Un nuevo lote de vacunas contra el COVID-19 llegaron esta madrugada a la Argentina. Son 580 mil dosis de Covishield, una de las versiones de la vacuna creada por la Universidad de Oxford y AstraZeneca, producida por el Serum Institute de la India, el mayor fabricante de vacunas del mundo, con una producción mensual de 50 millones.
Minutos antes de las tres de la mañana el vuelo de Qatar Airlines (QR 8155) aterrizó en el aeropuerto de Ezeiza. Desde el Ministerio de Salud informaron que en las próximas horas Ginés González García “supervisará las vacunas que llegan desde la India en el Hangar de Cargas Argentinas”.
Estas 580 mil dosis representan la primera mitad de las 1.160.000 de dosis compradas que envía el Serum Institute. La segunda mitad arribará en marzo. Ambas suman un aporte extra a los 22.4 millones de dosis que acordó originalmente el gobierno de Alberto Fernández. El principio activo de esa tanda de 22.4 millones ya se produjo en el país y ahora es envasado en México para ser distribuida en la región, de acuerdo a ese convenio original.
A partir de hoy, la Argentina tendrá disponible 1,8 millones de dosis para avanzar con la campaña de vacunación, que comenzó lenta a raíz de los problemas de producción y distribución que tuvo el Fondo Ruso de Inversión Directa, el gerenciador de la Sputnik V, que había comprometido 5 millones de dosis para este verano.
Según los datos oficiales del Ministerio de Salud de la Nación, actualizados al viernes 12, 367.665 personas recibieron la primera dosis de la Sputnik V y 222.185 la segunda para completar el proceso de inmunización que se logra entre 14 y 21 días después de recibir el segundo principio activo.
Las negociaciones para este aporte comenzaron hace semanas, cuando la red de distribución global de AstraZeneca vio que el instituto de la India tenían unidades aún no asignadas. Que la Argentina haya sido el segundo país en autorizar la vacuna a través de la Anmat, luego de que se aprobara su uso en Gran Bretaña, hizo que la administración de Alberto Fernández jugara con una ventaja.
Está pendiente la decisión de las autoridades sanitarias argentinas si las 580.000 se utilizarán para aplicar a igual número de personas una sola dosis o si serán para darle las dos dosis a 290.000. La estrategia oficial se inclinaría por la primera opción: una dosis a 580.000 personas, pues la semana pasada AstraZeneca y Oxford anunciaron que con la primera dosis de su vacuna se logra una inmunidad del 76% y esta llega al 82% si el período entre ambas aplicaciones es de 12 semanas.
“La gran diferencia que tenemos con la Sputnik V es que nuestra vacuna no cuenta con dos componentes distintos. Estas 580.000 que llegarán la semana que bien pueden ser utilizadas para una sola dosis a 580.000 personas o dos dosis a 290.000”, dijeron fuentes sanitarias y recordaron que los resultados preliminares de la fase 3 de los ensayos clínicos demuestran más del 90% de inmunización luego de aplicadas ambas dosis.
La semana pasada se conoció que la Covishield recibió una autorización ”con carácter de emergencia” por parte del Ministerio de Salud de la Nación potestad que tiene desde la sanción de la ley 27.573, que aprobó el Congreso durante la pandemia, y allí la Anmat actúa en el marco de sus competencias, que es elevar un informe a la cartera que conduce Ginés González García con la recomendación de aprobar o no.
En la resolución 627/2021, publicada en el Boletín Oficial esta semana con la firma de González García, la “vacuna COVISHIELD/ ChAdOx1nCoV-19 Corona Virus Vaccine – Recombinant producida por el Serum Institute de la India se autorizó “de conformidad con las recomendaciones de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat)”.
Entre los considerandos de la aprobación se explicó que la Anmat “ha recibido de manera secuencial la información correspondiente, según lo establecido por el procedimiento para la autorización de emergencia, en relación con el cumplimiento de los estándares requeridos por la autoridad regulatoria de las plantas elaboradoras, el desarrollo y la elaboración de los productos, su certificación en el país de origen y el cumplimiento de los estándares de calidad, accediendo a información sobre su seguridad y eficacia, así como a la que indica que no se han presentado eventos adversos graves, ni se han identificado diferencias significativas en la eficacia observada en los diferentes grupos etarios que participaron de los ensayos clínicos”.