Un Consejo Nacional que debe expresar una política de Estado para las Malvinas y el Atlántico Sur

La Cámara de Diputados convirtió en ley un proyecto que ya había sido aprobado por el Senado -en ambos niveles por unanimidad- creando un Consejo Nacional de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes.

La noticia apareció en todos los medios, pero sin demasiado énfasis, ni tampoco repercusión, aunque es uno de los temas que había sido anunciado por el presidente Fernández en su discurso de apertura del Congreso el 1° de marzo. Es posible que muchos hayan asumido que era otro gesto simbólico, en un tema importante para los argentinos pero que no se ve posibilidades de avances en el futuro cercano.

No es así, al menos en la intención. Se trata de elaborar una «política de Estado», algo de lo que se habla mucho y se ve poco. Una política que no dependa del gobierno que esté en el poder en ese momento sino que se perciba, y sea, una política permanente de la Nación.

Facundo Rodríguez, docente de la Universidad de Buenos Aires y del Instituto de Servicio Exterior, lo explica en esta columna que publicó hace algunos días:

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«La Cuestión Malvinas es el conflicto de política exterior más antiguo e importante de la República Argentina. En los 187 años que lleva la disputa de soberanía, se han avanzado distintas opciones para solucionar la controversia, sin que ninguna haya dado resultados.f

Argentina ha intentado desde el ofrecimiento del arbitraje internacional, una opción rechazada sistemáticamente por el Reino Unido, hasta encarar la negociación bilateral de conformidad a lo establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas, un camino que recorrió durante más de 50 años, aunque sólo durante 17 pudo abordar, y sin éxito, el punto central de la disputa: la soberanía.

La relación con el Reino Unido atravesó varias etapas, a veces tan cambiantes y contradictorias como la vida política argentina misma. Así, los distintos gobiernos han endurecido o ablandado la posición dependiendo el color político de turno. Esto, sin dudas, ha generado hasta ahora debilidad en la posición argentina.

Debilidad que se evidencia en la relación bilateral que, ante el accionar pendular de la política nacional invita al gobierno británico a mantener su intransigencia hasta que un gobierno nacional con una vocación soberana menos firme -y dispuesto a “remover los obstáculos”- llegue al poder, sino que también se hace presente ante las demás naciones que ven en el fluctuante accionar argentino una dificultad para fortalecer los tan necesarios apoyos.

Sin embargo, el 23 de julio pasado ha marcado un nuevo hito en la larga historia de la disputa. Por primera vez se ha establecido, por medio de una ley aprobada por unanimidad de todas las fuerzas políticas, la piedra basal para el establecimiento de una verdadera política de Estado en torno a la Cuestión Malvinas.

Es un claro ejemplo de la madurez y de la voluntad del pueblo argentino, y la dirigencia política nacional, para poder dar aquellos debates y consensuar las estrategias a corto, mediano y largo plazo, que nos permitirán avanzar de forma coherente y coordinada en la búsqueda de la solución de la disputa de soberanía, sin importar el color político de turno. Similar ejemplo han avanzado aquellas naciones que han procurado la búsqueda de la solución de sus diferendos internacionales; Chile, Bolivia, la República de Mauricio, son ejemplos de ello.

La creación del Consejo Nacional de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas, con participación del Ejecutivo nacional, los bloques parlamentarios, los veteranos de la guerra de 1982, el mundo académico, especialistas en derecho internacional y la provincia de Tierra del Fuego, A. e I.A.S. (a la cual pertenecen las Islas), generarán la masa crítica que adopte definiciones de envergadura en la Cuestión Malvinas.

Esta iniciativa no resolverá per se la disputa de soberanía, pero es un paso esencial hacia ese objetivo. La certeza de que la Cuestión Malvinas se ha convertido, por fin, en una política de Estado consagrada por todo el pueblo argentino será el puntapié para romper la inercia y enfrentar el objetivo central e irrenunciable de la recuperación del ejercicio efectivo de la soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur y los espacios marítimos circundantes.»

VIAClarín