Casi una quinta parte de la soja y los granos que exporta Brasil ya fluyen por los ríos de la Amazonia. Las exportadoras transnacionales han construido cerca de 100 puertos fluviales importantes en los principales ríos de la Amazonía brasileña.
La mayoría de ellos han sido construidos durante las últimas dos décadas, especialmente desde 2013, financiados internacionalmente y manejados con poca supervisión gubernamental.
Estos puertos han transformado la región, abriéndola a la agroindustria y la exportación de commodities, especialmente soja, a China y al resto del mundo.
Este desarrollo es uno de los más importantes factores que han contribuido a fortaleces, y transformar, al tradicional sector rural brasileño, que se ha convertido en uno de los actores decisivos del escenario político de nuestro vecino del norte.
Los críticos, hoy minoritarios pero vocales y con repercusión en el exterior, plantean que este auge en la infraestructura portuaria a menudo se produjo a expensas del medio ambiente y las comunidades ribereñas tradicionales.
La «hidrovía amazónica» es un tema no sólo brasileño. Ciudades importantes como Iquitos, en el Perú o Leticia en Colombia, también pertenecen a la cuenca.
Como la Hidrovía Paraná-Paraguay es un tema de Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia y Brasil.