La Unión Industrial Argentina (UIA) presentó ayer jueves al Poder Ejecutivo sus propuestas mediante un documento con el título (tentativo) «Hacia una nueva normalidad: propuestas para la reactivación productiva». Allí se postulan la necesidad de contar con más financiamiento, promoción de exportaciones, creación de incentivos tributarios para la inversión, consolidación de una política PyME y la profundización del desarrollo regional.Y, más allá de las medidas concretas, se pide un plan económico basado en un consenso sobre impuestos, precios y regulaciones, y un arreglo de la deuda.
En opinión de AgendAR, este trabajo no debe verse como un simple listado de pedidos, acompañados de generalidades, algo que sí podría decirse de muchos textos preparados por entidades del ámbito empresario o de la producción. Es cierto que trata de hacer equilibrios entre distintos reclamos, pero eso es inevitable en una asociación que reúne a grandes empresas exportadoras con otras que dependen del mercado interno, industrias integradas con otras que tercerizan en un entramado de pymes. Esa es la economía argentina, real después de todo.
Reintroduce algunos conceptos que habían sido demonizados o ignorados durante largos años, como el «Compre Nacional» y el direccionamiento prudente del gasto público. Sobre todo, confirma aunque sea en las palabras, la voluntad industrial del país. No es poco, si observamos lo que está pasando en nuestros vecinos del Mercosur.
También apoyamos el llamado al consenso. En la práctica, al Diálogo Social, declamado y siempre aplazado. No porque creamos que de ahí saldrán las soluciones concretas, sino porque ahí se expresarán los distintos intereses y se verá quiénes tendrán que ceder en algo.
Es en ese punto, precisamente, que encontramos una debilidad conceptual. Se piden estímulos y apoyos al Estado, y al mismo tiempo rebaja de impuestos y cargas. Es necesario enfrentar el hecho que de algún lado tienen que salir los recursos. La actual emisión alta no ha tenido consecuencias inflacionarias, o no más de las que ya existían. Pero eso se debe a la caída brutal de la demanda que provocó la pandemia y la cuarentena. Hay que prever cómo se financiará el Estado cuando finalicen estas circunstancias excepcionales.
Reproducimos a continuación los anticipos que se han facilitado al periodismo.
Según la versión preliminar del trabajo llamado , el plan contiene cinco ejes para la «reactivación», pero con miradas que también incluyen la contención en la actual coyuntura: el fomento de nuevas inversiones y empleo, el financiamiento para la producción, la recuperación de exportaciones industriales, la inversión para reactivar la demanda y la Industria 4.0 y nuevas tecnologías.
«La pandemia del Covid-19 dejará fuertes secuelas a nivel global y local, en un contexto internacional inédito con dos rasgos distintivos», indica la introducción del documento de la entidad que dirige Miguel Acevedo. «Por un lado, se trata de una recesión comparable a la que se produjo luego de la Segunda Guerra Mundial. Por otro, el mundo se encuentra atravesando importantes transformaciones en los modos de producción y de consumo, con una pronunciada aceleración en los procesos de automatización y digitalización de las economías».
«Para la economía argentina, esta crisis agrava los problemas preexistentes. La transición hacia la ‘nueva normalidad’ estará atravesada por el impacto económico de la pandemia y la vulnerabilidad económica que se arrastra de la fase previa. Además, la convivencia con el virus en el presente y futuro inmediato seguirá afectando los procesos productivos, hasta la llegada de una vacuna o de un tratamiento efectivo».
El documento de propuestas tiene dos grandes pilares, según la UIA. El primero es «la construcción de consensos e instituciones para el desarrollo». Ahí se reclaman más mesas sectoriales, diálogo económico y social, consensos macroeconómicos, y que se incentive la economía circular y el trabajo de género. El segundo se basa en las medidas productivas concretas «para sostener la producción generando las condiciones para la posterior reactivación e iniciar un proceso de crecimiento».
Se reclama un plan económico. «Frente a una situación sin precedentes, es fundamental avanzar en la construcción de consensos e instituciones para lograr políticas duraderas y previsibles. Es urgente consolidar una estrategia macroeconómica integral que tenga como objetivo central la agregación de valor, la generación de divisas y la creación de empleo».
