China anunció que impondrá sanciones contra grandes fábricas de armamentos y equipamiento militar de Estados Unidos, en represalia por la venta de equipos bélicos a Taiwán valorados en cerca de 1.800 millones de dólares. Entre las empresas sancionadas se encuentran Lockheed Martin y Boeing Defense, Space & Security (BDS).
Las medidas fueron confirmadas por el vocero del Ministerio de Exteriores chino, Zhao Lijian, y alcanzan también a Raytheon Technologies, aunque no aclaró en qué consistirán y explicó en rueda de prensa que fueron tomadas «para salvaguardar los intereses nacionales».
Zhao denunció que los últimos acuerdos armamentísticos violan el principio de «una sola China» y advirtió que su país seguirá tomando «las medidas que sean necesarias» para que se respeten su soberanía e intereses nacionales.
La medida es en respuesta a la última operación anunciada por Estados Unidos el 21 de octubre sobre la transferencia de armas altamente sofisticadas por un monto total de 1.800 millones de dólares. El Departamento de Estado de EE.UU. había aprobado la venta a la Oficina del Representante Económico y Cultural de Taipei en los EE.UU. de 135 misiles Standoff Land Attack Missile Expanded Response (SLAM-ER) y equipo relacionado, cuyo valor se estima en más de mil millones de dólares, 11 lanzadores M142 de sistemas de cohetes de artillería de alta movilidad y equipo relacionado por un valor estimado de 436,1 millones de dólares y seis cápsulas de reconocimiento MS-110 y equipo relacionado por un valor estimado de 367,2 millones de dólares.
Por lo visto, la República Popular ha decidido imitar la práctica del gobierno estadounidense de sancionar a las empresas que no respeten en su práctica comercial sus lineamientos. No es sorprendente. El «mercado global» sigue siendo una realidad a tomar muy en cuenta, pero estará cada vez más condicionado por los intereses nacionales de las Grandes Potencias.