Este reportaje de Matías Alonso a varios referentes en el campo de la energía en nuestro país da un panorama bastante completo de la situación actual. Y de lo que se cree posible hacer en el gobierno, con las distintas opciones.
Estos temas ya han sido discutidos en AgendAR, pero unas afirmaciones polémicas de Rubén Quintana, director de Nucleoeléctrica Argentina (NA-SA) sobre la estrategia que están dispuestos a seguir, merecieron una respuesta inmediata de Andrés Kreiner, secretario general de APCNEAN, que también publicamos hoy.
El hecho es que hay un récord de participación en la producción de energía eléctrica de fuente nuclear. Por el motivo que se explica al comienzo de la nota, y también porque la demanda de las represas brasileñas en el caudal de los ríos de la cuenca del Plata ha hecho más azarosa la fuente hidroeléctrica.
«Agencia TSS – La participación de fuentes nucleares en la producción de energía eléctrica llegó al 11% –algo que no ocurría desde 1998. Porque la baja en la demanda que provocó el Aislamiento Social Preventivo Obligatorio (ASPO) por la pandemia provocó que la matriz energética de la Argentina se volviera menos dependiente de la quema de combustibles fósiles, los más caros y contaminantes de la matriz.
La Argentina produce más del 60% de su energía con componente térmico. Durante abril de este año, la generación térmica de origen fósil resultó un 5,4% inferior a la del mismo mes del año 2019. El valor neto para dicha fuente de generación fue el más bajo para todos los meses corridos desde el año 2013, según la Síntesis del Mercado Eléctrico Mayorista (MEM) publicada por la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).
Para Rubén Quintana, director de Nucleoeléctrica Argentina (NA-SA), la empresa estatal operadora de las centrales nucleares, el récord de generación nuclear “es una muy buena noticia para el país, dadas las características de la energía nuclear, que es una energía de base”.
Variaciones en la demanda:
En abril pasado, las demandas residencial, comercial e industrial registraron disminuciones del 1,4%, 9,7% y 25,6%, respectivamente, comparadas con abril del año pasado. En el caso de la demanda diaria, se pudo observar que la curva de los días hábiles fue similar a la de los fines de semana sin cuarentena. Es decir, que los consumos de energía eléctrica empezaron más tarde que en días normales, cuando suelen aumentar a partir de las seis de la mañana, y también se mantuvieron hasta más tarde por la noche.
Energia hidráulica:
En cuanto a la oferta de energía, hubo algunas disminuciones en la producción de energía de fuentes hidráulicas, especialmente en el litoral, por la bajante importante de los ríos Paraná y Uruguay, que afectó el funcionamiento normal de las represas Yaciretá y Salto Grande. Emiliano Marinozzi, encargado del Grupo Operativo de Estadística y Control de CAMMESA, explicó: “Esa energía hidráulica no está y eso modifica toda la matriz. Para cubrir ese faltante se usó nuclear, y también las renovables que fueron ingresando en los últimos tiempos”.
Los registros de demanda eléctrica también son una métrica que se usa como un termómetro de la economía, por lo que, en este caso, reflejan el parate en la economía. Francisco Rey, ex vicepresidente de la CNEA y especialista en planificación energética, dijo: “Si uno mira la demanda eléctrica puede saber si un sector anda o no, independientemente de lo que ese sector informe, ya que muchas veces hay economía en negro, pero esto no se puede trampear”.
La cuarentena ha tenido resultados diferentes en las distintas regiones del país e hizo que muchas provincias pudieran recuperar su actividad casi con normalidad por la ausencia de casos de COVID-19. Estas diferencias también se vieron reflejadas en la demanda energética, tal como explicó Marinozzi: “Hubo algunas diferencias de consumo según las regiones. Al comienzo del aislamiento fue muy parecido todo, pero ahora se ve un recupero de la demanda. También eso depende mucho de la composición en cada región. Hay muchas provincias, especialmente las más grandes y pobladas, en las que la demanda residencial es más importante y en ese ámbito no hubo diferencias. En otras regiones, en las que tiene más peso la demanda industrial, a principios del aislamiento hubo una baja de un 30% del consumo comparado con el período anterior a la cuarentena. Abril ya mostró un 20% menos de demanda total. Se fue recuperando la demanda y seguramente eso tendrá que ver con las distintas medidas que fueron tomando las provincias. En los números que están llegando de mayo se ve que todavía estamos un 11% abajo en promedio y, en los últimos días, en un 7%”.
La energía de fuente nuclear también mejoró su oferta porque durante tres años estuvo cerrada la central Embalse y, una vez abierta, el encendido debe hacerse lento y los aumentos de potencia se realizan en forma escalonada para ir probando diferentes sistemas. Hoy está funcionando al 100%, al igual que Atucha I, y Atucha II está en valores algo más bajos. Rey expresó: “Sería positivo tener más plantas de energía nuclear porque no emiten gases de efecto invernadero, es una energía de base confiable. Es bueno que esté y mientras más tengamos, mejor”.
Las renovables también crecen
En los últimos años creció el porcentaje de participación de las energías renovables y llegó a un 9% durante abril pasado. Un 70% correspondió a energía eólica y todas las voces consultadas coinciden en que todavía se debería aumentar más la oferta de estas fuentes de energía, aunque con algunas consideraciones.
