Llega este martes 6 la primera misión del FMI en la gestión de Alberto Fernández, en medio de una hemorragia de reservas del Banco Central. Antes de empezar a hablar de un nuevo programa para refinanciar los u$s 44.000 millones ya desembolsados del último crédito, que -se estima- supondría ciertas exigencias y programas de ajuste para el gobierno, los enviados del FMI vienen a observar los datos de la economía local y estudiar el proyecto de Presupuesto 2021 que el Ejecutivo ya envió al Congreso.
El vocero del Fondo, Gerry Rice, señaló: “El objetivo de esa misión es conocer de primera mano los planes económicos y las prioridades políticas de las autoridades argentinas, que podrían sustentar el programa apoyado por el FMI que han solicitado. Estamos en ‘modo escucha’”. Rice ya había indicado que el FMI tomó “nota del borrador del presupuesto federal 2021 y de las decisiones anunciadas por el Banco Central para endurecer los controles cambiarios” y que estaban evaluando las medidas.
Arribarán al país en representación del Fondo la directora adjunta del departamento del Hemisferio Occidental, Julie Kozack; el jefe de misión para Argentina, Luis Cubeddu, y el representante residente del FMI en Argentina, Trevor Alleyne. Ahora comienza un proceso de negociación que no se prevé ni veloz ni sencillo. Las discusiones se enmarcan en el pedido de la Argentina, que espera reprogramar vencimientos hacia adelante, y descomprimir los pagos previstos para los próximos dos años, por un monto total de u$s 44.000 millones en base al último acuerdo firmado en 2018 durante la presidencia de Mauricio Macri.
Una historia de 64 años
1956: tras el derrocamiento de Juan Domingo Perón, Argentina, por iniciativa del presidente de facto Pedro Eugenio Aramburu, el país ingresó al Fondo Monetario Internacional y contrajo así su primer préstamo con el organismo. La decisión fue recomendada por el entonces asesor del gobierno, Raúl Presbich. El país recibió u$s 75 millones del FMI. Aramburu dejó una deuda valuada en u$s 1.100 millones.
1958: el 29 de diciembre, siendo presidente Arturo Frondizi, se firma el primer acuerdo de los llamados “stand-by”, es decir, uno en el que el país acuerda ajustar sus políticas económicas para superar los problemas que lo llevaron a tener que pedir financiamiento. Álvaro Alsogaray fue designado ministro de Economía. Se llevó adelante un recorte del gasto público, baja de empleo estatal, congelamiento de salario y eliminación de controles tarifarios.
1966: Argentina se había alejado del Fondo durante el gobierno de Arturo Umberto Illia, que inició en 1963 y sufrió un golpe de Estado en 1966. Juan Carlos Onganía (1966-1970) y su ministro Adalbert Krieger Vasena propiciaron un retorno inmediato al FMI. Hacia el fin del gobierno de facto de Agustín Lannuse (1973), la deuda externa había crecido un 46%, hasta los 4.870 millones de dólares.
1973: Durante el breve tercer gobierno de Juan Domingo Perón, pero sobre tras su muerte (1974) con su sucesora, María Estela Martínez, se mantuvieron las relaciones con el organismo internacional de crédito. Con Antonio Cafiero se consiguió un préstamo de 110 millones de dólares, que sin embargo no fue desembolsado hasta después del golpe militar de 1976.
1976: Ya bajo gobierno militar, durante la gestión económica de José Alfredo Martínez de Hoz, el FMI desembolsó los u$s110 millones que había acordado el gobierno peronista con el organismo. Pronto el Ejecutivo dictatorial recibió otros u$s 500 millones, que acompañó con un programa de liberalización de precios y congelamiento de salarios. En los siguientes cinco años de dictadura, la deuda externa se multiplicó por seis: pasó de u$s 7.000 millones en 1976 a u$s 42.000 millones en 1982.
1983: Con el retorno de la democracia y la llegada de Raúl Alfonsín al poder, regresaron también fortísimas tensiones con el FMI por las condiciones de ajuste que proponía el organismo: el ministro de Economía Bernardo Grinspun llegó literalmente a bajarse los pantalones, como mensaje de rechazo, frente al jefe de los enviados del organismo. El gobierno alcanzó luego un acuerdo stand by negociado por su sucesor Juan Vital Sourrouille y José Luis Machinea como titular del BCRA. No alcanzó, el Plan Austral colapso, lo siguió el Plan Primavera, y la entrega anticipada del poder en 1989.
1991: El FMI aprobó el plan convertibilidad del presidente Carlos Menem y su ministro de Economía, Domingo Cavallo, e impulsó la reestructuración de la deuda externa, las privatizaciones y la eliminación de impuestos progresivos. Hacia fines del mandato, la deuda del Estado superaba los u$s 90.000 millones y se abría el camino hacia la mayor recesión de la historia argentina, el derrumbamiento de la convertibilidad y el default.
2001: El presidente Fernando de la Rúa firmó con el Fondo un préstamo inédito de u$s 40.000 millones. Se ejecutó parcialmente y fue conocido como “Blindaje”, y alcanzó para mantener con respirador artificial la paridad peso-dólar, que terminó colapsando. Tras la crisis y el ajuste, en 2003, el entonces presidente Eduardo Duhalde firmó un acuerdo de reprogramación de deuda con el FMI.
2003 y 2006: La Argentina y el Fondo llegaron a un acuerdo para refinanciar vencimientos de deuda de los siguientes tres años con los organismos de crédito por u$s 21.610 millones (de los cuales u$s 12.500 millones correspondían a pagos con el FMI). El anuncio fue realizado entonces por el presidente Néstor Kirchner, su ministro de Economía, Roberto Lavagna, y el jefe de Gabinete, Alberto Fernández. En 2006, Kirchner anunció la cancelación total de la deuda con el FMI, por unos u$s 9.600 millones.
2018: Tras una fuerte crisis cambiaria, el presidente Mauricio Macri anuncia el inicio de las negociaciones con el FMI. El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, y el presidente del BCRA, Federico Sturzenegger, informan la firma de un acuerdo stand by sin antecedentes con el organismo por u$s 50.000 millones, bajo el compromiso de un ajuste de las cuentas fiscales.
2020: El gobierno de Alberto Fernández solicitó formalmente la apertura de conversaciones con el FMI para acordar un nuevo programa con el organismo. La misiva fue remitida por el ministro de Economía, Martín Guzmán, y el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, a la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva. La deuda es de u$s 44.000 millones.