Arde Argentina
En nuestro país, según el INPE, el récord en la cantidad de incendios (no de superficie quemada) se había registrado en 2003, con 69.317 puntos calientes. En lo que va de 2020 -hasta el 30 de octubre-, la cifra es de 69.632.
Sólo en cuatro oportunidades (2003, 2004, 2008 y lo que va de 2020), la cantidad de incendios pasó los 50 mil. Siempre de acuerdo a los datos del INPE, la cantidad de incendios mensuales promedio de los primeros nueve meses de 2020 fue de 6.892. Si se proyecta ese número a diciembre teniendo en cuenta datos históricos, la cantidad de focos en el año podría superar los 85 mil.
Pronósticos locales para el resto de 2020
«En lo que va del año, hubo más de un 15% más de incendios que en igual período de 2003 (año récord)», afirmó el meteorólogo Mauricio Saldívar, uno de los especialistas locales en gestión de riesgo de desastres. Consultado por Clarín apuntó que, además, la tendencia al alza no tiene previsión de descender, por las previsiones del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) en relación a la llegada del fenómeno “La Niña” durante la primavera y parte del verano de 2021. “El escenario de ‘La Niña’ favorecerá el déficit de precipitaciones al menos hasta fin de año”, agregó Saldívar.
Se trata de un fenómeno estructural, explicó el experto: “Estamos en un proceso de calentamiento global que ha hecho que el período que va de enero a septiembre de 2020 haya sido el segundo más cálido en los registros a nivel global, y septiembre de 2020, el septiembre más cálido. Probablemente 2020 termine como el segundo año más cálido”.
Incendios en Córdoba: Piedras Grandes, entre Villa Giardino y Huerta Grande. Foto: La Voz
Las mediciones en la Argentina
Por su parte, el Ministerio de Ambiente de la Nación indicó que el país acumula, en lo que va de 2020, 318.181 “focos de calor”, que pueden ser incendios o puntos de altas temperaturas del suelo de otro origen. La cifra representa casi el doble (un aumento de un 93%) respecto del promedio de números de incendios registrados en los ocho años anteriores.
En ese ministerio se informó que actualmente la Argentina utiliza el Sistema de Información sobre Incendios para la Gestión de Recursos (Firms) de la NASA, para medir los focos de calor. Además, el país usa dos mecanismos de sensores: el Modis que sirve para ver los datos históricos, y el Viirs, más preciso, que comenzó a funcionar en la Argentina a partir de 2012. “Antes de ese año, el país utilizaba el mecanismo Modis, que es lo que muestra el informe de Brasil”, apuntaron.
El trabajo de aeroaplicadores contra el fuego.
Si bien “la cantidad de focos de calor es alta”, desde Ambiente resaltaron que «no siempre hay una correlación directa entre los focos de calor y la superficie realmente afectada por esos fuegos”. Y puntualizaron que en las regiones Centro, NEA y NOA, en los últimos cinco años el registro de focos de calor es superior a la media, pero en el período 2016-2017, los daños fueron muy superiores respecto a la superficie afectada.
“Ecocidio” intencional
Más de la mitad de las provincias de la Argentina tuvieron focos de incendios activos en septiembre, según datos del SNMF. Las más afectadas fueron Salta, Entre Ríos y Córdoba. En la provincia mediterránea se quemó una superficie que equivale a más de diez veces la de la Ciudad de Buenos Aires: más de 300 mil hectáreas; de ellas, 182.724 hectáreas eran de bosques.
“Ecocidio masivo y deliberado”: así se refieren al hecho muchas asambleas ambientales y organizaciones que luchan contra el fuego y que les apuntan a “los intereses económicos que pretenden reemplazar áreas de bosque nativo por explotaciones agropecuarias, negocios inmobiliarios y desarrollos urbanísticos”.
Desde el Gobierno nacional coinciden con esa lectura. “Está claro que más del 95% de los incendios a escala mundial son de origen humano”, destacaron desde el Ministerio de Ambiente. “Independientemente de la cantidad de focos, hay una fuerte similitud entre los incendios de los últimos dos años en Brasil, en la zona del Amazonas y regiones cercanas, y lo que está ocurriendo en la Argentina, particularmente en el Delta”, apuntó Sergio Federovisky, secretario de Control y Monitoreo Ambiental de la cartera de Ambiente nacional.
