Manaos, capital del extenso estado brasileño de Amazonas, enfrenta una segunda ola de la pandemia con récords diarios de muertes que han saturado los cementerios y obligado a las autoridades a expedir los certificados de defunción puerta a puerta.
La escasez de oxígeno agrava la crisis. Cientos de personas hacen largas fila para tratar de conseguir el recurso para sus familiares enfermos que permanecen en las casas ante la falta de capacidad hospitalaria.
Ahora, el hecho que es un llamado de atención para TODOS, es que tras la primera ola del covid, Manaos se infectó tanto que el 76% de los residentes son seropositivos.
Y sin embargo, esta la segunda ola actual está dejando un tendal tan terrible que falta O2 en los hospitales. Porque se necesitan 70.000 m3 diarios, que en ésta ciudad de 2,2 millones de habitantes sólo accesible por agua y aire, necesitaría de 50 aterrizajes/día de transportes militares pesados Hércules cargados al límite de botellones de LOX, oxígeno licuado. Aviones que obviamente la Fuerza Aérea Brasileña no tiene, pese a que con 715 aparatos en total, es la mayor de Latinoamérica.
La gente se está muriendo en los hospitales ya no por falta de respiradores, sino de oxígeno. Si esto es obra de las cepas virales viejas o de la nueva P.1 detectada en Brasil a fines de Diciembre, todavía no está claro. La P.1 tiene parecidos con la B.1.351 que circula en Sudáfrica, Botswana y Zambia, y muestra cierta facilidad para evadir las defensas inmunológicas de infectados que ya se curaron, es decir es reinfectante.
La mala noticia global, escondida tras esta aparentemente local, es que con un 76% de población con anticuerpos contra el SARS CoV2, en Manaos sigue sin aparecer la famosa «inmunidad de rebaño».
Daniel E. Arias