El 35% de carga adicional al dólar anunciado esta semana por el Banco Central es muy perjudicial para las firmas y emprendimientos que se dan a conocer y/o que venden a través de las redes sociales.
Las redes -Facebook e Instagram- son herramientas importantes para cualquier empresa moderna, pero son fundamentales para las pymes. No sólo eran -¿todavía son?- un medio mucho más económico que los diarios o la televisión. Con las limitaciones que impone la pandemia para todos, son el gran igualador: desaparecen las ventajas de los grandes locales, la ubicación privilegiada, y se reduce la necesidad de mantener stocks.
En Internet, prácticamente todo, desde las herramientas de mailing, las licencias, membresías pagas en sitios, la publicidad, todo llega en dólares.
Ya advirtió -en las redes, naturalmente- el periodista @SoyPabloMiguel: «Muchísimos emprendimientos pudieron sobrevivir a la pandemia gracias a las redes sociales. El nuevo impuesto al dólar es otro palo en la rueda para mucha gente que encontró en ese terreno su salvación.»
Como se dijo en AgendAR cuando se anunciaron, estas medidas son un parche improvisado para solucionar un problema de pérdida de reservas. Dispuesto -agregamos ahora, por funcionarios sin mucha idea de la realidad del día a día de la actividad económica. Sobre todo, de la actividad como se desarrolla y crece en los últimos años.
Porque las herramientas digitales no son solamente un salvavidas para pymes y emprendedores. Son las herramientas del futuro.