qué ámbitos se capacitan?

—A través de la Red Argentina de Periodismo Científico no solo debatimos cuestiones que son inherentes a nuestra profesión, sino que también nos capacitamos. Hace mucho tiempo nos venimos preparando, haciendo varias capacitaciones por año, generalmente relacionadas con sociedades científicas u organizaciones no gubernamentales. También asistimos a cursos dictados por los ministerios de Ciencia y Salud. En ese sentido, lo que vemos con preocupación es que, en este contexto inédito en el que la información es tan dinámica, muchas personas hablan en los medios sin tener sustento científico ni, fundamentalmente, evidencia. Lo hacen sin conocer a qué fuentes recurrir o cómo deben tratarse determinados temas.

—En los últimos días, desde la RAdPC sacaron un comunicado en el que precisamente manifiestan la falta de periodistas de ciencia y salud en los medios de comunicación. ¿Esta situación es generalizada o se da en determinados medios (radio, TV, portales, redes sociales, etc.)?

—Donde más se ve la ausencia es en televisión, sobre todo en los canales de noticias que permanentemente están informando sobre la pandemia. En radio pasa algo similar. Los medios gráficos están un poco más cubiertos, pero igualmente, en general, faltan periodistas especializados. Hay muchos colegas muy capacitados que, sin dudas, deberían tener más espacio y hoy no lo tienen.

—¿Por qué crees que los medios no recurren a estos especialistas que, en estas circunstancias, resultan tan imprescindibles?

—A mi parecer, esto está directamente asociado con la precarización laboral que sufren muchos periodistas de distintos rubros, no solo los especializados en ciencia y salud. Tiene que ver con una reducción de costos en los medios y con que se generaliza la tarea profesional. Un mismo periodista puede hacer diferentes coberturas, lo cual deja de lado lo que es la especialización, como debería cumplirse en estos casos. Si bien algunos periodistas especializados son invitados a programas de televisión, su participación es eventual. Es decir, no hay una continuidad; no se los contrata formalmente, con un salario como corresponde, por un trabajo de prensa que tiene que ver con una tarea específica. Esto se ve ahora con mayor claridad en el marco de la pandemia, porque es cuando más se necesita la mirada de estos especialistas.

—Al menos esas intervenciones puntuales de las que hablas ¿son pagas?

—No conozco en detalle la situación de cada colega, pero, en mi caso, las entrevistas que me han hecho para hablar del tema o las invitaciones, han sido sin remuneración. Hoy por hoy, la mayoría estamos trabajando todo el día, leyendo e informándonos permanentemente. Hay que estar muy actualizado con los datos, porque lo que ayer era hoy no es. Es una tarea que demanda mucho tiempo y, a la vez, agota. Venimos de años de formación. Todo eso, a lo mejor, no se reconoce, pero está en la responsabilidad del trabajador y la trabajadora de prensa el poner en primer plano que esto es un trabajo. No estamos haciendo favores.

—El ejercicio periodístico es considerado una actividad esencial en tiempos de pandemia. ¿Crees que al profesional se lo protege y valora como tal?

—En el marco de esta pandemia, hay colegas que están atravesando situaciones complejas y los medios deberían tenerlo en cuenta. Obviamente, los profesionales de la salud son los primeros que ponen el cuerpo en este momento de crisis sanitaria, pero también las y los trabajadores de prensa están allí en la primera línea cubriendo notas y exponiéndose muchas veces a la transmisión del virus. Deben ser cuidadas y cuidados especialmente.

—Más allá de la precarización, ¿coincidís en que también hay cierto menosprecio hacia el rol de los periodistas científicos? Que no tienen el mismo peso que uno de economía o de política…

—Si hay un tema económico, seguramente será cubierto por un periodista especializado en economía; el periodista deportivo hará lo propio con todos los deportes; en cualquier caso, no van a hablar con uno científico. Entonces, en ese sentido, me da la impresión de que se relativiza todo lo que tiene que ver con la salud y la ciencia. Tal vez, como la salud es algo que nos atraviesa en nuestra subjetividad como personas en la vida cotidiana, muchos conductores o animadores se sienten autorizados a hablar, pero sin tener en cuenta esta cuestión de la precaución.

—En relación al tratamiento general que los medios hacen de la pandemia, ¿qué es lo que más te llamó la atención?

—Muchas cuestiones. El tema de las vacunas, por ejemplo. Hay más de 100 proyectos que están en desarrollo en el mundo y alrededor de 10 ya comenzaron a probarse. Pero recién iniciada la pandemia, se comenzó a hablar de que China ya tenía la vacuna… La verdad es que era una información muy precoz como para darla con tanto énfasis. En temas de salud, una mala información puede llevar a una mala decisión de la población. Genera falsas expectativas y no contribuye a que la audiencia tenga una correcta percepción del riesgo que estamos viviendo.

—Qué opinión tenes acerca de la dicotomía existente en torno a “cuarentena sí” vs “cuarentena no”?

—Esta “guerra” que ha surgido contra los médicos infectologos, epidemiólogos y también científicos da cuenta de una intencionalidad que no podría definir con claridad cuál es, pero que, en primera instancia, no parece ser la de cuidar la salud de la población. Me preocupa que haya gente en los medios que pida que se levante la cuarentena, sin ningún tipo de responsabilidad ni conciencia del rol social que ocupan. Lo hacen como si estuvieran conversando en un café.

—La postura de un periodista científico, más proclive a continuar con el aislamiento, quizás ayude a entender el por qué de su poca presencia mediática…

—Tenemos argumentos para decir por qué es necesario el aislamiento y no serviría de nada levantarlo. Hay estudios científicos que lo han avalado, se han comparado las situaciones ocurridas en otros países, también conversamos con los especialistas… Hace poco, en un noticiero central de TV, dijeron: “La cuarentena puede durar hasta dos años”. Se trató de un paper (artículo científico) mal interpretado que, por ende, se convirtió en una información errónea. Hasta hubo personas angustiadas que me consultaron si eso era cierto. Ese tipo de publicaciones deben tener una segunda mirada y un periodista científico puede hacerlo: mirar, comparar, leer, poner en contexto, saber en qué revistas buscar estas informaciones y, sobre todo, cómo transmitirlas.

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