El grupo Albatros de la Prefectura Naval Argentina patrulla islas en Entre Rios. Foto: Juan José García.
“Los factores que más inciden -amplió el funcionario- son la sequía, que se presume es una de las consecuencias del cambio climático, con una extensión fuera de lo común; y el uso del fuego como herramienta de desmonte, no sólo para limpieza de pastizales y búsqueda de rebrotes, sino como instrumento de reemplazo de la topadora para avanzar con la frontera agropecuaria”.
En esa línea, un proyecto de ley, presentado en la Cámara de Diputados por distintos bloques políticos e impulsado por el oficialismo, busca poner fin a la especulación financiera e inmobiliaria detrás de los incendios. De aprobarse, la nueva norma prohibiría por 60 años realizar modificaciones en el uso y destino de las superficies de humedales, áreas protegidas y bosques nativos o implantados que se hayan quemado. Juntos por el Cambio tilda el proyecto de «excesivo, confiscatorio e inconstitucional».
Falta de estrategia nacional
Para el meteorólogo Mauricio Saldívar, más allá de los efectos de la crisis climática -que agudiza las sequías en las zonas donde ya falta el suministro hídrico y las vuelve material combustible-, existe “un problema de educación ambiental y de falta de una estrategia nacional de gestión del riesgo de incendios, con planes a largo plazo”.
En ese sentido, opinó que señalar únicamente a “los negocios inmobiliarios o la extensión de las fronteras agropecuarias es desconocer el problema y desviar la responsabilidad de la gestión del riesgo”. La quema de pastizales, aseguró, “es una práctica ancestral en la agricultura, que está regulada en varias provincias”.
En la Argentina, son las provincias las responsables de controlar los incendios y de elevar pedidos de asistencia a Nación en caso de no dar abasto. Desde la Asamblea Ambiental San Marcos Sierras señalan que en Córdoba el sistema de bomberos está compuesto de voluntarios, y que está sufriendo un vaciamiento de recursos y un desfinanciamiento muy significativo por parte del Gobierno actual. «Esto pone en evidencia una negligencia histórica con el asunto del manejo del fuego que nos asola año tras año”, acusan.
“Es fundamental la articulación con los distritos”, aseguró el ministro de Ambiente, Juan Cabandié. “Quiero resaltar el compromiso asumido por el Cofema (Consejo Federal de Medio Ambiente) para fortalecer el manejo del fuego en cada una de las jurisdicciones locales. Vamos a implementar un sistema de reuniones bilaterales con cada una de las provincias”, adelantó el ministro.
La gestión de incendios volvió a Ambiente
La gestión del Sistema Federal del Manejo del Fuego volvió al Ministerio de Ambiente el 29 de agosto de 2020. Había sido transferido a la órbita de Seguridad en 2017 desde la dependencia comandada por Sergio Bergman, tras su aparición vestido de planta y algunas declaraciones poco felices. Como cuando, en torno a los incendios y después de un recorte presupuestario en su área, sugirió que lo más “útil” era “rezar”.
Quema en islas de Entre Rios a la vera de una ruta. Foto Juan José García
“Estamos diseñando el emplazamiento de dos nuevas bases del Servicio Nacional de Manejo del Fuego en las ciudades de Embalse (Córdoba) y Apóstoles (Misiones) y la incorporación de nuevas dotaciones de 50 brigadistas con el objetivo de dar respuesta a los incendios”, detallaron desde el Ministerio de Ambiente. Y agregaron que ya se compraron 1.500 equipos de protección individual (EPI) para los brigadistas del sistema federal.
Cabandié contó que su cartera trabaja con el Congreso para poder robustecer los recursos de su área. “Queremos ampliar el presupuesto y avanzar en una nueva licitación para la contratación de medios aéreos, destinados al combate en cada una de las provincias que soliciten nuestro apoyo”.
“No podemos pasar por alto que, más allá de todas estas acciones que estamos llevando adelante, los fuegos son, casi en su totalidad, intencionales, y eso la Justicia tiene que penarlo. Creemos que todo el peso de la ley tiene que caer sobre los responsables de esos campos que queman indiscriminadamente, produciendo un ecocidio”, apuntó el ministro.