El uso de plasma de convalecientes en personas mayores de 65 años, con no más de tres días desde el inicio de los síntomas de Covid-19, logró reducir el impacto de la enfermedad en esa población vulnerable.
Ayer al mediodía se presentaron los resultados de este estudio que coordinó la Fundación Infant. Fernando Polack, que lideró el equipo de investigación y es director de la fundación, afirmó «»Esto cambia el foco de a quiénes administrarles plasma. Es una intervención para esa población que, además, estará disponible mucho antes de la llegada de una vacuna para Covid-19 al país».
Polack sostuvo que el plasma administrado temprano en estos casos leves «transforma a Covid-19 en un mal catarro» para los mayores de 65 años.
Argentina fue uno de los primeros lugares en el mundo en el que se pensó en el uso del plasma de pacientes recuperados del COVID-19 para combatirlo en los contagiados, por nuestra experiencia en la fiebre hemorrágica, «el mal de los rastrojos». En septiembre, también se hizo un ensayo en el Mount Sinai Hospital, en Nueva York, pero los resultados no fueron concluyentes.
También entre nosotros, y para el mismo Dr. Polack, no se encontró en el uso de plasma resultados significativos, como informamos en ese momento aquí. Luego, un estudio multicéntrico liderado por el Hospital Italiano determinó que la administración de plasma de convalecientes no producía beneficios en pacientes que habían desarrollado neumonía por Covid-19 y presentaban criterios de gravedad.
Pero ayer, como señalamos al principio, la Fundación Infant comunicó los resultados de otro estudio riguroso (aunque todavía sin referato) realizado en el país, que muestra que aplicado en los primeros tres días de síntomas, el plasma disminuye un 60% el riesgo de progresión a enfermedad grave en adultos mayores. ¿La principal diferencia? El momento de la administración.
Para fundamentar la intervención en un estadio precoz de la infección Polack comparó al coronavirus SARS-CoV-2 con un ladrón que entra a robar a un domicilio. «Nosotros siempre pensamos el plasma como una intervención temprana. Pensábamos que no teníamos que detener al ladrón (el coronavirus) una vez que había pasado por la casa y saqueado todas las habitaciones, porque el daño que había hecho iba a ser imposible de repararse; sino que debíamos impedir la entrada», graficó durante la conferencia de prensa en la que, junto a integrantes de su equipo, expuso los resultados del estudio.
Y añadió: «El objetivo de este estudio ha sido reducir la progresión a enfermedad severa, es decir, a desarrollar la necesidad de oxígeno suplementario en las personas mayores de 65 años con menos de 72 horas de enfermedad leve por coronavirus. Es decir, cuando uno empieza a tener fiebre, dolor de garganta, malestar, no cuando uno está gravemente enfermo en el hospital».
Participaron 160 adultos (la mayoría mujeres) mayores de 65 años con comorbilidades (diabetes, EPOC, enfermedad cardiovascular) y de más de 75 años en general (la edad promedio fue 77) que fueron divididos aleatoriamente en dos grupos: a unos se les administró el plasma y a otros un placebo (una solución salina sin efecto terapéutico) en forma temprana.
«Entre los pacientes con plasma se enfermó el 11%, mientras que en los pacientes con placebo se enfermó el 29% -precisó Polack-. Es decir que el plasma cuando se administró en los primeros tres días de síntomas leves tuvo un 60% de eficacia en disminuir la progresión de los pacientes leves a tener enfermedad severa. Interrumpió la enfermedad».
Los beneficios hallados fueron descriptos como «significativos» por los investigadores.
El anterior estudio PLASM-AR, del que participaron 334 voluntarios adultos (la mayoría varones, con una edad promedio de 66 años) internados en 12 centros hospitalarios del país, en cambio, no halló resultados positivos en la administración de plasma en pacientes que se encontraban en un estado de la infección más avanzado.
«El estudio PLASM-AR incluyó pacientes que ya tenían una neumonía. Es decir, pacientes que habían tenido al menos 8 días desde el inicio de los síntomas. La diferencia importante es el tiempo de implementación de la transfusión de plasma. Cuanto más precoz, por lo que pudieron ver en el estudio del doctor Fernando Polack, parece más eficaz. Lo que nosotros pudimos ver en nuestro estudio es que cuando un paciente ya tiene una neumonía, el plasma no es efectivo. El tiempo parece ser una variable muy importante», afirmó Ventura Simonovich, jefe de la Sección Farmacología Clínica del Hospital Italiano.
«El estudio del hospital Italiano fue excelente. Los estudios no son solo importantes cuando dan el resultado que uno quiere que den, sino cuando dan información útil para tomar decisiones», destacó Polack durante la conferencia de prensa. Ese ensayo, dijo, «empezaba virtualmente donde nosotros terminamos. Eso nos ayuda a todos, porque es el complemento exacto de este estudio para saber dónde tenemos que actuar y cuándo se hace menos posible que nuestra intervención tenga éxito».
«Ahora sabemos que los pacientes en los que el plasma va a ser beneficioso tienen que tener menos de tres días de evolución y tienen que tener síntomas leves. Si uno espera a que el paciente esté internado, lamentablemente, la intervención no funciona».
La clave de la eficacia, insistió, está estrechamente vinculada al momento en el que se implementa la intervención. «Funciona para pacientes leves y por eso no funciona para pacientes graves, cosa que es la ley en las enfermedades respiratorias virales y en las que se usan anticuerpos: siempre hay un tiempo en el que se pueden administrar y después es demasiado tarde. En este caso, sabemos que funcionan en las personas mayores de 65 años, que es probablemente la población que más lo necesita, porque es la más vulnerable al coronavirus. Lo que hace es transformar al covid en un mal catarro, impide que se transforme en una neumonía que requiera oxígeno».
«Es muy impresionante el resultado que tuvieron. De hecho, es más que cualquier estrategia que se haya demostrado hasta ahora. Parece lo más efectivo que existe en este momento en términos de eficacia. También es cierto que las poblaciones en las que se prueban cada uno de los tratamientos son distintas: una cosa es el paciente ambulatorio y otra cosa son los que están internados, en quienes parece que predomina la inflamación por sobre los tratamientos antivirales. En quienes no se ha desencadenado esta cascada inflamatoria tendrían un rol todas estas estrategias antivirales», coincidió Simonovich.
«Lo que me parece que es interesante del estudio del doctor Fernando Polack es que abre la puerta a una serie de tratamientos distintos que van por ese camino, no necesariamente el plasma va a ser el tratamiento estándar, porque no es escalable. No se podría definir un tratamiento que dependa de una donación en la magnitud de una pandemia», destacó el médico del Hospital Italiano.
Simonovich destacó también que «lo que es muy importante es que los dos estudios que muestran la eficacia del plasma de convalecientes en dos poblaciones diferentes salieron de la Argentina».
Tanto el estudio dirigido por la Fundación Infant como el del Hospital Italiano son los primeros dos estudios multicéntricos (realizados en diferentes centros a la vez), randomizados (de asignación aleatoria a las ramas de intervención o control), doble ciego (ni el médico ni el paciente saben a qué rama fueron asignados), controlados contra placebo (lo que permite evaluar la eficacia de la intervención) en concluir y arrojar evidencia sobre este aspecto a nivel mundial.
Los resultados del PLASM-AR, adelantó Simonovich, se publicarán «en breve en una revista científica de alto impacto». Polack, en tanto, dijo que subirán en los próximos días el artículo a un sitio de preprint (previo a la revisión por pares). Hasta el momento, los hallazgos de ambos estudios se comunicaron en conferencias de prensa.