La Secretaría de Energía de la Nación decidió dejar sin efecto una licitación que había heredado del gobierno de Mauricio Macri: la obra del gasoducto de Vaca Muerta hasta Salliqueló, en la provincia de Buenos Aires, que incluía la posibilidad de una segunda etapa hasta el litoral argentino.
Así lo decidió el titular del área, Darío Martínez, y al mismo tiempo le encargó a la subsecretaría de Hidrocarburos que estudie la factibilidad de una obra alternativa y posibles ampliaciones de los tendidos actuales hasta el mismo punto del país.
La decisión, establecida en la resolución 448/20, llega luego de tres postergaciones en los plazos de la licitación, primero, por las condiciones macroeconómicas que se hicieron presentes apenas fue anunciada, y luego, desde este año, con la llegada de la crisis del coronavirus.
Una de las posibles causas para la caída de la licitación pasaría por los plazos de adjudicación del tendido, que incluía un régimen especial tarifario al que accedería quien fuera adjudicado con la obra.
La licitación implicaba un nuevo gasoducto troncal y el otorgamiento de una nueva licencia para operar ese tendido. El plazo de la concesión era por 35 años, ampliables a otros 10. Además, se otorgaba un régimen especial durante 17 años, mediante el cual no se iba a poder intervenir en la tarifa que implicara a los volúmenes de gas transportados por el nuevo gasoducto, considerado una de las puertas para el shale gas de Vaca Muerta.
Ahora el gobierno plantea en la resolución “llevar a cabo una evaluación técnica y legal, a fin de considerar las mejores alternativas de construcción de un nuevo gasoducto y/o la ampliación de las capacidades de transporte, para la evacuación de gas natural producido en la Cuenca Neuquina hacia los centros de consumo del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y el Litoral”.
Comentario de AgendAR:
El «shale gas» de Vaca Muerta es una parte del tema de los combustibles fósiles. Entonces -además de las cuestiones técnicas específicas- hay, en nuestra opinión, algunos elementos básicosa tomar en cuenta:
- la energía es, obvio, un insumo fundamental de la industria y también, por supuesto, de las actividades rurales.
- Pero para la industria es imprescindible contar con energía abundante y barata, si pretende ser competitiva.
- Entonces, los combustibles fósiles, a pesar que el mundo -y la administración Biden- pondrán cada vez más presión para que sean reemplazados, todavía son y serán por bastantes años una parte necesaria de la ecuación energética argentina.
- Pero, lo que no es defendible es que el Estado argentino, deba subsidiar por largos años la producción de petróleo y gas. Esa no es «energía barata».
Por eso, más allá de las cuestiones técnicas de este caso en particular, nos parece razonable que un régimen tarifario «intocable» por 17 años sea motivo de descartar una propuesta.