Para Rey, “hay un porcentaje de energías renovables que es útil que lo tengamos pero deberían tenerse en cuenta los efectos de la variabilidad de la oferta, especialmente en eólica. Cuando el viento se corta de forma repentina hay que tener otra fuente lista para seguir inyectando energía en el sistema. Sin embargo, todavía estamos por debajo de ese porcentaje y tenemos margen para seguir aumentando, tanto en eólica como en solar. Eólica es más económica, pero más variable e incierta que la solar, que se puede, hasta cierto punto, predecir cómo va a ser la generación”.
En el caso de la fuente eólica, si bien la Argentina tiene muy buenos vientos, el sistema tiene que estar preparado para sus variaciones y tener una reserva lista, lo que tiene un costo. “Lo que está sucediendo al aumentar el porcentaje de eólica es que esa reserva tiene que ser mayor. Además, hay lugares adonde no se puede agregar demasiado de renovables porque hay que reforzar las líneas de transmisión. Al tener una oferta variable uno tiene que diseñarla para la capacidad máxima pero termina casi sin usarla. Cuando uno hace una línea para energía solar la tiene que diseñar para la mayor potencia, pero a las 10 de la noche no la usa. En eólica pasa algo parecido, entonces uno termina usando el 40% de la línea”, agregó Rey.
En el mediano plazo, ya se está discutiendo la manera de aumentar la oferta de energía, tanto de fuentes renovables como hidráulica y nuclear. En el caso de la hidráulica, Rey manifestó que hay dos obras que deben ser iniciadas de inmediato: “Las obras de Santa Cruz y completar la de Yacyretá, que está licitada y es de rápida ejecución, a un costo bastante bueno para el sistema ya que no requiere pagar ampliaciones del embalse ni hacer modificación de la cota”. Yacyretá tiene un vertedero que debe volcar 1000 metros cúbicos por segundo todo el tiempo, por convenio con Paraguay. En los últimos años, se acordó que se podían poner seis turbinas pequeñas en el vertedero de Aña Cua y así aprovechar ese caudal, lo que implicaría un 9% de aumento de su capacidad de generación con un costo de obra bastante bajo.
También se puede hacer una ampliación de la sala de máquinas de la represa para poner tres turbinas más, para usarlas cuando el caudal del río Paraná supera los 13000 metros cúbicos por segundo, que hoy es el límite que se puede pasar por turbinas, y así aprovechar los momentos pico del río.
Energía nuclear:
Para Rubén Quintana, director de Nucleoeléctrica Argentina (NASA), la empresa estatal operadora de las centrales nucleares, el récord de generación nuclear “es una muy buena noticia para el país dadas las características de la energía nuclear, que es una energía de base”.
En energía nuclear, en los últimos años hubo un importante debate sobre qué tecnología se debería utilizar en una nueva planta. La Argentina tiene una importante tradición en construcción y operación de plantas de energía nuclear del tipo CANDU, con uranio natural y agua pesada, pero la capacidad de financiamiento para este tipo de obras es limitada. En el año 2015, China ofreció financiar una central de este tipo a cambio de que la Argentina comprase una central de diseño chino que funciona con uranio enriquecido y agua liviana. Finalmente, durante el gobierno de Cambiemos el proyecto se frenó.
Según Rey, “hay que sumar generación nuclear lo más rápido posible. Creo que hoy tenemos que hacer la central que ofrece China pero sin abandonar la capacidad en centrales CANDU, que es la que nos da más trabajo a los argentinos y en las que nuestro país invirtió mucho dinero. También tenemos la planta de agua pesada, que no tiene mucho sentido sin hacer plantas CANDU, aunque también se podría reconvertir a una planta de producción de urea, lo cual no la inhabilita para hacer agua pesada. Sería un insumo muy importante para nuestro país, más teniendo en cuenta la producción de soja”.
Según Quintana, “cuando entramos a ver las cosas que tenían que hacerse y todos los parámetros que había que hacerle a una central CANDU para poder licenciarla en un sitio en el que ya hay dos centrales prototipo, vimos que era muy complicado y muy costoso. Para licenciarla hay que hacer casi 70 modificaciones muy complicadas, necesita muchísimas horas/hombre, que no tenemos y deberíamos contratar afuera. Por eso nos decidimos por la Hua Long, de uranio enriquecido y agua liviana (la central que vende China «llave en mano» – N. de la R.), que es una central mucho más poderosa y con mucho más rendimiento. Es una central de cuarta generación, mientras que Embalse es de segunda generación. En estos meses desde que hemos asumido estamos resolviendo los detalles de los contratos con China y también hay que resolver el tema de la deuda externa porque esto es de un capital muy intensivo. que requiere financiación y que si no es por el lado chino no existiría, pero lo vamos a hacer”.
Mientras tanto, se reactiva la obra de un edificio de almacenamiento en seco de combustibles nucleares gastados. La obra, que debía hacer la constructora Caputo, tuvo muchos retrasos, razón por la cual se terminó rescindiendo el contrato. Si este edificio no está listo para fin de año las centrales nucleares no podrán ingresar nuevos combustibles a su recinto y tendrán que disminuir su producción de energía eléctrica. Sobre este tema, Quintana dijo: “Estamos apurándonos para terminar el edificio de almacenamiento en seco de combustibles gastados para no tener que bajar potencia. El Estado invirtió en nosotros y si bajamos potencia el único que pierde es el Estado. Por eso queremos apurarnos para poder terminar el trabajo. Estamos rescindiendo contratos y haciendo otros nuevos para depurar el mecanismo de gestión y esperamos para fin de año no tener que empezar a bajar potencia”.»