Los contagios del covid en Argentina: altos pero estables. Y se dan más entre los jóvenes

El número de casos es alto, pero en los últimos días dejó de crecer e incluso se aprecia una tendencia a la baja. También cedió el ritmo de aumento en la ocupación de camas de terapia y la cantidad de muertes. Mientras, el gobierno trabaja en las negociaciones para conseguir las vacunas necesarias.

Los gobiernos nacional, porteño y bonaerense analizan que en los últimos días se están estabilizando los contagios de coronavirus, con una leve tendencia a la baja. Pero lo más trascendente es que el ritmo de crecimiento tanto de la ocupación de camas en terapias intensivas como en fallecimientos es mucho más lento que el de los contagios.

Eso podría preanunciar que la ocupación y las muertes llegarán igualmente en pocas semanas pero hay varios factores que desmienten esa hipótesis. En primer lugar, está claro que (la mayoría de) los contagiados son jóvenes y de clase media, no cuentapropistas de vivienda y transporte hacinado, obligados sí o sí a trabajar. Tal vez los jóvenes de clase media terminen contagiando a personas mayores, pero las autoridades sanitarias de la CABA dicen que eso sucederá en una proporción menor (no se entiende la lógica de ello).

Y lo significativo es que disminuyó en forma notoria el índice de mortandad en las terapias, esencialmente porque se aprendió a usar mejor la medicación, se ventila mejor al paciente y entró en juego el plasma que también bajó el número de muertes. A esto se agrega que se redujo mucho el tiempo de permanencia de las personas contagiadas en las terapias intensivas. El índice de mortandad en las terapias medianamente eficientes pasó del 40 al 20%.

«Sí, hay un cierto cambio de tendencia”, sostienen desde los ministerios de Salud. Daniel Gollán, el titular de la cartera bonaerense, afirma que el dato surge de un software utilizado para analizar las llamadas a la línea 148. El índice 148, como lo denominan, ha funcionado bien como predictivo con diez o doce días de antelación. “Podemos decir que está estable, con leve tendencia a la baja”, dice Gollán.

Por una vía distinta coincide Fernán Quirós, ministro de Salud porteño. “El R, que es el número básico de reproducción está levemente por debajo de 1 y eso indica que los contagios tienden a bajar. Diría mejor que está estable, en leve baja”.

Los números que se dieron a conocer vienen siendo altísimos para el verano, si se compara con la 2da ola que está devastando Europa y Norteamérica, a caballo de la temporada fría y especialmente de la nueva cepa B.1.1.7 del virus SARS CoV2. Ésta, ya derramada sobre medio centenar de países del Hemisferio Norte, resulta entre un 54% y un 70% más contagiosa que las todavía dominantes en Argentina.

Los 13.000 casos que se repitieron varios días provienen, según las autoridades, de las juntadas de fin de año, y de hecho significaron la triplicación de contagios, comparado con principios de diciembre. Navidad y Año Nuevo dejaron un tendal, pero transcurridos 14 días y con la intensificación de la publicidad, parece que se viene una leve disminución.

El dato en el que coinciden los ministros es que, aunque los números son escalofriantes, no sube al mismo ritmo de fin de año la ocupación en terapias intensivas y tampoco en la cantidad de fallecidos.

Tres razones para explicar el actual escenario

● La primera, es que los contagiados son en altísima proporción jóvenes. “Respecto de los mayores no podemos ni hablar de rebrote todavía”, dice Quirós. El dato igualmente no deja de preocupar porque los jóvenes contagian a los mayores. O sea que tal vez por ahora el aumento no se trasladó a terapias y fallecimientos, pero es posible que con el correr de las semanas sí se termine trasladando… salvo que el virus SARS CoV2 tenga la gentileza de evolucionar hacia cepas menos infecciosas y éstas desalojen a la actual. En la UE, EEUU, Sudáfrica, Brasil y medio centenar de otros países, fogoneado por cepas más transmisibles, está sucediendo exactamente lo contrario.

● La segunda razón es que los contagiados son sectores de clase media, que son los que más se sociabilizaron en diciembre. Por ejemplo, en CABA pegó más en Barrio Norte, Palermo, Recoleta. O sea, los casos afectan a personas que están en mejor estado de salud y socioeconómico. En las terapias intensivas de los hospitales públicos, la ocupación pasó de 100 camas a 118, cuando en el pico de la pandemia se ocuparon 310 camas. El aumento fue menor al 20%. Mientras que en las terapias del sistema privado, se pasó de 300 a 400, un aumento más que significativo. Un poco por arriba del 33%, aunque todavía lejos de las 780 camas que fue el máximo ocupado en el sector privado.

