Un modelo repotenciado del entrenador avanzado Pampa III está probando su armamento de tubo desde el 18 de octubre en la Base Aérea de Tandil. La idea es homologar este nuevo Pampa como cañonero y posibilitar su despliegue con un combo de armas viejo pero fuerte: un cañón DEFA de 30 mm. en un pod ventral con 145, y dos ametralladoras MAG 7,62 en sendos pods subalares.
Este Pampa experimental EX-03 hoy en Tandil debe responder varias preguntas. La primera es si la sorprendente aviónica nueva de este avión se banca las vibraciones de las armas, especialmente el DEFA de 30 mm., que tira –según selección- de 20 a 30 proyectiles por segundo.
El efecto de una brevísima ráfaga de DEFA es impresionante, como se puede ver en el ataque a tierra de un viejo Super Étendard de la Marina, observar la segunda pasada en este video:
Los proyectiles explosivos del DEFA pesan ¼ de kg. y salen a 820 metros por segundo (m/s). Son mucho mayores que los de 7,62 mm., el calibre de infantería del fusil FAL y de la ametralladora MAG, con proyectiles de apenas 11 g. aunque veloces (780 m/s). La “patada” del cañón es entendiblemente mayor.
La bala 7,62 x 51 mm del FAL y de una MAG de infantería se ve minúscula al lado de las de un cañón aeronáutico DEFA de 30 x 113 mm. La “patada” de retroceso del DEFA es proporcional.
En Malvinas, el DEFA de 30 mm., montado en los Dagger de la Aeronáutica y los Aermacchi 339 navales, taladraba sin dramas cascos de acero naval de 13 mm., como atestiguan algunos barcos muy agujereados de la Task Force. Subido al aire, este cañón es también malas noticias para cualquier transporte de tropas con menos de 25 mm. de blindaje, y tampoco es bondadoso para las orugas desprotegidas de un tanque pesado. En cuanto a la balística, la de los proyectiles de 7,62 y de 30 mm. se parece, de modo que se puede lograr fuego convergente en las distancias y trayectorias de ataque a tierra o a otro avión.
La segunda incógnita que debe responder el EX-03 es cuánta performance de vuelo se pierde con estos 3 objetos colgados, no tanto por carga (el DEFA 554 pesa 85 kg. sin la munición, y cada ametralladora MAG, unos 12 kg) sino por aerodinámica. Esto define la utilidad del Pampa como “dogfighter”, es decir como avión capaz de sostener combate aéreo a corta distancia contra cazas puros. Es marginal.
A fuerza de agilidad, el Pampa podría salir airoso de una riña de éstas pero sólo llevando misiles infrarrojos “wide aspect” que la Argentina no tiene. Estos misiles pueden adquirir blancos incluso en los laterales de la trayectoria del avión, y tienen un alcance de hasta 35 kilómetros, mayor que el visual humano en condiciones óptimas. El duelo aéreo de proximidad y a cañón, oh Barones Rojos, va dejando de existir.
Sobre la capacidad aire-aire del Pampa ya hay experiencia que no se publica. Ahora que ya no vuelan desde hace tiempo nuestros cazas supersónicos Mirage III, V y Dagger, y están volviéndose repuestos los últimos transónicos de ataque A4R Skyhawk, sería admitir un estado de indefensión aérea.
Pero persiste desde los ’90 y empeora. Chocolate por la noticia.
Avión que vuela «en red»
La “Full glass cockpit” del Pampa 3 es una instrumentación repartida sobre 3 pantallas (6 contando las del profesor, que viaja atrás del cadete, “en tándem”). Tienen comandos táctiles, cantidad de funciones desplegables y “Heads Up Display”, proyección de datos sobre el parabrisas. La idea es aumentar la “percepción situacional” del piloto, que entienda su entorno a decenas de kilómetros de distancia con un vistazo. El caza navega y vuela literalmente “en red” con radares terrestres o aerotransportados, con otros Pampas e incluso con un simulador terrestre a distancia. Foto de Full Aviación.
Todos los Pampa nuevos, incluido este EX-03 experimental, tienen la turbina Honeywell TFE731-40-2N que empuja casi 2 toneladas, un 20% más que la motor Garrett anterior. El resultado es una “envolvente de vuelo” rarísima: gracias a su gran ala recta alta con borde de ataque “drop”, su muy bajo peso vacío y sus enormes flaps, este avión tolera ferozmente la pérdida de sustentación: puede virar con las alas escarpadas entrando a pista, con la misma pachorra de un turbohélice, por debajo de los 90 nudos (167 km/h) y sin caerse. Hacés esto con un Mirage y te lo ponés de gorra.
Pero luego de entrar a pista con una calma de barrilete el Pampa puede acelerar en rasante y salir disparado en vertical estilo misil, a 420 nudos (778 km/h) sobre la cabecera opuesta, como si hubiera recordado de pronto que era un jet. El Tucano y el Texan II, la supuesta competencia a turbohélice del Pampa que aflige innecesariamente a la Fuerza Aérea Argentina, no puede seguirle el tren de ningún modo. Esta maniobra es lo primero que se le muestra a cualquier brigadier extranjero que viene con alguna vaga intención de compra. Normalmente, al tipo se le cae un poco la mandíbula.
El Pampa logra velocidades máximas de 880 km/h, y no más. Sin flecha alar, aunque la turbina tiene resto, ahí se queda. Con “ala limpia” (sin cargas), a partir de su rediseño NG noventista soporta maniobras de 7g positivas y 3 negativas sin que “le aplaudan” las alas.
Para dar una idea: con 7g, en una salida de picada, un piloto de 80 kg. pesa 560 kg. sobre su asiento y él y su traje inflable anti-g están luchando para que la sangre (que se le va por principio de inercia “a las patas”), no falte tanto en su cerebro como para desmayarse. A los cadetes les sucede, a veces. Un avión de combate de 4ta generación tiene alas que dan más de 9g, pero ese límite está un poco más allá de la resistencia humana.
En suma, que el Pampa es muy acrobático, como explica el vicecomodoro Cristián Giaccaglia, instructor de vuelo de la 6ta Brigada Aérea de Tandil en este otro video:
El Pampa sube rápido y llega sin dramas a 13.000 m. de altura, como casi ningún aparato de aprendizaje.
Giaccaglia, que volaba Mirage y hacía combate simulado contra los Pampa, se asombraba de cómo el avioncito criollo se le colgaba de la popa siguiéndole, emperrado, cada finta y cada viraje a 5 g casi continuas. Y cuando entre dos Mirage hacían caer al Pampa en una trampa, éste apuntaba el morro al cénit y se escapaba por arriba. A 6000 metros de altura, no era esperable. Se trata de una capacidad emergente de una relación peso/potencia muy favorable, y de una aerodinámica muy particular.
Además de esa agilidad de buscapiés, el Pampa tiene sensores muy complejos y redundantes de navegación y control del motor, amén de un “data link” que le aporta información de radar provista por otros aviones o estaciones terrestres, y que lo vuelven casi un drone o un misil, un sistema de armas poco menos que robótico, aunque paradójicamente con dos humanos a bordo intensamente dedicados a pilotarlo, maestro y estudiante.
Puede haber otro aprendiz más, a distancia y en tierra, en un simulador coordinado por el data link. Esto permite un mayor entrenamiento de escuadrilla a menor costo: ventajas de un avión que vuela “en red”.
(Concluye mañana)
Daniel E. Arias