Argentina y EE.UU.: deuda, biodiésel, Venezuela. Los temas en una relación «más dinámica»

Hoy el diario La Nación publica una nota que muestra la intención de la Cancillería de remarcar que la política exterior no es una de las «actividades no esenciales» que han sido paralizadas por la pandemia. Y tiene razón. La reproducimos y agregamos fragmentos de un reportaje a nuestro embajador en EE.UU., Jorge Argüello.

«Un vínculo sin sobresaltos, con diferencias acordadas y con apoyo a la renegociación de la deuda externa. La hoja de ruta que se propuso Alberto Fernández para mantener su relación con Estados Unidos entró en una etapa de dinamismo en los últimos días, luego de que en los primeros meses de Gobierno hubiera poco movimiento.

La negociación de la deuda y el conflicto bilateral por las trabas al biodiésel son por estas horas los dos principales puntos de contacto entre la Argentina y el gobierno de Donald Trump. Mientras que la Casa Rosada se muestra conforme con el apoyo indirecto de Washington a la Argentina en sus conversaciones con los acreedores privados, el canciller Felipe Solá calificó la semana pasada de «grave» el entredicho con el Departamento de Comercio norteamericano por los aranceles a la exportación de biodiésel, que representa una pérdida sustancial de divisas para nuestro país.

En el entorno de Solá ratifican que el Gobierno busca mantener una relación cordial, sin confrontaciones ni sumisión, y creen que se está en camino hacia ese tipo de vínculo «maduro». La Cancillería niega que la relación hubiera sido distante durante los primeros meses de gestión y asegura que la velocidad de los contactos recientes fue casual. Recién el martes pasado, un día antes de que se cumplieran los primeros seis meses de la gestión de Fernández, el ministro de Relaciones Exteriores tuvo su primera conversación telefónica con el Secretario de Estado, Mike Pompeo.

La charla marcó el punto más alto del acercamiento que hubo en los días previos a cargo del embajador argentino en Washington, Jorge Argüello, que mantuvo conversaciones con el Secretario de Comercio, Wilbur Ross, luego que Estados Unidos decidiera mantener los altos aranceles al biodiésel argentino por considerar que está subsidiado.

Argüello participó en la comunicación virtual entre Solá y Pompeo. El funcionario argentino le planteó el malestar del Gobierno por haber vuelto a foja cero con las negociaciones para reabrir un mercado que hasta 2017 representó US$1200 millones.

En una conferencia que brindó ante empresarios de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en Argentina (Amcham), Solá admitió que el biodiésel es un problema «severo» y cuestionó a Washington por haber «sacado del mercado» a la Argentina al imponer una protección del 143%.

«El Departamento de Comercio, que había dado señales claras de que teníamos razón por lo menos en la mitad de esa protección, sorpresivamente, y contraviniendo un dictamen del año pasado, dijo que se deben mantener los aranceles», dijo entonces Solá.

El conflicto bilateral hizo que la relación ganara temperatura mientras el ministro de Economía, Martín Guzmán, negocia la reestructuración de la deuda externa con acreedores privados. En su conversación con Pompeo, Solá agradeció el «involucramiento» y «buena voluntad» de la administración de Trump en la cuestión.

Para el Gobierno fue un espaldarazo fuerte los apoyos del Fondo Monetario Internacional (FMI) -donde Estados Unidos es socio mayoritario- en las tratativas con los bonistas privados. En el Palacio San Martín reconocen la «predisposición» de Washington para que haya acuerdo.

«Le agradecí el apoyo de EE.UU. en la negociación de la deuda con el FMI y con los bonistas», dijo el canciller en Twitter.

Diferencias acordadas: Venezuela

Más allá del problema de la deuda, la salutación mutua de Solá y Pompeo en las redes sociales expuso una llamativa diferencia en torno a la cuestión Venezuela, que se impuso como una suerte de disidencia respetada entre ambos países. Mientras el argentino escribió que durante la charla subrayó «la posición argentina de garantizar la convivencia, el diálogo y la paz en Venezuela», Pompeo fue más directo y aseguró que se habló de cómo «tratar de restaurar la democracia en Venezuela».

El tema más candente de la geopolítica regional aleja a Fernández y Trump, pero en el Gobierno aseguran que la diferencia no afecta las relaciones bilaterales.

Mientras la relación toma ritmo, todavía queda pendiente la confirmación de un viaje oficial de Fernández a Washington para reunirse con Trump. Si bien hubo algunos contactos en esa línea a principios de año para concretarlo, la pandemia frenó las expectativas a corto plazo.»

Las afirmaciones en un reciente reportaje del embajador en EE.UU. Jorge Argüello -que es además un amigo del presidente Fernández- muestran los objetivos necesarios de la política argentina hacia esa Gran Potencia:

«Hay toda una agenda con Estados Unidos vinculada a la promoción del comercio. ¿En qué medida el período pospandemia puede complicar ese objetivo?

–Todos los países navegan hoy con brújulas antiguas en un mar aún no cartografiado. La realidad cambió y los países, organismos multilaterales y organizaciones varias deberán adecuarse a ella. La nueva situación presenta múltiples oportunidades ante las cuales hay que estar abiertos. Le doy un ejemplo: la Argentina acaba de multiplicar de manera muy importante sus exportaciones de carne a Estados Unidos porque el COVID-19 afectó mucho las plantas frigoríficas de este país, que tuvieron que cerrar. Eso fue posible dado que había un excedente por el achicamiento del mercado de China, pero sobre todo gracias a un reconocimiento rápido de esa realidad. Otro: el gobierno argentino envió el miércoles al Congreso un proyecto de ley para subir las multas a los infractores de pesca. En este tema tenemos una agenda convergente con Estados Unidos porque los dos países trabajamos en pos de la eliminación de los subsidios que promueven la pesca ilegal. Se trata de descubrir nichos de oportunidad y de trabajar sobre ellos

… Hace dos semanas recibí en la embajada para un almuerzo de trabajo al secretario deComercio, Wilbur Ross. En el encuentro repasamos las alternativas del mercado internacional y de la relación bilateral en función de los objetivos de los dos países, que pasan por incrementar las exportaciones, algo que requiere de acuerdos y sistemas de compensación. Como resultado de eso, nuestros equipos ya están trabajando sobre la agenda que se acordó para la pospandemia.

Si no es capaz de dar un salto en su capacidad exportadora, la Argentina seguirá encerrada en un circuito sin salida.

¿La relación con los EE.UU. es compatible con una también importante relación con China o los enfrentamientos entre ambos países imponen un obstáculo?

–El presidente Fernández tomó la decisión de no caer en el falso dilema de optar entre Estados Unidos y China. Tenemos muchas y muy fructíferas relaciones con los dos y no vemos ninguna razón para cambiar eso. Estados Unidos es desde 2012 el principal inversor en la Argentina, mientras que el comercio con China es muy importante. ¿Sería razonable anular a uno para privilegiar al otro? No, todo lo contrario. Necesitamos más comercio con más actores, independientemente de la intensidad de la competencia que exista entre ellos. No puede haber una limitación ideológica en la búsqueda del bienestar y el crecimiento de nuestro país.»