● La tercera razón es que hubo enormes mejoras en las terapias intensivas, en la Argentina, donde el número de camas de alta complejidad y respiradores subió un 37% y un 38% respectivamente. Se utilizan mejor los anticoagulantes, se aplican mejor los respiradores y el plasma ayudó a cambiar el panorama. Según Quirós, “desde hace dos meses, la letalidad en las terapias bajó del 40 al 20%. Y eso es así en casi todas las terapias que funcionan normalmente”. Traducido: de cada diez personas que entraban a terapias intensivas, cuatro fallecían. Ahora fallecen dos. Según Gollán, también bajó en forma notoria el tiempo en que los pacientes quedan en la terapia. Antes, entre tres semanas y un mes, ahora, más o menos unos 15 días.

Vacunas

Por lo que se ve en el mundo, el proceso de vacunación será extremadamente lento, y hablamos más de años que de meses. El cálculo de los ministros es que en la Argentina habrá que vacunar unos 30 millones de habitantes. Y el universo de las vacunas está hostil, difícil, con maniobras siniestras de parte de los países poderosos que acumulan dosis y más dosis e incluso boicotean la fabricación local retaceando equipos e insumos a los laboratorios que no tienen sede en las metrópolis.

De acuerdo al contrato firmado con Rusia, después de las 300.000 segundas dosis de la Sputnik V, debían llegar cuatro millones de la primera dosis y otro millón de la segunda dosis antes del 31 de enero. No está sucediendo, queda claro. Y no está claro de donde vendrán: en principio afirman que de India o Corea del Sur.

Mucho runrún político hubo por las 300.000 dosis que se mandaron a la Argentina desde Moscú porque se alegó que la prioridad la deben tener los rusos. En términos objetivos, Rusia cumplió con el envío de las 300.000 dosis iniciales que figuran en el contrato y nada indica que no vayan a cumplir el resto de lo firmado.

Pero también es objetivo que traer cuatro millones de vacunas requiere la movilización de varios aviones y todavía no hay indicios desde Moscú sobre cómo sería la provisión. 4 millones de dosis serían algo más de 13 vuelos de Aerolíneas, en los vuelos punto a punto más largos de la historia de nuestra flota de bandera, 13.500 km. de ida y otros tantos de vuelta, sin escalas ni atenuantes. La cifra de 25 millones de dosis que en noviembre el gobierno argentino dijo que se compraría al RFID implicaría más de 83 vuelos. ¿Cuánto termina costando entonces cada aterrizada aquí?

Otro cuello de botella es la autorización para que se aplique a los mayores de 60. El presidente Alberto Fernández quiere aplicarse la Sputnik cuanto antes para salirle al cruce a los antivacunas y a la considerable tribuna pro-Pfizer, que supone que en el 8vo país del mundo por superficie, y además en verano, se puede distribuir una vacuna que, además de ser inconseguible, debe conservarse a 80 grados bajo cero.

Pero el presidente no puede recibir el primer pinchazo de la Sputnik porque hasta ahora la Anmat no la autorizó para mayores de 60. Lo que se espera es que el laboratorio Gamaleya, que produce la Sputnik, envíe la documentación sobre los estudios que llevaron a la autorización de los +60 en Rusia. Lo que se alega es que se están traduciendo del ruso al inglés y que los papeles llegarían el lunes.

¿Qué pasó con la oferta del Fondo Ruso de Inversión Directa de fabricar la Sputnik en Argentina? No mucho, pero el 8 de enero Reuters anunció que esta fórmula la fabricará en Brasil la firma Uniao Quimica a partir… de ayer, 15 de enero, y a razón de 8 millones de dosis/mes. Eso en un país de 210 millones de habitantes, lo que supondría alrededor de 2 años de producción continua de Uniao Quimica para generar una «inmunidad de rebaño» brasileña y poder derivar saldos a la exportación. Pero sobre esto, no hubo más noticias.

La realidad es que con la Sputnik V todo se demora, y se puede suponer que no tanto por insuficiencias de papeles, traducciones y licenciamientos regulatorios, sino de pura y simple capacidad instalada de fabricación de los rusos, o de la que subcontratan en Corea y la India, o quieren derivar en Brasil. Es exactamente la misma historia con otras fórmulas estadounidenses y europeas que, «por denominación de origen», aquí se consideran «más VIP», como Pfizer y Moderna.