En ese marco, la UIA pide: una política monetaria que fomente el ahorro en moneda local y busque gradualmente salir de los controles y regulaciones cambiarias; una política cambiaria previsible que sustente la agregación de valor en la producción; una política tributaria que promueva la inversión y el empleo con políticas e incentivos focalizados, y una política de ingresos que reduzca la nominalidad de la economía y establezca precios relativos estables que brinden mayor previsibilidad para todos los sectores. «Además de estos ejes, alcanzar un acuerdo favorable con los acreedores de deuda es fundamental para la estabilidad macro y la reducción de las tasas de financiamiento internacional».
En relación con las políticas productivas, la UIA distingue dos fases sobre lo que viene: la coyuntura y la pospandemia. «En la primera, mientras persista la fuerte caída de las ventas, harán falta medidas para sostener la producción: será clave mantener y ampliar las medidas fiscales y monetarias anunciadas, brindar incentivos para sostener las exportaciones y aliviar la presión impositiva del sector productivo. Es central en este marco que no se creen nuevos impuestos que afecten más la sostenibilidad de las empresas».
«Para la reactivación y recuperación se plantean una serie de incentivos para la inversión, el empleo y el desarrollo de las economías regionales y empresas de todos los tamaños. Se trata de medidas enfocadas en la creación de incentivos tributarios a la inversión y el empleo, la ampliación del financiamiento productivo en los canales bancarios y del mercado de capitales, la recuperación de exportaciones industriales, la reactivación de la demanda, el desarrollo de la industria 4.0 y la incorporación de nuevas tecnologías y la consolidación de una política pyme y la profundización del desarrollo regional».
Para sostener la producción en medio de la pandemia y vinculado al foco «inversiones y empleo», la UIA reclamó no sumar nuevos impuestos, ampliación de la moratoria y planes de facilidades; reprogramación de vencimientos impositivos; mantenimiento del ATP, la adopción de una cuenta corriente única tributaria; cómputo del impuesto al cheque como pago a cuenta de otros impuestos. Con relación a la pospandemia, se proponen: incentivos fiscales para la inversión productiva, amortización acelerada de inversiones, incentivos diferenciales a la creación de empleo y la generación de parques industriales y ley de hidrocarburos y energías alternativas.
Para el financiamiento en la coyuntura del coronavirus, la entidad propone ampliar las líneas de capital de trabajo, una «línea puente» de redescuentos, instrumentos para la inversión y creación de cobertura. De cara al futuro, la idea es más promoción de instrumentos de mercado de capitales y mayor inversión de fondos institucionales, líneas de financiamiento para la inversión y las exportaciones y un banco de desarrollo.
Con relación a las exportaciones, proponen una «mesa nacional para la promoción», la readecuación del esquema de retenciones y reintegros y la resolución de «temas burocráticos y administrativos del comercio exterior»-¿una alusión al llamado «supercepo» cambiario?- que traba las importaciones y a las demoras en las licencias. Con vistas al futuro de las ventas al exterior, los industriales pidieron capacitación e incentivos para la promoción y recuperación de las exportaciones; negociaciones internacionales «inteligentes», el fortalecimiento de la infraestructura, el transporte y la logística; y la formación de consorcios exportadores.
Con relación a la inversión en tiempos de pandemia, pidieron implementar el plan de «Compre Nacional» en planes de infraestructura; promover el acceso al mercado de compras públicas de pymes, emprendedores y empresas regionales; e infraestructura vial con «mirada estratégica». Para el mediano plazo, reclamaron «planificación y coordinación de gasto de ministerios y empresas públicas», la consolidación de un mercado integrado de compras públicas de todos los niveles federales y ser parte de la infraestructura estratégica del país.
La UIA también suma pedidos vinculados con la industria 4.0 (donde se incluye el teletrabajo, un capítulo polémico dentro de la entidad por la media sanción a un proyecto en el Congreso) y medidas de estímulo para las economías regionales y específicamente para las pymes.
Subrayamos un párrafo del documento: «Argentina cuenta con el tercer entramado industrial de América Latina y con mucho potencial para avanzar en su desarrollo. Los recursos naturales en agro, energía y minerales, la calificación de los trabajadores, las capacidades científicas y del sector de servicios basados en el conocimiento son algunos de los activos de los que el país dispone para encarar esta nueva etapa».