Subrayamos «aquí», como indicio de colonialismo mental de nuestros medios, porque el Reino Unido y Alemania están negociando a todo vapor con el Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF) para asociarse de diversos modos a este desarrollo del Instituto Gamaleya, que reclama una eficacia del 91,4%. Este número todavía no está confirmado por la publicación en el journal británico «The Lancet», la única revista occidental de medicina clínica que publicó las fases I y II de los rusos.

El Reino Unido y Alemania deben tener buena data, mucha urgencia o ambas cosas por cómo cortejan a estos rusos con tan poca prensa en Occidente. Lo que para la Argentina, uno de los primeros países en negociar con el RFID es simultáneamente buena y mala noticia: parece que no elegimos tan mala vacuna, pero ahora tenemos competencia fuerte y con bolsillos más profundos. Y eso en un mundo donde billetera mata orden de llegada.

El despliegue del resto de las vacunas es cualquier cosa menos un desfile en una alfombra roja. La negociación de Argentina con la china Sinopharm, testeada aquí sobre 3000 voluntarios, es áspera. Aparentemente el haber colaborado gratis con este desarrollo del Instituto de Productos Biológicos de Beijing no da puntaje ante el gobierno chino: éste acaba de venderle a Perú a a 75 dólares la dosis, un disparate: la fórmula de Pfizer se cotiza a 19 dólares, la de Sputnik a 10 y la de Oxford-AstraZeneca a 4 dólares. Esto no es ajeno a la terminación de la fase III en China, que arrojó un 79% por ciento de eficacia para Sinopharm.

Como la Oxford no tiene números tan atractivos en eficacia, al menos aún, pero sí 10 fabricantes subcontratados en todo el mundo, y la Argentina es el fabricante para toda Sudamérica, es la fórmula que centró las mayores expectativas de las autoridades argentinas: el lunes se envían a México para su envasado los elementos activos de esa vacuna que se producen en la planta de mAbxience, en Munro. El compromiso es que habrá 22 millones de vacunas para la Argentina a fines de marzo y principios de abril.

Sin embargo, en el cuadro mundial de demanda furibunda y oferta restringida, sería ingenuo confundir órdenes de compra con vacunas efectivas. Entre mayo y julio de 2019 y debido a falta de capacidad en todas las industrias textiles, salvo las del Sudeste Asiático, en los aeropuertos el mundo hubo una epidemia de decomisos ilegales de barbijos, guantes, protecciones oculares y trajes hazmat por parte o a cuenta de países poderosos.

¿Esto no se puede repetir con las vacunas, ese bien repentinamente escasísimo? ¿Qué le asegura a la Argentina que 22 millones de dosis de vacuna Oxford fabricada aquí y encapsulada (increíblemente) en México vuelvan aquí, al menos a tiempo? ¿La palabra dada, el papel firmado? ¿Cómo no se negoció que al menos la provisión nacional no se fraccionara aquí, sin salir del país?

Las tratativas de Argentina con Pfizer y Moderna son igualmente difíciles. La impresión es que no existe capacidad de los laboratorios para proveer las dosis y entonces esbozan argumentos legales o contractuales para embarrar la cancha de otros proveedores. (Ayer, viernes 15, Pfizer anunció que reducirá sus entregas en Europa. Alemania, su principal comprador en la UE, calificó de «sorpresivo» y «lamentable» esta decisión. Se confirma nuestra hipótesis).

La pelea es durísima y del otro lado no sólo están los laboratorios sino países poderosos con una enorme crisis por la pandemia, desesperados por más dosis. De manera que el pronóstico sigue siendo que, al menos en el primer semestre, la clave estará en las medidas de cuidado, con marchas adelante y atrás, momentos peores y mejores.

En AgendAR creemos que la fuerza de las cosas nos obligará a hacer con las vacunas lo que se hizo desde marzo de 2020 con la desfalleciente industria textil nacional: se le dio todo el apoyo posible para suplir indumentaria de protección propia, lo que mitigó (pero no terminó) el drama del personal de salud.

Por ahora, ningún proveedor internacional de vacunas considerado seguro en Octubre es seguro. Y se vislumbra que fabricar bajo licencia viene con términos contractuales absurdos, como el fraccionamiento en el extranjero.

Tenemos dos universidades nacionales (la de San Martín, la del Litoral) e incluso la Universidad Católica de Córdoba, todas con vacunas propias en estudios preclínicos y que hay que apoyar para que pasen a estudios de fase. Necesitamos vacunas nacionales. En ello nos jugamos la economía, y algunos, la vida.

Ampliada por AgendAR a partir de una excelente nota de Raúl Kollman

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